Contralora se marcha en dos semanas sin poder haber cumplido su primera promesa
Yesmín Valdivieso, quien estuvo 15 años en el cargo, explica su mayor frustración.
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Quince años no fueron suficientes para que la contralora Yesmín Valdivieso cumpliera con la promesa que le hizo a la Legislatura cuando la confirmó al cargo en verano del 2010.
Aunque el no haber agilizado los procesos de auditoría le frustra, la funcionaria aseguró que está satisfecha por la labor que rindió para brindarle transparencia al pueblo de la función gubernamental y municipal.
Ya la gobernadora Jenniffer González Colón le anticipó que le quedan unas “dos semanas” en el cargo. Sostuvo que eso será tiempo suficiente para recoger todos los artículos personales y recuerdos que acumuló en su oficina del quinto piso de la sede la Oficina del Contralor de Puerto Rico, en Hato Rey.
Cuando salga de la contraloría, Valdivieso habrá roto récord en haber sido la contralora con más años en la agencia. Habrá estado en el cargo por cinco años y tres meses y medio adicionales a lo que la ley manda, que es 10 años.
“Soy mejor persona por estos cinco años adicionales que estuve aquí”, aseguró la funcionaria, nombrada por el exgobernador Luis Fortuño.
En estos 15 años, Valdivieso dejó de votar, de “pachanguear” y se concentró en ser “justa” a la hora de revelar cómo se realiza la función pública, en señalar qué se hace mal o qué se hace bien en extensas auditorías que se realizan a las agencias y municipios. Fue feliz, según reveló en esta entrevista con Primera Hora.
¿Cómo se siente Yesmín Valdivieso, la mujer y la profesional, tras haber ocupado el cargo de contralora por 15 años?
“La realidad es que yo me siento como mujer y como profesional, de cierta manera, no quiero decir, usar la palabra orgullosa, pero me siento muy satisfecha del trabajo que he hecho. Logré estar 15 años, lo que nunca nadie ha estado, y creo que logré la confianza, ganarme la confianza del pueblo en que, si yo algo decía, era porque era cierto y era el resultado del trabajo de esta oficina”.
¿Qué fue lo más fácil o lo más difícil de ocupar este cargo?
“Quisiera decir que es lo fácil, pero es lo más difícil de ocupar este cargo, es que uno tiene sus valores, uno tiene esa formación que viene con uno. La realidad es que soy una persona muy simpática, que le encanta hablar con la gente, y puedo ir por la calle saludar, ser muy cariñosa con esa gente. Pero, a la hora de la verdad, en la posición que tengo, no me puedo ir a pachanguear con esa gente. ¿Por qué? Porque tengo que mantener esa…, que nunca haya un conflicto de interés, ni de hecho, ni de apariencia. Y de alguna manera, yo creo que la parte difícil fue el tratar de ser más recogida, de salir menos, de no estar por ahí abriéndome a que cualquiera pudiera decirme algo en la calle”.
¿Lo resintió?
“No, yo soy muy feliz”.

Cuando se evaluó su nombramiento en el 2010, prometió que agilizaría los procesos de auditoría, ¿cumplió?
“Esa es una de las frustraciones que me llevo, en el sentido de que no logré bajar los tiempos que toman las auditorías y las investigaciones. Primero, sí, hay que reconocer, una investigación tiene que tomar el tiempo que tenga que tomar. Hay investigaciones que tú puedes ir en una semana y sacarlas. Hay otras que tú tienes que estar meses para determinar. Porque, el hecho de que haya una investigación, no quiere decir que tú seas malo o, el hecho de que no se encuentre evidencia, no quiere decir que no haya pasado nada. Pero, uno tiene que ser bien diligente. La realidad es que cuando tú pierdes la cantidad de personal que yo perdí. Cuando nosotros llegamos a esta oficina, éramos 600 y pico personas. De repente llegamos a ser 490. Toda esa diferencia en auditores, y no solo en auditores, (con) la Ley 3 de Retiro, la Ley del Pre-Retiro, la gente con más capacidad, con más experiencia, se fueron. Y a mí me hubiera gustado que esos números del tiempo que se toma bajaran. Y esa es una de las cosas que hay que trabajar un poquito más”.
¿Y qué es lo que hay que hacer para bajar ese tiempo de hacer una auditoría?
“Bueno, tal vez son los procesos. Lo que pasa es que, en el proceso de auditoría, la gente puede decir, ‘ah, qué burocrático’. No. Lo que pasa es que para que el proceso se vea que es objetivo, para que el proceso se vea que es justo, pues, tienes que documentar muchísimo, tienes que seguir unos pasos, que hay algunos que, si tú pudieras documentarlos, lo echas a un lado. A veces eso es bien difícil. Aparte de que muchas veces, y les pasa a mis auditores, sabes que hay algo mal, pero que, a menos que no tengas evidencia, no te puedes pronunciar sobre que algo está mal. Hay veces que, aun sabiendo, sintiendo lo que tu juicio profesional te está diciendo, que todas las señales están diciendo que hay algo mal, no encuentras la evidencia y, entonces, piensas que, porque estés más tiempo, algo va a aparecer. Y la realidad es, si no hay evidencia, no hay evidencia. Punto”.
¿Cómo la contraloría se transformó bajo su mando?
“Se trajo mucha tecnología para análisis de datos, de bases de datos, etcétera. Trajimos tecnología para montar el Laboratorio Forense Digital. Ese laboratorio nos costó dinero. Tuvimos que invertir en la preparación de un protocolo forense digital para lograr que pudiéramos hacer auditorías e investigaciones mucho más de avanzada, de poder coger un teléfono y tú saber qué borraron, qué no borraron, qué pasó ahí. Nosotros tenemos todo ese equipo. En las computadoras, cuando tratan de borrar documentos, mis auditores saben cómo recobrarlos. Todo eso yo creo que se hizo un cambio y, desde ese punto de vista, cambió mucho las investigaciones. No es lo mismo tú poder decir, ‘mira, parece que este documento no existe’. A tú tener una computadora, después de un protocolo de forense digital, que diga: ‘En efecto, este documento fue creado en noviembre, como si hubiera sido hecho en agosto’. Así es un caso de un director ejecutivo que salió culpable por estar mintiendo en cuestiones de unas asignaciones, en una subasta… Ahora, con la inteligencia artificial, hemos invertido en adiestramiento, no solo aquí, sino afuera, a los auditores para ver cómo podemos utilizar esa herramienta de inteligencia artificial para mejorar los procesos y reducir el tiempo”.
¿Cómo el cargo transformó a Yesmín Valdivieso?
“No creo que el cargo me haya transformado. Volvemos, si tú eres un loco, aunque te nombre contralor, no vas a dejar de ser loco. La gente no entiende, y creo que la mitad de los mismos funcionarios, no entienden cómo uno se siente cuando se está en esta silla… Muchas personas allá afuera no le ven el valor al trabajo que nosotros hacemos, cuando tú ves el verdadero valor que tiene el trabajo de esta oficina, como esta oficina transparenta la función gubernamental de otra agencia, cuando ves todo lo que puedes ser, no tienes otra cosa que decir que qué privilegio de estar en ella y tengo que dar lo mejor de mí para asegurarme que nunca voy a dejar caer esa responsabilidad que yo tengo”.

¿Valió la pena estar cinco años adicionales en este cargo?
“No es si valió la pena o no valió la pena. La Constitución lo provee. Soy de las que cuando empecé en el servicio público en 1993, entré porque alguien me dijo, que era el entonces gobernador saliente, (Rafael) Hernández Colón, una cosa que a veces a los puertorriqueños se nos olvida. Nos encanta criticar y hay veces que las personas toman estas posiciones, porque creen que de esa manera la gente los va a conocer. Pero, un día me dijo: ‘Yesmín Marie, las posiciones de gobierno no son para todo el mundo. Pero, cuando a ti se te ofrece la oportunidad de tener una posición pública y sabes que tienes algo que ofrecer, tienes la responsabilidad de así hacerlo’. Y, en estos cinco años para mí, a cada rato lo pensaba, ¿tengo yo todavía algo que ofrecer? Siempre pensaba que sí”.
¿Qué logró en estos 15 años como contralora?
“Aun sabiendo desde hace cinco años que me voy, nunca hice una listita, que la debí haber empezado hace tiempo, de cuáles son mis logros. Pero, creo que el logro más importante es el que la oficina se ganó y todavía tiene la confianza del pueblo de Puerto Rico. Nosotros no trabajamos para los gobiernos, nosotros no trabajamos para los políticos, nosotros no trabajamos para los partidos políticos, ni nos reportamos a un gobernador, ni nos reportamos al Senado, ni a la Cámara… Creo que el que la gente, de verdad, confíe en lo que nosotros hacemos, eso para mí, haberlo mantenido por 15 años, para mí es un logro”.
¿Qué le causó frustración en estos 15 años?
“La realidad es que, aunque es frustración para todos nosotros en la oficina, son (las expresiones de) qué pasa con los referidos. Yo soy muy cuidadosa en el sentido de que no mando en Justicia, no soy la que mando en la Oficina de Ética. Ellos tienen montones de otras responsabilidades que solamente hacer lo que yo les refiera. Pero, cierta manera de frustración es cosas que nosotros entendemos que deberían procesarse o llegar a algo, a veces no llegan. Volvemos, yo soy muy respetuosa de los cargos de ellos y cada cual tiene todo el derecho de hacer lo que ellos entiendan dentro de esas entidades”.
“(Otra cosa es que) más que el hallazgo, más importante son las recomendaciones que hacemos. El qué vas a hacer para que esto que pasó no vuelva a ocurrir, qué vas a hacer para que estas cosas que sucedieron puedan mejorar. La gente no les hace caso, porque son solo unas recomendaciones. Y yo estoy clarísima y bien segura de que, si las agencias continúan y siguen las recomendaciones, se pudiera alcanzar una mejor administración pública. Excepto que tenemos un problema. Aquí los gobiernos cambian a cada cuatro años. En 15 años hemos tenido 11 secretarios de Educación. En 15 años, hemos tenido nueve secretarios de Justicia. ¿Cómo tú le das seguimiento a todo eso si cada vez que llega uno nuevo tiene todo el derecho de decir cómo va a ser las cosas? Y eso genera frustración, por lo menos, en mí”.
¿Deseaba salir del cargo?
“Mientras yo tuviera algo que ofrecer, yo no estaba loca por irme. Yo no estaba cansada, porque volvemos, todavía pensaba que tenía (algo que ofrecer). Pero, estaba bien clara que en cualquier momento iba a estar saliendo”.
¿Alguna vez se reunió con la gobernadora y le solicitó que escogiera algún sustituto?
“Nosotros nos encontramos informalmente en diferentes actividades. ‘Hola, Jenniffer, mira, (vamos a reunirnos)’. Me decía: ‘Sí, nos reunimos. Te llamo para almorzar’. Y en eso quedó. O sea, nosotros no nos reunimos, no nos hablamos. No creo que haya sido. porque (la gobernadora haya pensado) ‘yo no voy a hablar con esa controladora’. No se dio el momento, no se dio”.
¿Nunca le solicitó que buscara un sustituto?
“No. Pero, era obvio que había que hacerlo. Aquí Wanda Vázquez llegó a nominar a dos personas. No le confirmaron esos nombramientos. El gobernador (Pedro) Pierluisi nombró a licenciado Manuel Torres y no le confirmaron ese nombramiento. Y sí, el gobernador Pierluisi, y porque sabía que estaba en un gobierno compartido, sí me llamó y me dijo: ‘Yo no quiero hacer pasar a nadie todo este proceso tan difícil de las confirmaciones en el Senado. ¿Tú tendrías algún problema en quedarte hasta que el gobierno no sea compartido?’ Y yo le dije: ‘No, no, yo no tengo ningún problema’. O sea, que yo sabía que hasta diciembre 31 de diciembre del 2024 iba a estar aquí”.
¿Le anticiparon que se había seleccionado a un sustituto?
“El alcalde de Cataño (Julio Alicea Vasallo), en una rabieta, fue el que me informó que me quedaban días. No, pero, nadie formalmente me hizo ese acercamiento”.
¿Le pareció de mal gusto que nadie le informara?
“Yo no soy reina. Yo no creo que la gente tiene que hacerme pleitesía”.
¿Cree que su reciente crítica al gobierno por la propuesta de unificar a PRITS con la Oficina de Gerencia y Presupuesto precipitó su salida?
“No hice una crítica, eso es lo más triste. Hice un comentario. Y la realidad es que esta oficina es la que evalúa y audita al gobierno. Entre todos nosotros juntos, conocemos mejor al gobierno que cualquier gobernador de paso o cualquier legislador de paso. Aquí los gobiernos cambian cada cuatro años, aun cuando sean del mismo partido. Yo no salí a criticar. Cuando se me preguntó, dije, no establecí, y empecé así la contestación, ‘nosotros no establecemos políticas públicas. Sin embargo, tenemos experiencia y hemos visto, así que te puedo dar mi opinión’. No estaba criticando a nadie; estaba aconsejando basado en la experiencia que teníamos. Si eso le molestó a alguien, pues, no entiendo. Porque, de alguna manera, 15 años en esta oficina, habiendo hecho un buen trabajo, óyeme, tú pensarías, ‘oye, la contralora, algo debe saber sobre esto’. Eso no quiere decir que vayas a tener (que hacer algo)”.
¿Precipitó su salida o no?
“Mi salida iba a ocurrir en algún momento. Yo misma había pensado que se iba a dar para esta sesión legislativa… O sea, que para mí no fue necesariamente un ‘shock’ el que lo hicieran, porque dentro de mi mente eso estaba ahí. El nombramiento iba a pasar de todas maneras. El que ocurriera en momentos donde lo que se percibe, porque en realidad nosotros no estábamos ni peleando, es como una crítica, no es a mí quien me mancha. A quien mancha es a la persona (que viene), el nombramiento. No es que lo manche, pero a quien pone más en tela de juicio es ese nombramiento y me da mucha pena, porque en papel tiene un currículum muchísimo más fuerte que hasta el mío. Es abogada, es CFE (examinadora certificada en fraude), yo soy CPA y ella también. Ahí es donde pone la duda. Así que estoy muy tranquila con eso porque hace 5 años que yo sé que no debo estar aquí”.
¿Qué opina de la designación de Carmen Vega Fournier?
No la conozco. La conocí (el jueves), después de que hablamos, de que la gobernadora me llamó y me la puso al teléfono y hablamos. Nos saludamos, hablamos cinco minutos. Pero, cuando tú ves ese resumen, tienes que decir: ‘Preparada está’. Me cayó muy bien… Así que me parece una muy buena designación”.
¿La gobernadora la llamó después de designar a Vega Fournier?
“Después de la conferencia de prensa, la gobernadora me llamó como para oficializar el que ya había nombrado a una persona, que quería que en algún momento nos habláramos, como presentarnos por teléfono, más o menos, y decirme que la confirmación tardaría como dos semanas”.
¿Qué recomendaciones puede hacerle a su sustituta?
“Preferiría no hacerle tanta recomendación. Aquí llegas y sientes el peso de esta oficina. Uno siente la responsabilidad. (Le diría) que se deje llevar. Ella tiene sus reglas de ética profesional dentro de cada una de esas certificaciones que tiene. De la manera que está estructurada esta oficina, te da la protección para que esos conflictos de interés, sobre todo los de apariencia, no se den. Nada, que siempre se deje llevar por su instinto, por lo que ella sabe”.
¿Que dejó pendiente que quisiera se continuara?
“Todo esto de la inteligencia artificial dentro de las auditorías. Hay otras cosas que hay que revisar, que si la compra de un sistema nuevo de asistencia (de empleados). Pero, sabes qué. De la misma manera que el excontralor Manuel) Díaz Saldaña me lo dijo: ‘Esta es tu oficina, tú eres la que mandas ahora’... Que se dé esa oportunidad de conocer bien a la oficina y, entonces, que haga lo que quiera, porque ella es la que va a estar encargada de esta oficina y va a ser responsabilidad de ella y no mía”.
¿Cómo se hizo sentir en estos 15 años?
“Me di cuenta que la gente confiaba en nosotros. En todos los adiestramientos que daba, tanto a oficiales electos, legisladores, como a los designados de los diferentes gobernadores, siempre ofrecía el conocimiento de 70 años de oficina. (Les decía) que, si tenían una duda, que en vez de hacer lo que ellos pensaran, si no estaban seguros, nos solicitaran orientación. Yo no les iba a decir qué tenían que hacer o no hacer. Pero, por lo menos, les podía decir, ‘si usted lo que quiere hacer es eso, la ley provee esto, estas son sus alternativas’. No los obligaba, porque si no, tal vez hubiera habido un conflicto. Pero, de esa manera ellos sabían cómo hacer las cosas y de repente eso abrió la puerta a que un montón de gente empezara (a llamar). Eso ayudó a que la oficina se sintiera”.
¿Cuál fue el mal que encontró en estos 15 años?
“Cuando todo se politiza, cuando entre los criterios para tomar decisiones, el criterio político lo hacen uno de los más importantes o el más importante en la toma de decisiones”.

¿Cómo se puede combatir?
“Acordándose la gente de que la política es algo muy bonito, que es lo que lleva a los países a conseguir esas políticas públicas. Pero, ya después del año de elecciones se viene a trabajar y tú te quitas el sombrero de político y vienes a hacer lo mejor que entiendes y que puedes para conseguir que esas políticas públicas que se establecieron funcionen de verdad y ayuden. No hay manera de que, si tus decisiones son solo para ayudarte a ganar las próximas elecciones, le des el servicio que verdaderamente el pueblo necesita. Así no es que se determina cómo llevas una sana administración”.
¿Tiene que haber cambios en la ley para que el contralor tenga más poderes?
“Yo creo que aquí hay suficientes leyes. Lo que hay que hacer es cumplir con lo que dice. Y si se te dice que un contrato tiene que estar firmado antes de que tú empieces a trabajar, de que ese contrato tiene que tener asignados los dineros que se necesitan para poder dar el servicio, pues, eso es lo que hay. Las leyes se hacen para cumplir. Las leyes no se hacen para decir ‘esa ley es ridícula’”.
¿Qué usted le recomienda al pueblo para que tenga un gobierno sin corrupción y sin señalamientos?
“Que se querellen, que hablen. Tiene que haber participación ciudadana. El pueblo no se puede quedar solo para criticar. Si tú quieres ver un cambio, no es cuestión de tú sentarte ‘ah, mira, ese gordo no está haciendo nada’ o ‘mira, ese parking está mal hecho’. ¿Qué estás aportando? Absolutamente, nada. ¿Quieres de verdad aportar? Ve a donde tienes que ir. ‘Mire, nosotros encontramos tal cosa’. Se querella, dice, aporta, se convierte en parte del gobierno. Pero, sentarse a criticar, porque entiendes que algo está mal, no es suficiente, uno tiene que también aportar”.
¿Respetaron su trabajo en estos 15 años?
“Entiendo que sí. Me voy bien, bien satisfecha, que si no se logró todo lo de bajar los tiempos, etcétera, yo me voy bien satisfecha, porque entiendo que después de 15 años todavía el pueblo de Puerto Rico y la gente que sí se envuelve en esta cosa, respeta nuestro trabajo”.
¿Le afectaron las críticas que vinieron de los gobernadores, de los funcionarios?
“Gracias a Dios, yo no soy persona de revanchismo, de nada. Yo veo como hay gente que le hacen una crítica y lo que hacen es ignorarla. Yo, por el contrario, y no sé si es por mi formación, por mis valores, todas las críticas las oigo. Porque, si yo me creyera que nadie me puede criticar o que todas las críticas no valen nada y, por lo tanto, yo no le tengo que hacer caso, estaría siendo una engreída, estaría siendo una orgullosa y la realidad es que uno aprende. O sea, yo no me puedo creer que yo soy la única que sabe de X y Y cosas”.
¿Se persiguió a los políticos desde aquí, como le reprocharon?
“La realidad es que fue al principio, y era porque no conocían y no me habían visto en acción, de que lo mismo yo le digo a uno ‘esto lo hiciste mal’, que se lo digo a otro. No veo colores en ese tipo de cosas. Excepto, por esta última cosa del alcalde de Cataño, la realidad es que a mí nadie me ha me ha acusado de estar persiguiendo a nadie”.
¿Qué será de su futuro?
“Ah, no, yo voy a buscar empleo. Yo no me voy a morir de hambre. Yo no tengo retiro. Yo no tengo pensión. Además, yo vi a mi papá, a mis abuelos que trabajaron hasta lo último. Papi seguía yendo a la oficina, aunque fuera para romper papeles. Tú sabes, porque eso le daba propósito en la vida. Así que yo me veo exactamente igual. Además de que tengo que trabajar. Ah, que ahora lo puedo hacer a mi ritmo, que ahora puedo visitar tal vez más a mis hijos, que están en Nueva York y en Florida, pues sí. Mientras estaba aquí, siempre me sentía en esta tensión de esta responsabilidad que tengo”.
¿Se quedará en Puerto Rico?
“Creo que me voy a quedar. Si hubiera salido de aquí más temprano, más joven, pues, podía irme a hacer lo que yo quisiera, irme a la Florida y montar una oficina y ser consultora allá. El mes que viene tengo que ir a registrarme con el Medicare, o sea, yo tengo 65 años, como quien dice. (Los 65 años los cumple el próximo 12 de enero). Entiendo que aquí tengo cosas que hacer, primero por los negocios de la familia, que hay que dedicarle tiempo y ahora voy a tener el tiempo para dedicárselo. Segundo, aquí la gente me reconoce y sabe quién soy, que debería ser, entonces, más fácil. Siempre con la idea de lo que he hecho hasta ahora, visitar a mis hijos cada vez que puedo”.