La contralora Yezmín Valdivieso informó este miércoles que refirió en septiembre del año pasado los resultados de una investigación que revela posibles irregularidades a una contratación que se realizó entre el Taller de Fotoperiodismo y el Departamento de Educación sobre unos talleres ofrecidos a estudiantes de 95 escuelas del 2015 al 2016 a las autoridades locales y federales.

En un informe de ocho páginas, la investigación reveló que el contratista, bajo la organización sin fines de lucro fundada por el fotoperiodista José Ismael Fernández Reyes, preparó y presentó facturas con información falsa para justificar el cobro de $1,752,297 previo a la formalización de un contrato el 2 de diciembre de 2015 o por servicios no prestados.

Según Contraloría, los documentos presentados no eran las facturas originales que los proveedores remitían para cobro, sino documentos con información falsa elaborados por la corporación

Igualmente, la pesquisa develó que, contrario a lo establecido en las facturas del contratista al Departamento de Educación, no se ofrecieron talleres en horario lectivo y los servicios no se ofrecieron en los días y horas que indica el contratista en sus facturas.

“Varios maestros entrevistados indicaron también, que personal de la corporación contratada, completaba el encabezado de los registros de asistencia, con la fecha y hora de los talleres”, reza el comunicado.

Según la oficina, los hallazgos pudieran configurar en delitos como apropiación ilegal agravada, fraude y falsedad ideológica tipificados en el Código Penal de Puerto Rico.

“Además, viola el Código de Ética para Contratistas, Suplidores y Solicitantes Económicos de las Agencias Ejecutivas del Estado Libre Asociado, entre otros”, agregó.

El Taller de Fotoperiodismo se fundó en 1994 por Fernández con la intención de proveerle talleres de periodismo a niños de comunidades desventajadas. La organización impactó a varios jóvenes en sus años de servicio.

No obstante, Fernández falleció el 23 de agosto de 2016 por causas naturales, y, un año más tarde, el Taller se declaró en quiebra y cesó sus funciones.

La viuda de Fernández, Nilka Estrada Resto, indicó a El Nuevo Día que su esposo siempre delegó en otros los asuntos administrativos de la entidad, sobre todo durante el periodo de las irregularidades detectadas en el informe, que ocurrieron casi al final de su vida, cuando estaba muy enfermo y pasaba largos periodos hospitalizado.

“El papel de Ismael como presidente fue usar su liderazgo para darle dirección al Taller, establecer metas, poner en vigor planes y estrategias de desarrollo. Nunca estuvo a cargo de la fase administrativa de contabilidad y facturación y menos en el último año de su vida”, sostuvo Estrada Resto.