El excandidato a la gobernación en 2016 por el Partido Popular Democrático (PPD), David Bernier, escogió a su familia sobre la política y anunció esta tarde que no aspirará a un puesto en los próximos comicios electorales.

Su decisión la hizo a través de su cuenta de Facebook con un mensaje que tituló: “La campaña que me toca”, días después que la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, confesara haberle propuesto que ella aspiraría a la comisaría residente si él aceptaba ir por la gobernación.

"Siempre hay un margen de duda, a la hora de tomar este tipo de decisiones. A lo mejor me arrepiento o me equivoco, pero será a favor de mis hijos y mi familia. Más adelante, sólo Dios sabe, pero hoy la campaña que me toca correr es la de mi familia. Esperando la comprensión de quienes con amor y esperanza me han expresado su respaldo", escribió el dentista.

Sin embargo, el exsecretario del Departamento de Estado fue enfático en que –a pesar de haberse alejado de la política y rechazar en los pasados tres años cualquier candidatura– repensó volver al ruedo político.

“Ganas no me faltan, pues he dedicado mi vida entera a servirle a mi país y hoy, luego de triunfos, derrotas, desilusiones, alegrías y tristezas, me siento más preparado que nunca. Pero las ganas y la preparación no son suficientes para una decisión como esta. Hace falta que la misma sea compatible con tu realidad de vida, sobre todo con la familiar”, expresó.

Es por esta razón que colocó en una balanza su deseo de “servirle a la patria aspirando a la gobernación” contrapuesto a la subsistencia de su familia: la animadora Alexandra Fuentes y sus hijos, Miranda y Adrián.

“He perdido noches tratando de conciliar ambas responsabilidades, pero resultó imposible. En este momento, una candidatura a la gobernación lastimaría severamente a mi familia. Siempre he estado dispuesto a servirle a mi país, independiente de las circunstancias. Pero en esta ocasión es diferente, pues mis actos colocarán el mayor de los sacrificios en terceros: mi esposa y mis hijos. Sobre mí, que venga lo que sea, si es por servirle al país siempre valdrá la pena. Pero sería muy egoísta de mi parte colocar una carga tan pesada sobre dos niños y una madre que, por la naturaleza de su trabajo, vería tronchado su crecimiento profesional”, sinceró.

Bernier recordó que en 2015 fue escogido “inequívocamente” para ser la cara de un partido trastocado por la gobernación de Alejandro García Padilla que se enfrentó a una inminente quiebra fiscal, una casi inevitable Junta de Supervisión Fiscal impuesta por el Congreso de Estados Unidos y una decisión del Tribunal Supremo federal que estableció que el Estado Libre Asociado (ELA) no tiene soberanía propia contra la doble exposición en casos criminales. Aseguró que asumió el reto con “responsabilidad”, aunque “los vientos soplaban en contra”.

En esa contienda, el también exsecretario de Recreación y Deportes, bajo la administración de Aníbal Acebedo Vilá, obtuvo 614,190 votos, lo que significó el aval del 38.87% de las personas que participaron en el pasado proceso eleccionario. Fue la segunda fuerza política, superado por el renunciante gobernador Ricardo Rosselló, quien fue respaldado con 660,510 papeletas.

“Fue, sin embargo, un gran honor que más de 600,000 personas, de todas las ideologías, me brindaran su confianza”, sostuvo.

Bernier culminó su mensaje ilusionado de que las personas que “con amor y esperanza” le han expresado respaldo puedan comprender su decisión.

A continuación, el mensaje íntegro:

En el año 2015, la historia me señaló inequívocamente como candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático. No había dudas, me tocaba aspirar. Aunque políticamente los vientos soplaban en contra, mi deber era asumir aquella gigante responsabilidad, y así lo hice. Sin escatimar ni medir riesgos, junto a mi familia, hice todo lo que pude para convertirme en Gobernador, pero faltaron votos.

Fue, sin embargo, un gran honor que más de 600,000 personas, de todas las ideologías, me brindaran su confianza. Terminada la jornada electoral, me tocó comenzar nuevamente mi vida profesional. Tenía que encontrar la forma de sostener a mi familia. Sin quejas, reproches, ni peticiones para nadie, levanté con mucho sacrificio una práctica profesional que hoy me permite ganarme la vida de forma digna. Me alejé de la vida y el debate público, no por falta de interés, sino por un asunto de responsabilidad y subsistencia.

En un momento, durante los pasados tres años, descarté de manera absoluta cualquier posibilidad de candidatura política, pero, poco a poco, las circunstancias me fueron obligando a repensar todo. Así lo hice, dándome una nueva oportunidad de considerar regresar a la vida pública, aspirando a la gobernación. Ganas no me faltan, pues he dedicado mi vida entera a servirle a mi país y hoy, luego de triunfos, derrotas, desilusiones, alegrías y tristezas, me siento más preparado que nunca. Pero las ganas y la preparación no son suficientes para una decisión como esta. Hace falta que la misma sea compatible con tu realidad de vida, sobre todo con la familiar. La pregunta que me he hecho una y otra vez durante los pasados meses es: ¿Puedo servirle a la patria aspirando a la gobernación sin incumplir con mi deber primario con la familia? He perdido noches tratando de conciliar ambas responsabilidades, pero resultó imposible. En este momento, una candidatura a la gobernación lastimaría severamente a mi familia. Siempre he estado dispuesto a servirle a mi país, independiente de las circunstancias. Pero en esta ocasión es diferente, pues mis actos colocarán el mayor de los sacrificios en terceros: mi esposa y mis hijos. Sobre mí, que venga lo que sea, si es por servirle al país siempre valdrá la pena. Pero sería muy egoísta de mi parte colocar una carga tan pesada sobre dos niños y una madre que, por la naturaleza de su trabajo, vería tronchado su crecimiento profesional.

El hambre de reivindicación me llama, también el sentido de responsabilidad con la Patria, pero el deber primario de cuidar y defender a mi familia se impone.

Nunca he abandonado las causas en las que creo y nunca lo haré. Las traslado conmigo a los espacios donde la vida me coloca. Con el mismo sentido patriótico que servía en el gobierno, cuidaré de mi familia y atenderé a mis pacientes. A la Patria también se le sirve desde el cumplimiento ciudadano del deber.

Siempre hay un margen de duda, a la hora de tomar este tipo de decisiones. A lo mejor me arrepiento o me equivoco, pero será a favor de mis hijos y mi familia. Más adelante, sólo Dios sabe, pero hoy la campaña que me toca correr es la de mi familia.

Esperando la comprensión de quienes con amor y esperanza me han expresado su respaldo.

¡Siempre les estaré agradecido!