Dorado. Al son de la salsa “Alcalde de mi pueblo”, de Bobby Cruz, el féretro en el que reposaba el cuerpo del alcalde de Dorado, Carlos “Carlitos” López Rivera, llegó a eso de las 9:00 a.m. de este martes frente a la Casa Alcaldía, donde cientos de personas le esperaban para rendirle respeto.

Los empleados municipales, vestidos de crema y blanco, se aglomeran desde tempranas horas de la mañana para rendirle honor.

Falleció esta mañana por complicaciones con el cáncer que sufría.

Los actos fúnebres comenzaron con la llegada del féretro, el cual tenía una bandera de Dorado cubriéndolo.

El alcalde interino, Aníbal José Torres, expresó que este es “momento de manifestar la gratitud por el servicio a este pueblo de nuestro alcalde, como él quería”.

Él dio su vida por Dorado y aquí está la manifestación de pueblo”, añadió, cuando observó la multitud que había llegado a rendir tributo a López Rivera.

Se espera que a las 11:00 a.m. comienzen los actos protocolares. Habrá mensajes del comisionado residente y presidente del Partido Popular Democrático (PPD), Pablo José Hernández, así como de la gobernadora Jenniffer González Colón.

De parte de la familia, se dirigirá al pueblo el hermano mayor del alcalde, Pedro López Rivera, así como la hija universitaria del fenecido, Carol López Hunt.

Tras concluidos los actos de recordación, el féretro saldrá en una procesión. Se realizará un acto ecuménico en el Santuario Cristo de la Reconciliación y luego será enterrado a eso de las 3:00 p.m. en el cementerio municipal. Allí, el alcalde interino dará el mensaje de despedida.

López Rivera murió de cáncer en el hígado el pasado viernes en la madrugada. El deceso dejó a un municipio sumido en la tristeza.

Aunque han pasado varios días de los hechos, los residentes doradeños todavía lloran cuando se les pregunta sobre el repentino deceso.

Mayra Díaz Torres, quien laboró 17 años en la administración de López Rivera fue una de las que se acongojó.

Indicó que el alcalde fue quien primero confió en ella, cuando la empleó a través de un programa de ADT a los 16 años.

“Es muy triste, muy lamentable. No es fácil (hace una pausa para respirar). Estoy agradecida. Fue un ser humano extraordinario. Le daba el celular a todo el mundo y te decía: ‘Tú me llamas a cualquier hora y yo respondo’. Así era. Él era de pueblo”, comentó.

Desde Bayamón, llegó a rendirle tributo al fenecido alcalde Gisela Menchaca.

El mandatario popular estuvo 38 años al frente de la poltrona municipal.

Comentó que acudió al funeral, porque “lo aprecio y veo que ha hecho muchas obras. Lo considero un buen ser humano. Ha hecho mucho por su pueblo y ha dado a conocer que su obra no tiene límites de partido”.

Ahogado entre lágrimas, Rafael Rodríguez Vázquez, por su parte, expresó lo sentido que se encuentra por la pérdida de su alcalde.

Era buena gente, buen alcalde, buen servidor. Hace falta estar aquí. Como él no va a haber ninguno”, indicó.

Por su parte, William Alicea, quien labora en la Policía Municipal desde hace cinco años, dijo que no ha sido fácil para los empleados municipales este deceso, ya que conocieron que el alcalde tenía cáncer en mayo y en poco menos de cinco meses falleció.

“Esta enfermedad acaba rápido con la persona. No la da oportunidad a uno de luchar. Pues, nos tomó de sorpresa. Ya, lamentablemente, pasó a otra vida. No es facil. Esto es impresionante y no nos lo esperábamos ninguno de los empleados que fuera a fallecer tan rápido”, sostuvo.

Fue el 12 de mayo que el alcalde anunció su padecimiento de cáncer.

“Me encuentro bien, con ánimo, con esperanza y con la determinación de siempre. Esta es una batalla más que asumo con fe en Dios, con el respaldo de mi pueblo, y con la convicción de que Dorado seguirá firme y adelante, avanzando con fuerza y unidad”, expresó López Rivera en su mensaje en ese entonces.

En cada entrevista con Primera Hora, reiteraba su confianza en Dios de que sería sanado.

En julio pasado, sin embargo, lloró al expresar que “no es un momento fácil” el que atravesaba.

Confesó: “Hemos estado identificado con los combatientes de esta enfermedad. Los hemos apoyado y los hemos ayudado. Pero, (interrumpe cuando se le quebró la voz) perdón, como dicen en el campo, ‘una cosa es a violín y otra es violonchelo’. Esto es un proceso bien difícil, es un proceso día a día, pero estamos en progreso y el Señor me está cobijando. Aunque el camino no es corto, el Señor nos va a dar la victoria. Estamos luchando. Tengo el apoyo de gente que ni me conoce, que oran por mi salud, y mi familia me ha dado un apoyo espectacular. No es fácil, pero en el nombre del Señor, vamos a dar la batalla y vamos a obtener la victoria, porque por sus llagas ya somos sanos”.

Fue el miércoles de la semana pasada que el alcalde ingresó a un hospital de la zona metropolitana, debido a que padecía de un dolor agudo, según indicó el alcalde interino.

El viernes en la madrugada falleció.

López Rivera lideró la ciudad por 38 años. Comenzó el 3 de agosto de 1987, cuando entró a sustituir a Alfonso López Chaar.

Bajo su plan Dorado 2025, el funcionario transformó la ciudad, atrajo el turismo y el asentamiento de millonarios en su ciudad, así como logró el desarrollo económico deseado. Por ello, fijó nuevas metas estampadas en un nuevo plan, el cual denominó Dorado 2035.

Presumía y hacía alarde de sus logros y la calidad de vida que decía había logrado establecer en la ciudad.

Disfrutaba de lanzar frases que distinguían a su pueblo, como que Dorado era el “paraíso de Puerto Rico, donde la vida es bella”.

Su otro estribillo predilecto era “seguimos a toda marcha y con más fuerza”.