El consumo y distribución de fentanilo (fentanyl) en las cárceles en Puerto Rico sigue en aumento. Los informes de protocolo de autopsia del Instituto de Ciencias Forenses (ICF), revelan que entre enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2022, la peligrosa droga provocó la muerte a unos 74 confinados y a una confinada.

La secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) Ana Escobar Pabón dijo hoy que previo al 2020 el ICF no incluía el fentanilo en sus laboratorios de toxicología.

“En esta ocasión sí, lo están trabajando, sí lo están atendiendo, y desde 2020 hasta esta fecha, me parece que son 75 confinados que han fallecido por consumo de fentanilo. Esta es una droga altamente letal”, indicó la funcionaria a preguntas de Primera Hora, luego de participar junto a la directora del ICF, María Conte Miller, en una vista pública en el Capitolio, ante la Comisión de Bienestar Social de la Cámara de Representantes.

Según el informe de muertes de confinados del ICF, entre 2019 a 2022, se registraron en total 293 muertes de reos. De estas, ocho eran confinadas y la mayoría de los fallecimientos (114) se debieron a accidentes por intoxicación. Otras 131 muertes se atribuyen a causas naturales, 11 fueron homicidios, 15 suicidios, 16 están pendiente de determinación y tres, no tienen causa determinada.

Escobar Pabón dijo que la prevalencia de fallecimientos en mujeres es mínima. “Por fentanyl me parece que es solamente una, hasta este momento”, detalló.

Ante el auge del fentanilo en las prisiones, la secretaria del DCR dijo que están llevando mensajes educativos a la población penal y a la comunidad sobre la peligrosidad de la droga.

“Realmente, el fentanilo es una droga que se produce en el mercado negro que cualquier persona puede producir este tipo de droga tan letal. Es sumamente económica, muy accesible para ser concebida y poderla manejar, ya que también viene parecida a píldoras y pastillas. Parece cualquier tipo de medicamento y eso hace más difícil su detección”, sostuvo Escobar Pabón.

La funcionaria dijo, no obstante, que la mayoría de las muertes de los confinados en las prisiones se atribuyen a causas naturales.

“Había una percepción pública de que la cantidad de personas fallecidas, en su mayoría, era por consumo de algún tipo de sustancias controladas, pero no es así, la prevalencia es por causas naturales”, reclamó.

“Tenemos una población que tiene unas condiciones preexistentes, la población que en su mayoría ha fallecido dentro de las instituciones viene con unas condiciones de salud, que se van agravando mientras están en el proceso de confinamiento”, indicó.

Sostuvo que el DCR cuenta “con un equipo médico que ha estado dando seguimiento a todas las necesidades tratamiento médico y de salud que tiene la población correccional y en aquellos casos que sea necesario tenemos también contratos con hospitales en la comunidad o los llevamos a hospitales públicos”. Para lidiar con el trasiego de fentanilo y otras sustancias controladas en las instituciones penales, la Secretaria del DCR dijo que trabajan en la adquisición de equipos adicionales que “nos permitan detectar posibles contrabandos y sustancias controladas”.

“El mensaje es que vamos a estar agresivamente adquiriendo estos equipos lo más pronto posible para poder atacar esta situación de la entrada de contrabando y ampliando los servicios de salud a la población correccional para que se reduzca la cantidad de aquellos que pudieran en algún momento fallecer”, agregó la funcionaria.

Conte Miller indicó por su parte, que desde 2019 hasta el 31 de diciembre pasado “hemos tenido un total de 293 muertes de confinados, por causas de intoxicación son 105 y básicamente la intoxicación es debido a fentanilo”.

La patóloga dijo que “es altamente probable” que una persona o un confinado que utilice fentanilo no sobreviva.

“Este es un asunto que se ha declarado como la epidemia de opioides y es un problema de salud pública a nivel nacional, de todo los Estados Unidos. Puerto Rico no es la excepción, lo que ocurre en la población correccional es un reflejo de lo que está ocurriendo afuera en la población general. Sí, es un asunto alarmante, donde, sin embargo, el gobierno estatal y federal están poniendo muchos recursos para que se resuelva, de evitar esa entrada, de educación para las poblaciones en riesgo, el tratamiento, la investigación y el enjuiciamiento de los proveedores de estas drogas”, sostuvo Conte Miller.

El senador José Vargas Vidot, un estudioso del tema y primero en traer el asunto del fentanilo a la discusión pública, calificó de significativa la manifestación de las muertes y la ocurrencia de sobredosis en las cárceles.

“No podemos obviarla. Me parece sumamente irreal comparar chinas con botellas, es decir, el referente de un estado epidemiológico no es otro país, sino el mismo país. Se deben comparar los casos de un país con el mismo”, sostuvo el salubrista.

“En el caso de las cárceles, por la experiencia que hemos tenido entrevistando tanto a confinados como exconfinados es que ya no hay otra droga en las cárceles que no sea fentanilo, y eso no necesariamente pasa en otros lugares. En la cárcel no hay otra droga que no sea fentanilo, porque en la calle el 99% de los puntos que antiguamente solamente eran de heroína ahora son de fentanilo. La cárcel refleja claramente dentro del micro lo que está pasando en el macro”, subrayó Vargas Vidot.