“Dentro del acoso sexual no necesariamente hay un sexo definido.  Muchas veces lo que se denuncia es el acoso hacia la mujer, pero hay hombres que son víctimas también  y no lo denuncian porque entramos al machismo, el qué dirán, le dicen que son gays y todo eso hace que sean menos los casos.  Incluso, también se da el acoso de hombre a hombre y de mujer a mujer”, explicó la especialista.

Para Torres, es importante aclarar que La ley 17 del 22 de abril del 1988 para prohibir el hostigamiento sexual en el ambiente de trabajo y el Título 7 de la Ley Federal de los Derechos Civiles protege a cualquier individuo que enfrente un acercamiento sexual indeseado en su trabajo.

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“Cuando atacan el aspecto sexual, cuando alguien dice ‘vamos a salir’, cuando te tocan de manera incorrecta, te dicen comentarios de tu cuerpo, te hacen invitaciones o te dan miradas indebidas o diferentes.  Ese avance sexual dentro del lugar de trabajo no permitido por la víctima es lo que se llama acoso sexual”, dijo Torres, quien explicó también que este patrón de acoso sexual en la mayoría de los casos viene a desencadenar otros ataques en el plano laboral.

“Si no aceptas la parte sexual, pues entonces el acosador lo que hace es buscar la manera de dañarte en el lugar de trabajo.  No me hiciste caso, entonces ahora me toca a mí hacer daño.  Le hostiga, le persigue, le intimida, le difama. Cuando rechazas el acoso sexual, vives el acoso laboral y si lo denuncias vives un patrón de represalias, que también están tipificadas por la ley de represalias”, detalló la doctora. 

Según Torres, el hecho de que las estadísticas no respondan a la gran cantidad de situaciones de acoso sexual que se dan en el ámbito laboral, solo se debe al temor de los afectados de pasar por los procesos de denuncias y de convertirse nuevamente en víctimas.

“Muchas veces ocurre que el exponerse al procedimiento es más difícil a lo que se vive en el acoso como tal.  Lamentablemente una víctima de abuso sexual, sea en el ámbito que sea, es doblemente cuestionada y su integridad se ve trastocada porque los abogados van a tratar de desmentir la credibilidad de la víctima y el proceso es más duro.  Todavía en Puerto Rico no tenemos la empatía por la víctima para trabajar los casos de una manera en que no se sientan afectadas por el proceso.  Por eso la víctima no denuncia”, afirmó Torres. 

Cuando el acoso viene de abajo

Por otro lado, Torres aseguró que el acoso laboral no solo se da de jefe a empleado, sino que pueden ser los de posiciones jerárquicas mayores quienes enfrenten este tipo de situaciones.  A su vez, la también escritora detalló que todo hostigamiento, sin importar su procedencia, es un delito y que el denunciarlo no le resta liderato a la persona afectada, sino todo lo contrario.

“Es importante conocer que el acoso laboral no solamente se da de jefe a empleado, también  hay empleados que acosan a sus jefes y el que se denuncie no significa necesariamente debilidad o que va a perder el control porque la persona en posición de mando siempre va a tener esa responsabilidad de dirigir o administrar.  No es una señal de debilidad, por el contrario, se denuncia para detener algo que no solo a esa persona le puede estar ocurriendo, sino también a otras que pueden estar viviendo lo mismo”, indicó.