Durante todo el día la larga fila ha sido constante en la Escuela Ramón Marín Solá, ubicada en la Urbanización Luis Muñoz Rivera de Guaynabo.

Sin embargo, el deseo de muchos de ejercer su derecho al voto los ha llevado a irse a sus casas y regresar en más de una ocasión para poder lograrlo.

Nelly Ortiz hizo varios intentos en distintos momentos del día hasta que, pocos minutos antes de las cinco de la tarde -hora de cierre de los colegios de votación- decidió quedarse esperando en la acera. Fue la última en la fila. Para asegurar que todos los electores pudieran votar, cerca de esa hora funcionarios de los partidos repartieron números.

“Me voy a quedar aquí porque yo quiero votar”, dijo Ortiz, quien hizo el turno 51 de quienes esperaban en la fila fuera del colegio, aunque todavía quedaban decenas de personas en esperando dentro del plantel.

Delfín Olmo llegó a las nueve de la mañana y al ver la gran cantidad de personas esperando se fue a visitar a su madre a Morovis. Sabía que, sin importar la hora, tendría que esperar pero esto no lo desalentó, pues entiende que es un derecho al que no se debe renunciar. Por eso, decidió regresar cerca de las cuatro de la tarde y en menos de dos horas cumplió su cometido.

Olmo destaca que en este cuatrienio todo ha transcurrido más lento.

“No sé si es lo del COVID. Este fue (un proceso) más lento. Parece que no estaban bien organizados. Creo que no había mucho personal. Otras veces, en otros momentos de votar, yo votaba rápido, me tomaba como media hora”, destacó Olmo.

Miguel Ortiz, coordinador de colegio por el Partido Nuevo Progresista, destacó que ha sido una elección bien concurrida.

“Han sido las elecciones más interesantes porque ha venido la gente a votar, a ejercer su derecho”, aseguró.

A las 6:30 p. m. ya no había fila en la parte de afuera, pero todavía quedaban decenas de electores haciendo fila en el patio de la escuela.