En riesgo 30,000 empleos de la industria turística
Nuevas restricciones del Gobierno, que estarán vigentes hasta el 31 de julio, provocan impacto severo en hospederías de la Isla.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Unas 24 horas después del último mensaje de la gobernadora Wanda Vázquez Garced anunciando nuevas restricciones cautelares para desacelerar los contagios de COVID en Puerto Rico, el panorama alentador de recuperación que tenía el sector turístico se desinfló exponencialmente, al extremo que algunas hospederías del país vieron caer nuevamente su ocupación de habitaciones hasta en un 80% y han tenido que iniciar una nueva ronda de cesantías que pone en riesgo la estabilidad económica para unos 30,000 empleados.
El mercado turístico -que ya estaba fuertemente golpeado por la baja actividad económica establecida ante las medidas impuestas desde marzo por el gobierno para manejar la crisis de la pandemia- se agudizó en los pasados días y el futuro pudiera ser incierto para muchos paradores, hoteles y Bed & Breakfast que pudieran cerrar operaciones hasta enero del 2021 y sin garantías de que vuelvan a abrir sus puertas.
Así lo advirtieron en entrevistas separadas líderes del sector turístico en Puerto Rico, quienes recurrirán esta semana a clamar a la gobernadora que reconsidere flexibilizar algunas de las restricciones impuestas en la orden ejecutiva que inició desde el pasado viernes 17 de julio y que estará en vigor hasta el 31 de julio.
Algunos de los cambios promovidos por el gobierno ante la considerable alza de propagación del coronavirus SARS- CoV2 registrados en la última semana son: prohibir venta y expendio de bebidas alcohólicas en todos los comercios a partir de las 7:00 de la noche, reducir al 50% la ocupación de restaurantes y comercios y el cierre de discotecas, cines, bares, casinos, gimnasios, entre otras medidas. Además se prohíbe el uso de piscinas en hospederías ni se permite ir a la playa para fines recreacionales.
“Esto ha sido devastador. Nunca antes, en la historia de los paradores, habíamos recibido tantas cancelaciones en un solo día. Esto tuvo un efecto automático tan pronto la gobernadora anunció las nuevas restricciones… no podíamos atender los front desk de tantas llamadas que empezaron a entrar de gente cancelando y pidiendo su dinero de vuelta. Para que tengas una idea de un 80% en ocupación que teníamos para este fin de semana y el resto de julio, nos hemos quedado en un 10% y esto puede empeorar porque se acerca la temporada muerta, como le decimos nosotros a los meses de poca actividad turística”, dijo Jesús Ramos, presidente de la Asociación de Paradores de Puerto Rico.
A modo de ejemplo explicó que en el parador Boquemar (Cabo Rojo) había reservadas 75 habitaciones el jueves 16 de julio. Ese mismo día en la noche, solo estaban ocupados cuatro cuartos. En Palma Lucía, en Yabucoa, se cancelaron el 80% de las reservaciones; mientras en Villas Sotomayor, en Adjuntas, al menos 20 de 35 cuartos que habían ocupados para el wikén fueron dados de baja por los huéspedes.
“Esto ha sido cancelación tras cancelación porque la gente no paga una hospedería en la que no puede usar la piscina o visitar la playa, si es que tienen acceso a ella. Un no va a un hotel o un parador a encerrarse a ver televisión. Para eso se quedan en sus casas”, ejemplificó.
Dijo no comprender por qué se penaliza a las hospederías cuando el incumplimiento de medidas para frenar contagios se ha documentado por las autoridades locales, en su mayoría, en reuniones familiares, en bares y en aglomeraciones en playas surgidas en fechas festivas como el 4 de julio.
“Estábamos encaminados a recuperar algo de lo perdido y esto nos ha destrozado… la verdad es que ya hay dueños de paradores planteándose cerrar operaciones, además, del efecto en el desempleo que esto tiene”, lamentó Ramos.
Durante los primeros dos meses y medio de manejo por la pandemia 95 de las 160 hospederías endosadas por la Compañía de Turismo de Puerto Rico cerraron operaciones y cerca de 30,000 personas quedaron desempleadas. El nivel de ocupación en la mayoría de las hospederías fluctuó entre el 4% y el 6%, aunque algunos tocaron fondo con un 0%.
Desde entonces, los empresarios de la industria confiaban en encarrilar el retante escenario a través del turismo interno luego que en junio y principio de julio se permitiera, por ejemplo, el uso de piscinas, el uso de playas para recreación y la apertura de casinos en hoteles. El verano es la segunda temporada alta para este sector, seguido por las navidades, donde muchos residentes de Estados Unidos eligen a Puerto Rico como su destino ideal para vacacionar. Los meses de septiembre a finales de noviembre son los de menos capacidad.
Uno de los que estaba optimista con el giro que dio la industria en su meta de rescatar la temporada de verano era Rick Newman, el gerente general del Hotel Verdanza, en Isla Verde, y portavoz del sector turístico en un comité que hace recomendaciones al Task Force Económico creado por la Primera Ejecutiva para atender la crisis de la pandemia.
“Cuando se liberaron un poco las limitaciones que habían en junio muchos de los hoteles cogieron muchísimas reservaciones del mercado local y fue un momento para el que nos preparamos e invertimos mucho dinero y tiempo porque sabíamos que era importante cumplir con estrictos protocolos de salud y seguridad… entonces, lanzamos al mercado promociones de ofertas y parecía que íbamos a sobrevivir al verano con el turismo interno que es el más importante durante el mes de julio. Pero, de momento, la gobernadora nos coge por sorpresa y ordena cierre de piscinas, playas, casinos y otras restricciones en las que no se nos tomó en cuenta. Nadie nos advirtió”, sostuvo Newman.
Reiteró que los percances se percibieron de inmediato. En el Hotel Verdanza, por ejemplo, había más de 100 reservaciones para este fin de semana y esa cifra bajó drásticamente a siete.
“A todos hubo que devolverles el dinero porque no es culpa de los huéspedes… y los que estaban por llegar se esfumaron. El problema aquí es el efecto colateral que esto tiene porque, aparte de la inversión de sobre $100 mil que se hizo para la reapertura, hubo unos gastos en compra de alimentos que se iban a utilizar para esas reservaciones. ¿Qué hago con las lechugas, los tomates y otros alimentos perecederos o de vida corta? Pues, tuve que regalarlos entre los mismos empleados, no tuve más remedio”, acotó.
Newman dijo que otro efecto inmediato fueron las cesantías de empleados que recién se estaban reincorporando a sus labores luego de haber estado varios meses sin trabajo.
“Es triste porque esos muchachos y muchachas que volvimos a traer a los hoteles ahora tienen que regresar a una fila de desempleo… ahora que la ayuda de PUA (Asistencia de Desempleo Pandémico) se va a acabar. Son miles de empleados otra vez en la calle”, lamentó.
La plantilla de empleados en el Hotel Verdanza es de 160 y habían reincorporado el pasado mes al 50%. “Ya mañana empezamos una reducción y se queda uno con lo básico”, agregó.
El gerente general del hotel dijo que las proyecciones de los líderes del sector es que habrá hoteles que tendrán que suspender operaciones hasta finales de año o principio de 2021.
El único salvavidas a la vista en este naufragio es que la gobernadora flexibilice algunas restricciones, como por ejemplo, el uso de piscinas y la reapertura de casinos.
“Hay muchos inversionistas pendientes al asunto y cada cual está intentando contacto con el secretario de Salud (Lorenzo González) o con el Task Force Médico… la comida que se perdió, se perdió, igual que las reservaciones de este fin de semana, pero si se puede levantar parte de esa orden ejecutiva a lo mejor podemos rescatar algunos fines de semana que quedan de verano y algo es algo”, dijo Newman.
Con estas declaraciones coincidió la directora ejecutiva de la Asociación de Hoteles y Turismo, de Puerto Rico, al indicar que las proyecciones de cierre para muchos negocios del sector turístico “es una triste realidad”.
“Ha sido una situación que no nos esperábamos porque se estaba cumpliendo a cabalidad con los protocolos establecidos. Y es algo que no entendemos porque el foco de contagios no ha sido en hoteles, ni casinos ni empresas turísticas. Obviamente, estamos muy preocupados porque muchos negocios no aguantarán este golpe en el que están pagando justos por pecadores. Sabíamos que la recuperación nos tomaría años, pero ahora esto lo ha empeorado”, indicó Jiménez al sostener que mañana se le enviará una carta a la gobernadora abarcando las preocupaciones del sector y solicitándole que revierta algunas medidas restrictivas que afectan a la industria que aporta hasta más de un 7% del Producto Interno Bruto y genera más de 80,000 empleos, sin considerar los indirectos o cuentapropistas.
Primera Hora solicitó una reacción a la directora de la Compañía de Turismo y al cierre de esta edición no se recibió respuesta.