Ponce.- Encima de que las niñas y niños de escasos recursos del suroeste del País han sido golpeados por huracanes, terremotos y la pandemia, no recibieron hoy alimentos del Programa de Comedores del Departamento de Educación Pública (DEP), constató Primera Hora en un recorrido por diversos municipios de la atribulada zona.

Los comedores del Complejo Ferial de Ponce, de la Escuela Superior Vocacional Bernardino Cordero Bernard, también de la Ciudad Señorial y de la Escuela Superior Ocupacional y Técnica de Yauco, debían ser los primeros tres en elaborar almuerzos para ser distribuidos entre los estudiantes de las escuelas públicas del suroeste, pero en ninguno de los planteles se prepararon y sirvieron alimentos, como en el resto de los comedores escolares del País.

La supervisora de Comedores de la región de Ponce, María Rodríguez Rivera dijo a este diario que tanto el Complejo Ferial como la Escuela Bernardino Cordero Bernard “están listas”, pero no pudo precisar cuándo estos comedores comenzarán a preparar los alimentos que muchas familias necesitadas esperan. Tampoco pudo ofrecer datos concretos de cómo los almuerzos llegarían a los estudiantes necesitados, pues dijo que toca a los directores escolares hacer la coordinación con alcaldes o con organizaciones sin fines de lucro.

“Hemos recibido ya los materiales de protección, mascarillas, guantes, face shields y todo, así como, los alimentos que se requiere para la preparación de los alimentos. Los empleados están en espera”, indicó Rodríguez Rivera en alusión a los comedores de Ponce.

Pero, en el caso de la escuela de Yauco, la situación es más complicada, ya que el comedor escolar está cerrado desde el terremoto del 7 de enero y aunque la estructura aparentemente no sufrió daños no ha sido certificada.

“Yo no sabía nada de eso. Escuché algo en las noticias y el pasado viernes cuando repartíamos las computadoras a los estudiantes uno de los padres me preguntó por los almuerzos que iba a repartir nuestro comedor. Pienso que eso no se trabajó. Si es por región, en la región de Ponce no se trabajó”, expresó el director del plantel yaucano, Samuel F. Ruiz Colón.

“Aquí hay hasta un taller de artes culinarias y el comedor no sufrió ningún daño. Lo que se cayó fue quizás una lámpara que no estaba bien agarrada. En esta escuela hay espacio suficiente para hacer un servicio machina o servi carro”, indicó Ruiz Colón a preguntas de Primera Hora.

El plantel, que ubica en la zona urbana de Yauco, integra en un amplio terreno, los edificios de la escuela ocupacional y técnica y de la antigua escuela superior Luis Muñoz Marín.

Ruiz Colón expresó que algunos de los planteles que permanecen cerrados se pueden rehabilitar. “Está bueno ya. Aquí en las escuelas no se ha puesto ni un clavo desde enero. Sí, hubo unos daños, pero los ingenieros pueden certificar que al momento la estructura es segura. Están esperando que digan que las estructuras son sismo resistentes y para eso, tenemos que sentarnos a esperar y eso es imposible. Ninguna escuela del área sur se ha arreglado, no se ha hecho nada y se están perdiendo, están baldías”, dijo el director escolar.

Indicó que los temblores no han parado y que la población se tiene que adaptar a estos movimientos telúricos. “¿Qué vamos a hacer, seguir eñangotao’s? Tenemos que continuar con nuestras vidas”, aseveró el educador. Detalló que a la escuela con una matrícula de 1,085 estudiantes, ahora, sólo están yendo él y el personal no docente y de mantenimiento.

En otros puntos de la Isla, algunos almuerzos se perdieron.

“Es una frustración, es querer hacer ver que todo está bien, cuando no se puede tapar el cielo con la mano”, dijo por su parte la presidenta de la Asociación de Empleados de Comedores Escolares, Nelly Ayala Cruz.

Dijo que después de los terremotos “se ofrecieron unos vagones que no llegaron y colocaron unas carpas que el viento se llevó. “La directora de la Autoridad Escolar de Alimentos nos había mencionado el miércoles que el Complejo Ferial de Ponce, la Escuela Bernardino Cordero y la Vocacional de Yauco eran las escuelas que en el sur iban a suplir los alimentos”, indicó Ayala Cruz.

“Los frustrante es que quieren culpar a la unión de ser los responsables, pero el tiempo siempre nos da la razón. Yo me siento honrada de representar a los empleados de los comedores que siempre han estado y ahora han dicho presente aun cuando las circunstancias no han sido las mejores”, sostuvo la líder sindical, quien dijo que la situación de las escuelas en los pueblos del suroeste no tiene explicación.

Destacó también, que en otros puntos del País también hubo problemas porque en algunos comedores prepararon los alimentos, pero se quedaron sin repartir porque el Departamento de Educación no hizo la coordinación para que fueran distribuidos a los estudiantes. Incluso, en algunos lugares, empleados tuvieron que repartirlos en la calle para que no se perdieran.

“Los empleados tuvieron que repartir alimentos en lugares inapropiados y muchas raciones se perdieron”, sostuvo la líder sindical.

En escuelas de Maunabo, Hatillo y Utuado empleados de los comedores tuvieron que movilizarse a la calle para que los alimentos pudieran ser repartidos y en escuelas de Manatí y de Camuy se supo que los propios directores ayudaron en la repartición de los almuerzos.

Mientras, alcaldes del suroeste como el de Peñuelas, Gregory Gonsález Souchet aseguró que no han sido convocados por el Departamento de Educación para distribuir los alimentos. “Si tenemos que gestionar otro servi carro lo hacemos, pero no hemos recibido ninguna información”, dijo el alcalde, quien sostuvo que hasta mediados de agosto el municipio, al igual que otros pueblos de la Isla repartió comidas preparadas por el Programa de Comedores para personas de bajos recursos afectados por la pandemia.

“Repartimos 500 comidas diarias. Nosotros nos encargábamos de recogerlas y las repartíamos en el Centro de Convenciones de nuestro pueblo. Espero que se les ablande el corazón. Nosotros estamos dispuestos a colaborar para que los niños reciban su almuerzo”, remachó Gonsález Souchet.