Cientos de estudiantes, padres y maestros llegaron hoy hasta el parque Pedro Albizu Campos en Peñuelas para ser parte del proyecto “La Escuela Pública Vive”, donde más de 500 alumnos de este municipio tomarán clases en carpas destinadas a esos fines.

Este es el primer municipio donde se establece la iniciativa de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, del alcalde Gregory Gonsález Souchet y del gobierno, entre otras entidades, y que prontamente llegará a otros pueblos del sur, cuyas escuelas se han visto afectadas seriamente por los sismos, o que aún no han sido inspeccionadas.

Otros municipios a ser impactos son: Guánica, Guayanilla, Ponce y Yauco.

La profesora Elba Aponte, presidenta de la Asociación, sostuvo que a partir de mañana unos 42 maestros voluntarios ofrecerán materias básicas como español, matemáticas e inglés.

Hoy los niños disfrutaron de actividades tipo campamento, incluyendo la presentación del grupo Master’s Commission, procedente de Carolina del Norte.

Aponte mencionó que “en Peñuelas tenemos más de 2,000 estudiantes que están ahora mismo desprovisto de servicios y la emergencia continua. El movimiento hoy de los padres ha sido masivo. Hoy son actividades de apertura y ya mañana se van a estar dividiendo más formal -con los maestros- por grupos”.

Estableció que también trabajarán directamente con niños de educación especial que tendrán asistentes de servicio.

El horario educativo será de 9:00 a 11:00 de la mañana y luego habrá almuerzo.

La excirujana general Antonia Coello de Novello, que también se unió a la iniciativa, dijo que hoy llegaron al parque 501 estudiantes de diversos grados. La población estudiantil en este pueblo es de unos 2,400.

Por eso, se necesitarían en este pueblo tres o cuatro carpas adicionales para poder impactarlos a todos, sostuvo de su parte, el general de la Guardia Nacional, José Reyes.

Aún no se ha establecido cómo se ofrecerán las clases, pero Aponte explicó que “lo podemos hacer como se hace en la escuela donde hay poca matrícula, como tipo multigrados. Lo que pretendemos es formar los grupos por niveles, pero se puede trabajar de acuerdo a los recursos que tengamos y cómo se va ampliando la matrícula”, indicó.

La líder magisterial, que dijo que por el momento lo que buscan es “devolverle la normalidad a los niños”, explicó que aunque ahora los cursos no son “convalidados para notas”, aspiran a que -tras estructurar los ofrecimientos- tener la aprobación del Departamento de Educación.

De hecho, Reyes que junto a la Guardia Nacional que dirige trabaja con las carpas que se usan en estos pueblos como escuelas, anticipó que Educación estaría avalando toda esta iniciativa.

Por su parte, el alcalde de Peñuelas, que aceptó que aún desconoce cuál es la situación real de los todos los planteles en su pueblo, “porque la información no ha sido provista en su totalidad”, indicó que “nosotros vamos a proveer todas las facilidades que sean necesarias y le vamos a dar todos los espacios que los estudiantes y los maestros requieran para poder llevar a cabo este proyecto”.

Mientras, Reyes dijo que continuarán buscando alternativas junto a los alcaldes para ubicar “carpas con aire acondicionado y ver cómo podemos llevar a la normalidad a nuestros niños. La colaboración es de todas las agencias estatales, apoyando a nuestro alcalde, a nuestros niños”, agregó.

Ya en Guánica están trabajando para establecer estas escuelas improvisadas al igual que en otros pueblos.

La matrícula de los cinco pueblos más afectados por los terremotos suma 28,000 estudiantes, informó Reyes.

Este mencionó que ya han identificado carpas entre las distintas compañías que se dedican a este negocio para agilizar el proceso.

De su parte, Coello de Novello elogió la iniciativa y dijo que de una idea de “comer en los comedores escolares ahora tener carpas totalmente instrumentables para que los estudiantes tengan educación… eso a mí me fascina”.

Pidió que nadie le venga a decir “que el sur no se levanta. Aquí los niños nuestros han ido a estudiar antes que los del norte donde las escuelas están bien”, sentenció.

Para Walkiria Santiago, que tiene dos hijos en escuela pública dijo que el proyecto ha sido “muy bueno. Hacía falta algo así. Sacarlos de la casa y que ellos pudieran sacar esas emociones y tensiones. Aunque ellos no lo demuestren están sintiendo”.

Esta familia está viviendo en la sala de su hogar porque “aun no hemos tenido el valor de llegar a los cuartos”.

Aunque la casa no está afectada hubo días en que durmieron fuera.

En el caso de Carmen Dominicci la experiencia es igual de positiva.

Su hija que está en quinto grado en un colegio, logró hoy estar lejos de su mamá, ya que luego de los sismos no quiere separarse de ella.

“No quería salir. Todo el tiempo conmigo. No quiere entrar a la casa. Pero la iniciativa es súper. Los maestros súper. La motivan. Bueno, a nivel que no la tengo al lado mío. Ella está soltándose”, dijo con mucha alegría.

Incluso, Dominicci no descarta que su hija, que estudia en Guayanilla y donde el colegio aún no ha iniciado clases, entre a la escuela pública.

Una de las razones es que ha habido problemas en las carreteras y puentes para viajar hacia ese municipio y la otra “que si ocurre una emergencia (está más cerca) corro a donde esté, a pie”.

De otro lado, Vivian Ramos, maestra de la escuela elemental e intermedia Ramón Pérez Pursel, es una de las que no quiere dejar a sus estudiantes y se unió al programa.

“Tengo que apoyar a mis estudiantes y a la comunidad en general. Aunque soy residente de Guayanilla estoy comprometida con Peñuelas porque mi trabajo es aquí”, sostuvo.

Mientras, Noemi Avilés, de la escuela Jorge Lucas Pérez Valdivieso en Peñuelas, también cerrada por los sismos que han afectado al país, dijo que llegó hasta el parque a trabajar “porque tenemos unos cuantos estudiantes de la comunidad Encarnación”.

“Lo que queremos es que el estudiante no se quede en la casa, que salga y tenga la mente ocupada y así nosotros también”, indicó.

Ramos agregó que además de liberar el estrés de los alumnos también quieren “reforzarle destrezas”.

Ambas maestras aceptaron que muchos alumnos están afectados y emocionalmente y otros tantos están refugiados.