En Puerto Rico, las mascotas como miembros de un entorno familiar son pocas veces consideradas al momento de una intervención en un escenario de violencia doméstica, aun cuando hay estudios que demuestran que es frecuente que los agresores utilicen los animales del hogar para controlar, amenazar o torturar a sus víctimas.

Así se destaca en la investigación “Un amor que sostiene: el apoyo de las mascotas en situaciones de violencia de género” que se realizó a través de la Universidad Ana G. Méndez, recinto de Gurabo, donde se hizo un estudio basado en un cuestionario con 210 personas mayores -entre 21 y 66 años- que poseían o cuidaban mascotas y que informaron haber sido víctimas de violencia de género en algún momento de sus vidas.

De hecho, el 14.3% de las personas entrevistadas informaron ser víctimas de violencia de género en la actualidad, en su mayoría de tipo emocional. Interesante fue descubrir que un 87.6% indicó que su mascota le ayudaba a sobrellevar la situación de violencia que les afectaba.

“Poco más de la mitad de las personas participantes (56.5%) informó que su mascota fue agredida durante los incidentes de violencia, principalmente, por gritos y maltrato físico. Además, 14.9% de las personas agresoras habían cometido abuso anteriormente con algún animal y 22.8% de las personas agresoras amenazaron con lastimar a las mascotas y el 20.2% llegó a lastimarlas”, se destaca en el análisis realizado en 2021 por Úrsula Aragunde-Kohl, Ivemarie Hernández Rivera y Lionel Martínez.

La investigación revela que las modalidades de abusos experimentadas por los encuestados fue emocional (95.2%), verbal (68.1%), físico (47.6%), financiero (32.9%) y sexual (19.5%).

Llama a Proyecto Matria para pedir ayuda.
Llama a Proyecto Matria para pedir ayuda. (Suministrada)

Esta información es cónsona con la que atestigua José Galarza, coordinador de servicios directos del Proyecto Matria, una organización que por 18 años ha impactado mujeres en temas relacionados a la violencia, el acceso a vivienda, el microempresarismo, entre otras acciones que buscan combatir las desigualdades en los sectores más vulnerables de la población.

“Desde la experiencia que tenemos en el servicio con personas sobrevivientes de violencia doméstica, hemos podido constatar que las partes agresoras o perpetradoras de violencia utilizan las mascotas como instrumento para ejercer poder, control y ocasionar daño emocional. De hecho, este es un factor determinante para que, en muchas ocasiones, las víctimas no salgan de sus viviendas o de sus entornos para un lugar seguro, porque no quieren poner a las mascotas en riesgo o no las quieren dejar solas”, puntualizó Galarza.

La investigación realizada por la Universidad Ana G. Méndez auscultó con las víctimas si el tener una mascota afectaba la toma de decisiones relacionadas a su seguridad. El resultado fue que un 28.7% informó que sintió temor de pedir ayuda por miedo a represalias en contra de sus mascotas.

De otra parte, el estudio señala que solo 20.2% de las personas participantes expresaron haber considerado un hogar de cuidado alterno a sus mascotas por motivo de la violencia o amenaza, mientras que 47.9% encontró lugar seguro para sus animales.

“El maltrato de las mascotas es reconocido como un factor alertador de peligrosidad y nosotros en Matria lo utilizamos en la medición de índice de letalidad cuando atendemos a las personas a través de nuestra línea de ayuda. Ese componente de si la parte agresora ha hecho daño o ha amenazado con hacer daño a las mascotas es importante y puedo decir que es recurrente cuando entrevistamos a los sobrevivientes”, acotó Galarza, quien es perito forense en casos de trabajo social y urgió a las víctimas a comunicarse 24/7 a la línea de emergencia (787)-489-0022.

Abundó que ante este escenario es importante que existan opciones de albergues o refugios seguros para las víctimas de violencia de género en los que se acepten animales.

Los resultados del estudio validan que el 91.8% de las víctimas no conocen lugares en la isla que les acepten con sus mascotas. Mientras que un 87.8% aseguró que abandonarían la situación de peligro al que están expuestos si se les pudiera garantizar la seguridad de sus animalitos.

Puerto Rico da un paso adelante con enmiendas a la Ley 54

Precisamente, esta semana el gobernador Pedro Pierluisi convirtió en ley el Proyecto de la Cámara 582 que enmienda la Ley para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica (Ley 54) a los fines de incluir como delito grave la amenaza de maltrato o maltrato de mascotas dentro de las conductas que se definen como intimidación y violencia sicológica en el estatuto.

El proyecto -autoría del representante Ángel Matos García- enmienda específicamente el artículo 1.3 de la Ley 54 y tipifica como un nuevo agravante la amenaza de maltrato o el maltrato de mascotas dentro de eventos de intimidación o violencia sicológica.

Aunque el estudio no fue considerado por el legislador para presentar el proyecto -que no había sido atendido por las comisiones en la Asamblea Legislativa en un primer intento el pasado cuatrienio- sí se hace constar en la exposición de motivos el hecho de que como parte de los incidentes de violencia doméstica que se han registrado en la isla, han ocurrido eventos de maltrato a animales en los que los agresores han abusado “cruelmente” de mascotas con la intención de infligir daño emocional a parejas o exparejas.

“Esta medida brindará herramientas adicionales a aquella víctima que es intimidada por miedo a que el agresor haga daño a un animal o mascota”, indicó el representante del Partido Popular Democrático en entrevista con Primera Hora.

Sostuvo que en Puerto Rico existe la Ley 154, conocida como la “Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales”, la cual tipifica como delito grave el maltrato de animales o mascotas. Sin embargo, no incluye el maltrato o amenaza de maltrato a animales como táctica de intimidación o mecanismo de agresión sicológica en casos de violencia doméstica.

“El propósito de esta Ley es incluir dentro de las conductas delictivas que forman parte de la definición de violencia doméstica, tanto el maltrato de animales como la amenaza de maltrato de animales o mascotas, sin importar quién sea el propietario o la propietaria del animal”, dispone el legislador.

A partir de esta semana, los agresores a quienes se les radiquen cargos criminales con el agravante de maltrato o amenaza de maltrato animal, se exponen a una pena de reclusión, restricción domiciliaria, servicios comunitarios, o combinación de estas penas, por un término fijo de entre tres a ocho años.

Para Irma Lugo Nazario, coordinadora del Observatorio de Equidad de Género, la enmienda a la Ley 54 provee más garras para ir en procesos criminales contra los agresores que dentro del ciclo de violencia hacen daño a sus parejas o hijos, maltratando a esos otros seres que se convierten en parte del hogar: las mascotas.

“Algo que nosotras hemos visto en Puerto Rico es lo que se conoce como violencia vicaria, que es cruel y se da, precisamente, cuando se utiliza a los seres queridos, casi siempre a los hijos o hijas. En España las leyes han reconocido esto como una forma de violencia porque es cuando te voy a hacer daño con lo más que tú quieres: que son tus hijos o hijas. Y los matan por hacer sufrir a la madre porque saben que ese dolor va a durar por siempre. En el caso de las mascotas, vemos que también se utiliza como mecanismo para hacerle daño sicológico a la víctima. Le provocan daño quitándole el animalito o lastimándolo. Esto es lo que se llama violencia secundaria y los agresores lo utilizan para ejercer poder sobre la víctima. Así que me parece muy bien que se haya enmendado la ley a estos fines”, expresó Lugo Nazario.

Mientras, en el sector de protección de animales también ha surgido satisfacción sobre los cambios a la Ley 54, tal como expresó Sharon Deliz, portavoz de Rabito Kontento.

“Estamos apoyando todo lo que sea a favor de los animales. En estos casos de violencia de género hay muchas mascotas que salen perjudicadas en el afán de venganza del agresor. Muchas veces los maltratan y en otras ocasiones los abandonan. Así que nos parece bien las enmiendas para que, de ahora en adelante, esto sea un agravante en la Ley de Violencia Doméstica y que sea apoyo a la Ley 154 de bienestar de animales”, subrayó Deliz.