Evelyn Vázquez se pone poética

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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El rojo del amor incendió la oficina de la senadora Evelyn Vázquez y afloró, desde el fondo de su corazón, una especie de poema que la legisladora quiso compartir con sus visitantes.
Un encabezado que parece copiado de las tarjetitas de San Valentín abre el texto que aparece firmado por ella. Porque eres Especial para Mí!, con acento y todo, es lo que inicia a los versos libres de la ex reina de belleza.
“Hoy te regalo un pequeño detalle, pero con un amor inmenso, porque tus días han sido mis conocimientos y el fruto de mi sabiduría”, dice una parte del poético texto que estuvo disponible en su oficina pero que luego retiró.
Corazones rojos de diferentes tamaños adornan la hoja de papel tamaño carta y con el texto cuidadosamente centralizado.
“Hoy quiero regalarte la fuerza de unas manos, para cuando tus tobillos se cansen, te sirvan de fuerza al andar. Una estrella para que cada vez que el sol descanse, sea esa fiel luz la que alumbre tu camino”, continúa el a veces enredado escrito que debe haber tenido una gran intención.
En una parte que alude a la soledad, la senadora por el distrito de Aguadilla-Mayagüez asegura que ofrece su “cariño sincero para que cuando sientas que nadie te acompaña, recuerdes que mi pensamiento siempre te lleva de la mano”.
Pero no se queda ahí. Todavía falta más desprendimiento.
“Un abrazo enorme para cuando tus emociones necesiten sentir el calor de un abrazo”, continúa.
Por si fuera poco, luego hace una invitación para “hoy y todos los días”.
“[...] me gustaría que compartieras tus alegrías, tus anhelos, tus conocimientos, tu experiencia, y sobre todas las cosas el respeto por la vida con los seres que te rodean”.
Ya al final, se recrudece un poco el protagonismo de la funcionaria.
“En cambio yo... Tu senadora de corazón, quiero regalarte mil angelitos que resguarden tu ser. Felicidades en el mes del amor y la amistad!”, concluye el texto que, a juzgar por un único signo de exclamación al final, debe haber sido escrito con un teclado en inglés.
El orgullo inicial que probablemente sintió la legisladora parece que se disipó porque el papel con los versos dejó de ser entregado en la oficina de Vázquez.
O fue eso, o se acabaron las copias.