Desde tempranas horas de la mañana, decenas de puertorriqueños comenzaron a desfilar por el coliseo Roberto Clemente, donde la Cruz Roja lleva a cabo la undécima edición de la megadonación Por Puerto Rico, Damos la Sangre.

Uno de los primeros en decir presente fue el gobernador Alejandro García Padilla, donante asiduo de la Cruz Roja.

García Padilla es tipo O negativo de sangre lo que lo hace ser un donante universal. 

“Es súper gratificante saber que un regalo que uno acaba de hacer puede salvar la vida de alguien o hacerle la vida más plena. Cada vez que uno da un regalo, dice de forma romántica que lo hace de corazón y este es el único regalo que literalmente sale del corazón”, comentó García Padilla en un aparte con este medio antes de dirigirse a La Fortaleza donde tendría una reunión.

García Padilla aprovechó la oportunidad para invitar a la gente a ser desprendidos y regalar un poco de salud.

“Invito al pueblo a que sean donantes. Puerto Rico necesita esa solidaridad. No esperemos que algún amigo o familiar tenga un accidente o vaya a ser sujeto de una operación para entonces donar”, agregó García Padilla, quien en sus más de 10 años como donante ha donado el equivalente a más de galón y medio.

La megadonación es el evento de recolección de sangre más grande que se lleva a cabo a nivel nacional. El año pasado se rompió el récord de colección al recolectarse más de 1,950 pintas. En esta edición, la expectativa era llegar a las 1,500 pintas, y ese número fue superado con 1,680 pintas colectadas.

“La donación de sangre es un privilegio del que tiene salud y el recibir sangre un derecho de todo paciente”, estableció Antonio de Vera, director ejecutivo de la Cruz Roja en Puerto Rico.

“Con este tipo de actividad, queremos enseñarle al pueblo a donar sangre de manera altruista y voluntaria”, agregó De Vera al destacar que para la sangre no hay sustitutos y que, además, es un producto perecedero.

La vida útil de la sangre es de 42 días.

De Vera se confiaba en que la meta se lograría, sobre todo, porque se ha desarrollado un sentido de responsabilidad social muy grande. Eso lo demuestra el que al día de hoy la Cruz Roja no necesita traer sangre del exterior ya que es autosustentable.

“El pueblo de Puerto Rico es bien generoso. Ya llegamos a la autosuficiencia en Puerto Rico. Esta actividad nos ayuda a estabilizar los abastos luego de la época navideña y da un impulso a más donaciones durante el año”, añadió el ejecutivo.

Dentro del recinto, muchos hacían las filas pacientemente, mientras 65 enfermeros y enfermeras atendían las 90 camillas disponibles.

“Hace más de tres años que soy donante. Esto es un regalo de vida y uno nunca sabe cuándo puede necesitarla”, comentó Lorelly Marcano, una joven de 35 años que sacó unos minutos de su horario oficial para ir a donar.

Otro que se aprestaba a hacer la donación era José Marrero, un muchacho de Bayamón, que a pesar de tenerle miedo a las agujas se presentó a la sangría.

“Le tengo fobia a las agujas, pero vengo a donar como quiera por motivación, porque sé que estoy ayudando a alguien más”, dijo Marrero mientras comentaba que a la hora de ser pinchado mira para cualquier lugar menos a la aguja.

Los portones del Roberto Clemente estuvieron abiertos hasta las 7:00 p.m. pero los trabajos concluyeron cuando se atendió al último donante que se encontraba dentro del coliseo.