La gobernadora Wanda Vázquez Garced se expresó preocupada por el efecto que pueda tener la reapertura de las playas en el desarrollo de la pandemia del COVID-19 en Puerto Rico y resaltó la importancia del uso de mascarilla y desinfectante de manos para prevenir los contagios.

La mandataria, que ayer anunció la eliminación de casi todos los cierres forzosos que se decretaron a mediados de marzo para contener la pandemia en la isla, incluyendo el uso de las playas, indicó que la recreación costera, aunque es al aire libre, implica riesgos altos para la propagación que se deben mitigar.

“La actividad peligrosa y la más que me preocupa, y espero que se porten todos bien, es en las playas. No vamos a abusar. No abusen y háganlo con prudencia, sin aglomeramientos, para que podamos seguir adelantando y podamos estar libremente en la comunidad”, sostuvo la mandataria durante un recorrido por Barranquitas y Orocovis. En este último municipio lideró una ceremonia de graduación de 34 estudiantes.

Durante una breve entrevista con medios de comunicación regionales, la mandataria no abordó las críticas que ha generado la reapertura comercial agresiva que anunció ayer y que, en la mayoría de los casos, entrará en vigor el próximo martes, 16 de junio. Tampoco abordó los problemas que se han detectado en el envío de cheques del desempleo, ni la demanda de la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) contra su administración exigiendo la entrega de todos los documentos asociados a la compra de pruebas de COVID-19.

En el nuevo decreto que anunció la gobernadora, pero que todavía no ha sido difundido públicamente, se mantiene como compulsorio el uso de mascarillas en lugares públicos. También permanece el toque de queda, pero en un horario más limitado, entre las 10:00 de la noche y las 5:00 de la mañana del día siguiente.

A partir del 16 de junio se permitirá la reapertura de negocios tipos “spa”, estéticas, agencias de publicidad, centros de terapias y museos. Además, se autorizarán los proyectos fílmicos y la prestación de servicios profesionales sin distinción. Tampoco habrá un cierre generalizado de los comercios los domingos como ha ocurrido desde mediados de marzo, cuando se decretó el “lockdown”. En el caso de las iglesias, podrán llevar a cabo actividades religiosas todos los días de la semana. Los restaurantes, por su parte, podrán aumentar la ocupación hasta un 50% de la capacidad del local.

El Tren Urbano y la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA) no reanudarán por el momento las operaciones, pero se autorizará los servicios de Uber, los taxis y los porteadores públicos.

Se permitirán los cines, los teatros, los mercados agrícolas, los gimnasios, las playas, y algunos deportes con poco contacto físico que serán precisados por el Departamento de Recreación y Deportes.

En el caso de los gimnasios en complejos de vivienda privados, para que reabran, deberán destacar personal que asegure el cumplimiento de las medidas de prevención de contagios. De lo contrario, no podrán ser reabiertos. En el caso de las playas, no se permitirá la aglomeración de personas, ni las fiestas.

Los centros de cuido de niños podrán abrir a partir del 1 de julio con medidas de distanciamiento social que no fueron precisadas por el gobierno. Los empleados de estos centros podrán acudir a sus talleres de trabajo desde el próximo martes para que puedan llevar a cabo adiestramientos sobre la reapertura.

Para el 15 de julio se espera que la isla también se abra al mercado turístico internacional, pese a que, en la actualidad, según advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los contagios con SARS-CoV-2 siguen en aumento en el mundo.

Del mismo modo, desde julio se podrían autorizar ciertos eventos artísticos al aire libre y con medidas de distanciamiento social. Del mismo modo las barras podrán reabrir, pero “sin abusos”, según la gobernadora.