El alcalde de Guaynabo, Edward O’Neill Rosa, se ha enfocado en poder abrir el Museo de la Música para principios del 2023, pero ya no podrá llevar el nombre de Rafael Ithier.

Según reveló el ejecutivo municipal a Primera Hora, el músico y fundador de El Gran Combo ya no interesa que la controvertible estructura lleve su nombre.

Este Museo de la Música quedó casi completado cuando el exalcalde Héctor O’Neill tuvo que renunciar en medio de una investigación por hostigamiento sexual en junio de 2015. Para ese entonces, ya se había dado a conocer que se le bautizaría como Rafael Ithier.

Con la llegada de su sustituto, el exalcalde Ángel Pérez Otero, la obra quedó detenida. Pero, ya se habían gastado $18 millones y se habían logrado acumular allí 2,000 piezas de colección, que incluyen colecciones de discos, fotos de momentos históricos, instrumentos de artistas del patio (trompetas, guitarras, violín), libros, estatuillas de premios otorgados a estrellas locales, obras de artes, afiches, vídeos y vestuarios de figuras como Iris Chacón, Olga Tañón, Chucho Avellanet, Gilberto Monroig, Cheo Feliciano, entre otros.

En marzo de 2020, Pérez Otero anunció que el museo se desmontaría. Más, sin embargo, ante de su salida a mediados de diciembre pasado en medio de un arresto federal por corrupción, no había pasado nada con el museo.

Ahora, O’Neill Rosa promete rescatar todo lo que desarrolló su padre en la antigua escuela elemental Román Baldorioty de Castro. La fecha fijada para la apertura es inicio del 2023.

“Vamos a limpiar lo que es el Museo de la Música, se va a lavar, se va a terminar de tirar los estacionamientos. Las verjas están ahí, es cuestión de instalarlas y pintar todo el edificio para poder mercadearlo. Mi misión es dejar para el municipio el museo, pero las demás facilidades alquilarlas. Hay personas bien interesadas en las rentas. Hay un restaurant también ahí, que se va a alquilar. Yo entiendo que con las rentas se puede hacer el pago de los préstamos y sobra dinero para poder mantener el museo y pagar la empleomanía”, sentenció.

Comentó que el dinero que se utilizaría para remozar la estructura sería el que se pacte con la aseguradora con relación a los daños reportados a raíz del devastador paso de los huracanes Irma y María.

Pero, con pesar, anunció que Ithier ya no desea que el Museo de la Música lleve su nombre. Dijo que le apena, pues en esa escuela en que se edificó la instalación estudió el músico en su niñez.

En específico, el alcalde dijo: “Hay una cosa bien importante en el museo, que Rafael Ithier no quiere que lleve el nombre de él”.

Como justificación, O’Neill Rosa expuso que el galardonado y afamado dirigente de la orquesta de salsa boricua le indicó que “hay mucha pobreza en este país, que no es justo que se le dedique un museo con tantos millones de dólares a su nombre, que él prefiere mantenerse afuera y seguir trabajando con la pobreza. Esos fueron sus palabras. No son mis palabras”.

El alcalde, que ya ha conmemorado sus primeros 100 días en el cargo, explicó que una vez que el museo se ponga al día, Ithier iría a verlo para que se fije qué cosas de su figura o de El Gran Combo podrán permanecer como parte de la promoción que ya se había realizado. Recordó que ya hay imágenes de él en algunas partes del edificio.

De paso, informó que el nombre de la instalación podría darse a algún auspiciador, como ocurre con el Coca Cola Music Hall. No obstante, O’Neill Rosa reiteró que su deseo es que se llame Rafael Ithier.

“Me hubiese gustado que fuera en nombre de Ithier, porque en todo el mundo saben quién en Ithier, quién es El Gran Combo y era un orgullo para nosotros como guaynabeños. Donde está el museo fue donde él estudió. Pero él no quiere, no quiere. Buscaremos otra solución”, manifestó.

Primera Hora intentó obtener una reacción de Rafael Ithier sobre este asunto, pero los esfuerzos resultaron infructuosos ayer, hasta el cierre de esta edición.

El plan de desarrollo del Museo de la Música, contó el alcalde, va dirigido a poder poner en funciones el anfiteatro para exponer música de diferentes géneros, así como atraer público a la zona urbana de Guaynabo.

“Voy a mercadearlo para sacarle dinero también. Es para integrar lo que es el casco urbano. Si hacemos días de salsa, una orquesta en el anfiteatro del museo, en lo que la otra se prepara en el anfiteatro de Baldorioty, en la que otra se prepara en la Concha Acústica, aquí (frente a la Alcaldía), en la que otra se prepara en el (Paseo) Tablado, cosa de que haya un circuito que corra por todo el pueblo y que el pueblo se integre y que el pueblo vuelva a ser lo que era antes, con mucho movimiento, como comercios. Que no sea un pueblo muerto, un pueblo que simplemente Altantic College lo mantiene vivo durante el día y el municipio, pero que para las 4:00 p.m. a las 5:00 p.m., ya muere”, explicó.