Ya está bueno de cancioncitas y sonsonetes.

A menos de diez meses de las elecciones, es de esperarse que ocurran eventos que pudieran cambiar el derrotero de nuestro pueblo.

El escenario político ha cambiado. De momento se nos reitera que somos una colonia. El Congreso de Estados Unidos nos impondrá una junta de control fiscal para manejar nuestras finanzas, nuestra economía, nuestros gastos, los desembolsos y hasta el petty cash.

La forma de hacer política tendrá que ajustarse a los nuevos tiempos. Ya no se trata de cuál partido va a administrar el presupuesto de la colonia. Lo hará la Junta. Ya no valdrá la retórica, ni las palabras huecas y vacías a las que nos tienen acostumbrados algunos políticos para confundir y arrimar la sardina a su brasa.

Imposible venir con las mismas cancioncitas y el mismo sonsonete, en medio de esta pesadilla, en la que aún no tocamos fondo, con un Gobierno y un pueblo en quiebra, el éxodo masivo de puertorriqueños; el dramático desempleo; la zozobra del sistema de salud; el fracaso del sistema educativo; el saqueo de fondos públicos... y no sigo.

Los que aspiren a gobernar esta colonia, tal como la estamos sufriendo, tienen que hablarles claro, no solo a sus partidarios, sino a todo un pueblo. Si usted “promete” que va a resolver los problemas del País, diga cómo. Si promete que va a intentar sacar la Isla a flote, revele su estrategia. Si promete que va a procurar mayor autonomía y poder político, cueste lo que cueste, diga cómo. Si nos viene con el cuento de que los problemas se resolverán por arte de magia cuando seamos estado, diga cómo y quién lo dice. ¿El Congreso? Si la soberanía y la libre asociación requerirán de intensas negociaciones, explique el proceso. ¿Que la independencia demanda esfuerzos y sacrificios? Diga cómo son los muñequitos y lo que significa ser libre. ¿Que el status no está en issue? ¿Quién dice eso?

Estas elecciones de 2016, por fuerza del destino (como la ópera), tendrán que ser distintas y los partidos políticos, los nuevos y los tradicionales; los candidatos, incluyendo los independientes, tendrán que ponerse pa’ su número y ser claros al explicar los retos que enfrentamos. No se trata de promesas quiméricas. Deben fundamentar sus propuestas para levantar la economía y la moral de este pueblo, que está bien baja.

La culpa es compartida y nadie puede ungirse de santidad.

En este país, por tradición, que no significa que es lo correcto, se suele invitar a los electores a votar como corderos, haciendo una cruz debajo de su color preferido. No se consideran alianzas que reúnan los mejores cerebros y lo mejor de nuestro capital humano, que son las manos que trabajan, como dijo el poeta, para reconstruir la patria.

Estamos en los albores de una nueva relación con Estados Unidos, que aún no conocemos, ni imaginamos. Luego de lo expresado por el procurador general de EE.UU., de la inexistencia del Estado Libre Asociado (ELA), nada volverá a ser lo mismo.

Prevalece la confusión. Partidos y candidatos se expresan con gran cautela, como si pisaran arena movediza. No se habla de estrategias. No se dice nada de nada.

Populares, estadistas y hasta independentistas parecen estar confundidos.

“Habló el americano”, como decía Juan Manuel García Passalacqua, pero muchos no quieren darse por entendidos. No dicen ni “ji”. No emiten ni gota de palabra. Otros están en shock y total negación. Hay quienes aún albergan la esperanza de que pase algo, que el Congreso diga algo, que el Supremo federal diga algo, o que ocurra un milagro que los libre de enfrentar el trago amargo.

No se puede tapar el cielo con la mano. Los partidos tienen la responsabilidad de hablarles a sus seguidores. La mayoría de la población no es consciente de lo que está pasando. Sus líderes no hablan y nadie los pone al tanto.

Lo positivo de la crisis es que es una gran escuela, con grandes lecciones de cómo no volver a hacer las cosas. Así que nada de cancioncitas pegajosas y huecas, ni falsas promesas. Basta del mismo sonsonete. Cada palabra, cada promesa, cada propuesta, fundaméntenla.

Los muñequitos cambiaron. No hay cancioncitas ni jingles que valgan en el nuevo escenario electoral. Lo justo es exponerles a los leales dónde estamos parados. Somos un territorio y manda el americano. Si van a hacer una campaña masiva, que sea para educarnos. Que nos atosiguen, pero con propuestas y soluciones realistas.

Nos unimos para sacar a la Marina de Vieques. Podemos unirnos para labrar nuestro destino.