En el 2005 Juan Bravo, fundador de la compañía de seguridad privada Ranger American, compró cuatro boletos para ver la pelea de Tito Trinidad contra Ronald “Winky” Wright pensando en  irse de jangueo con sus panas a Las Vegas y no en agasajar al entonces senador Héctor Martínez.

Ese fue el testimonio ayer de José Luis Llama Izquierdo, presidente de Caribbean Auto Processing & Logistics, quien habló sobre un almuerzo en que decidieron comprar las taquillas para el encuentro de boxeo, y sin perder tiempo, hicieron planes para ir junto a Ricardo Carrillo y Leo Campos.

“Shit the fight!”, le dijo Bravo en un momento a su amigo porque prefería acompañarlo. Sin embargo, Llama Izquierdo aseguró que lo convenció de que se fuera a Las Vegas con los demás porque después de todo, no era una competencia arriesgada.

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“Si yo le hubiese dicho: ‘ven a la carrera conmigo’, no estaríamos aquí”, declaró Llama Izquierdo.

Y es que ante ese conflicto de fechas es que surge la opción de invitar al senador Martínez, según la teoría de la defensa. La fiscalía federal entiende que se trató de soborno, que es el cargo que tanto Bravo como Martínez enfrentan en este segundo juicio.

También declaró ayer Manuel Torres, secretario del Senado ahora y en el 2005 quien explicó le corresponde a él, según su discreción, asignar los proyectos de ley a las comisiones que deberán evaluarlos . 

Torres dijo que Martínez nunca fue a su oficina a pedir que le asignaran un proyecto a su comisión de seguridad pública. Desfiló prueba además de que el mismo día que Martínez presentó el proyecto 410 para enmendar la ley de detectives privados -que según fiscalía beneficiaba a Bravo- también sometió otra medida que en apenas ocho días bajó por descargue y se aprobó. Sin embargo, el 410 se aprobó siguiendo el trámite normal, incluyendo vistas públicas.

La defensa buscaba establecer que Martínez no le dio un trato preferencial al proyecto.