ICF detecta el silencioso mensaje de las armas de fuego
La actualización de la tecnología ha llevado a que este laboratorio sea exitoso en la lucha contra el crimen.

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Los avances logrados en las décadas en que la Sección de Armas de Fuego opera, desde mucho antes de que se creara el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), son tal que en menos de 48 horas se puede conocer si un arma fue utilizada en otro crimen o si le pertenece a una organización criminal.
También se puede detectar el tracto de su uso, ya que su “huella” se compara en una base de datos en los Estados Unidos, conocida como National Integrated Ballistic Information Network (NIBIN).
Pero, lo principal de los cambios logrados para mejorar el sistema de investigación que se da desde el ICF es que se ha integrado agentes del Negociado de la Policía de Puerto Rico en todo este proceso para conocer las silenciosas señales que un arma puede aportar en las investigaciones criminales.
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Varias armas como AK47, AR15 y Glock, que son muy utilizadas en las actividades criminales en la Isla, estaban expuestas como muestra de la labor que desde el Laboratorio de Criminalística del ICF se realiza.
Microscopios antiguos y otros con la última tecnología también se aprecian en este importante departamento.

Esta división para indagar en lo que tienen que decir las armas de fuego fue creada bajo la Policía Insular en el 1936, donde se les conocía como balísticos mecánicos. Luego, cuando se creó la Policía de Puerto Rico se les llamaba especialistas de armas de fuego. Pero, con la fundación del ICF por ley, que fue el 24 de julio de 1985, pasaron a esta nueva agencia como examinadores de armas de fuego, explicó Eduard Pérez Benítez, supervisor de la Sección de Armas de Fuego.
“Entramos, yo diría, en esta nueva historia del sistema de justicia criminal de Puerto Rico, ya desde un punto de vista independiente, como agencia y donde une a todo un grupo de científicos en diferentes facetas de la ciencia forense”, comentó el supervisor, quien ya está en dar el paso para retirarse tras cumplir 33 años como examinador.
En todo este tiempo, “nuestra contribución en busca de la verdad y la justicia ha sido grande, particularmente de la Sección de Armas de Fuego y Marcas de Herramientas. Toda aquella evidencia que esté relacionada a armas de fuego es una pieza muy fundamental para el investigador, para el Departamento de Justicia, y a su vez, al final, para los tribunales y la determinación de la culpabilidad o inocencia de alguna persona. En ese sentido, nosotros como dependencia aportamos mucho. ¿Por qué? Porque básicamente el 95% de los asesinatos en Puerto Rico son con un arma de fuego y esa pieza fundamental; y esa evidencia que queda a raíz de un asesinato o una agresión o una tentativa, cuando se usa un arma de fuego, es la que llega aquí a nuestro laboratorio para ser examinada a través de un microscopio de comparación y determinar cuántas armas pudieron haber estado en esa escena”, explicó Pérez Benítez.
La actualización de la tecnología que utilizan para, por ejemplo, lograr restaurar la serie de un arma, así como mantener a su personal al día en los adiestramientos, ha llevado a que este laboratorio también sea certero y exitoso en la lucha contra el crimen, dijo el funcionario.
Adiestramiento vital
Uno de los mayores cambios recientes que ha llevado a agilizar los trabajos en esta sección ha sido poner a los agentes investigadores de la Policía, a los que adiestran, para dar uno de los pasos que se deben hacer para analizar las armas. Esta metodología acerca más al uniformado a la investigación que realizan y permite emitir una certificación del arma que necesita el Departamento de Justicia para presentar un caso en la corte, aseguró el supervisor.
“Ese adiestramiento que nosotros le damos al policía técnico, lo preparamos para que hagan unos exámenes, en este caso se llama estudio pericial, para determinar el funcionamiento de esa arma de fuego. El tipo de examen que ellos le hacen al arma de fuego lo que busca es determinar su funcionamiento, que es la información que requiere el Departamento de Justicia para sostener un delito de Ley de Armas, determinar si funciona o no el arma de fuego. Ese tipo de examen también va a añadido a adquirir unos disparos de prueba de esa arma de fuego para suplirle a nuestro sistema NIBIN. O sea, es la combinación, es dos trabajos en un mismo momento. Aligeramos el proceso de determinar el funcionamiento de esa arma de fuego y a la misma vez alimentamos nuestro banco de data”, detalló Pérez Benítez.
Al añadir al agente de la Policía en estas funciones, el funcionario precisó que la certificación que se requiere para la radicación de cargos se obtiene en unos 30 minutos, cuando anteriormente podía demorar un día. Mientras, la verificación del arma en su totalidad, que incluye determinar si fue utilizada en otro crimen y extraer otra información de la pieza de evidencia, puede estar entre uno o dos días.

A modo de ejemplo, el supervisor administrativo y examinador de armas de fuego, Walberto Rodríguez Maldonado, explicó cómo la intervención de los agentes cambió el giro de atender con prioridad sólo los casos que se requerían fuesen atendidos por los tribunales. El caso más relevante que recordó fue del asesinato del policía Eliezer Ramos Vélez, registrado en Carolina el 29 de marzo de 2024.
“Se ocupan unas armas de fuego y este personal las trabaja para certificar su funcionamiento. Pero, al obtener esos dos disparos de prueba, hubo un avance investigativo. Porque, esos dos disparos de prueba, pues, uno de ellos fue introducido a la base de datos de NIBIN y se identificó en la escena donde posiblemente esa arma de fuego pudo haber sido utilizada. Así que son dos puntos de partida que se unen en una misma ejecución”, explicó.
Actualmente, en esta sección laboran 16 empleados, la mayoría mujeres, con un total de 11 examinadoras de armas de fuego. Entre estos empleados hay solo dos expertos de marcas de herramientas, que es Pérez Benítez y Minnelly Hernández Huertas.
Carmen Suliveras fue la primera mujer que entró como examinadora de armas de fuego. Lo hizo en el 1996.
“Inicialmente, esta era una especialidad donde lo que dominaban eran los hombres. Ahora, tengo que decir que lo que yo soy hoy como examinadora, se lo agradezco a mis compañeros varones de aquella época”, comentó.