¿Se imagina, por un momento, una montaña del grande de Cataño, y que ese espacio haya comenzado a habitarse hace muchísimas décadas hasta llegar a una composición poblacional de más de 5,000 personas que, actualmente está compuesta mayoritariamente por adultos mayores, que jamás han tenido acceso en sus casas al servicio de agua potable?

Parecería impensable, pero esta es la realidad que afrontan “desde siempre” más de 1,500 familias de los barrios de Espino y algunos sectores de Quebrada Arenas, en San Lorenzo, un espacio de 5.3 millas cuadradas que sería similar a la extensión territorial que tiene Cataño, el municipio más pequeño de Puerto Rico.

Doña Rosa Navarro se estremece al rememorar lo que ha sido su vida en el barrio Quebrada Arenas -donde ha residido sus 75 años- con el sacrificio diario de tener que buscar agua al río, recoger agua de lluvia o la que le ceden hace unos años a través de cisternas del municipio.

“Yo nunca he tenido agua, ni tubería, nada... y es bien difícil. Ya yo estoy mayor”, expresa la señora que vive con una hija.

Rosa Navarro, residente del barrio Espino.
Rosa Navarro, residente del barrio Espino. (Xavier Araújo)

La historia es similar para doña Sabina Ruiz, quien tiene un hombro “esbaratao” por culpa de la fuerza física que hace cargando los drones de agua que una pariente le lleva a su hogar semanalmente para poder cocinar y asearse.

La cosa se puso peor después del huracán María (2017) y los terremotos (de 2020) porque ya no sale agua de los rotos (de un pozo). Y cuando sale llega amarilla, con lombrices y otras cuantas cosas. Esa agua, si acaso, sirve solo para mapear, pero para tomársela no, muchacha... esto es bien difícil”, manifestó frustrada la señora que dijo vivir en el pico del barrio montañoso “casi llegando a Cayey”.

Ambas mujeres participaron este lunes de una conferencia de prensa en la que el gobernador Pedro Pierluisi anunció un acuerdo de $85 millones entre el Departamento de la Vivienda y la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), que promete garantizar el acceso sostenido de agua potable para los residentes. La inversión es proveniente del Programa para la Mitigación en la Infraestructura (CDBG-MIT).

Las señoras y otra veintena de familias escuchaban atentas los detalles. Algunos residentes lloraban.

“Dios mío, nena, yo espero que de verdad nos ayuden... esto es una esperanza enorme para nosotros”, expresó doña Sabina, quien tomó nota de lo que se dijo en el anuncio en el que también participó el secretario de Vivienda, William Rodríguez.

Sabina Ruiz, residente del barrio Espino, recordó lo difícil que se puso la situación tras el paso del huracán María.
Sabina Ruiz, residente del barrio Espino, recordó lo difícil que se puso la situación tras el paso del huracán María. (Xavier Araújo)

Y es que, según narró el alcalde de San Lorenzo, Jaime Alverio, son múltiples las promesas que durante décadas se les han hecho a los vecinos de Espino y Quebradas -donde el 65% de sus habitantes tienen 65 años o más- pero al final todo queda en el limbo. Mientras tanto, la incertidumbre y riesgo de salubridad continúa en la comunidad al estar desprovisto del servicio esencial de agua, el cual ha sido catalogado como un derecho universal. La Organización de Naciones Unidas ha informado que 884 millones de personas en el mundo carecen de acceso seguro a agua potable, crucial para la reducción de la pobreza y un desarrollo sostenible.

De hecho, al alcalde se le hizo un nudo en la garganta al dirigirse a su pueblo. Expresó que se trata de un asunto de justicia social que se confronta en San Lorenzo desde “que Cristobal Colón llegó a Puerto Rico”. Abundó que sus habitantes, por décadas, han tenido acceso a agua sin tratar que buscan en riachuelos, ojos de agua y de “manera bien irregular” lo que se convierte en un potencial peligro para la salud.

“Es increíble que a estas alturas todavía tengamos un área tan extensa sin agua, y es algo que me preguntaba desde antes de ser alcalde y juramentar en enero de 2021... es doloroso tener a más de mil familias sin agua potable”, sostuvo el jefe del ayuntamiento al explicar que en pasados años se hizo un tanque de 30 mil galones en la montaña con la idea de distribuir agua por gravedad y se hincaron pozos para llenarlo, pero el pozo que más logró llenarse en la actualidad está dando 12 galones por minuto, lo que es una cantidad ínfima para cubrir la necesidad. “Así que en este momento ese tanque está allí en desuso”, agregó.

Acotó que proveer servicio de agua potable a las comunidades es uno de los proyectos que lo ocupa desde que llegó a la alcaldía y por eso no dudó en tocar puertas en la Oficina del Procurador del Ciudadano (Edwin García) y en La Fortaleza.

“Yo no quería hacer más reuniones en la comunidad porque percibí que no nos creían. Por eso había que actuar, buscar soluciones y darles la noticia cuando tuviéramos un proyecto y un financiamiento”, explicó a Primera Hora.

Detalles del proyecto

El proyecto se dividirá en dos fases. En la primera, se harán mejoras a la toma de agua del Río Emajagua, se construirá una tubería de transmisión y estaciones de bombeo para transferencia de agua de la planta Farallón y se hará un nuevo sistema de distribución para la zona de Espino Sur. En la segunda fase, se construirá el sistema de distribución para Espino Norte, así como una estación de bombeo de 250 millones de galones de agua por día y una nueva planta de tratamiento, ambas en el Río Emajagua, también conocido como La Morena.

“Gobernador, yo estoy seguro que en todo este tiempo no va a haber otro proyecto de justicia social tan grande como el que usted hará por San Lorenzo”, dijo el alcalde a Pierluisi.

El gobernador, por su parte, dijo que es un proyecto estratégico con el objetivo de lograr suficiente entrada de aguas crudas, mejorando la infraestructura existente y construyendo la infraestructura nueva que cumpla con las necesidades de sus residentes.

Pero, entonces, surge la gran pregunta: ¿para qué fecha estaría corriendo toda la operación?

“Esto es un proyecto que va a tomar varios años y por eso son dos fases”, respondió en primera instancia el primer ejecutivo al señalar que el proyecto está en proceso de diseño y permisología, para luego arrancar con los trabajos.

Cuando se le insistió en que los residentes merecen saber una fecha aproximada de impacto del proyecto, subrayó que sería gradual.

Por su parte, la presidente ejecutiva de la AAA, Doriel Pagán, dijo que, por ejemplo, la primera fase que incluye la construcción de una nueva planta que tendrá la capacidad de producción de 800,000 galones por día, podría demorarse tres años.

“Pero lo más importante es que el dinero está separado y ese dinero no hay quien lo toque”, puntualizó el gobernador.

Mientras tanto, el tiempo sigue pasando para doña Sabina, doña Rosa y el resto de las 5,000 personas que siguen esperando por el servicio de agua potable. El alcalde se comprometió a cubrir las necesidades durante el tiempo que sea necesario, con dos camiones cisternas que llevarán el líquido potable a los hogares.

“Son miles de sanlorenceños los que se beneficiarán de este megaproyecto y con esto esperamos que Espino y barrios cercanos incremente la población, ya que son los campos más bellos de todo Puerto Rico”, expresó esperanzado el alcalde sobre el impacto positivo que pueda tener el proyecto eventualmente en la comunidad.

Durante la construcción, se anticipa que se crearán 937 empleos directos, 1,022 empleos indirectos y 85 empleos inducidos. Además de este y otros proyectos con fondos CDBG, San Lorenzo está recibiendo otras importantes inversiones en su infraestructura. Con fondos de FEMA, hay alrededor de 46 proyectos en etapa de construcción con una inversión de sobre $17 millones y más de 36 proyectos en etapa de diseño, para una inversión de sobre $11 millones adicionales.