Mientras soplaban vientos huracanados que presagiaban una gran crisis fiscal para Puerto Rico, en algunas agencias gubernamentales se invirtió dinero en obras que, aunque interesantes, actualmente están inoperantes.

Otra expectativa con el CIS, era convertir a OCAM en la primera agencia del Gobierno en generar sus propios ingresos.

Sin embargo, a un año de su inauguración sólo sirve como refugio para los 50 empleados de la agencia que, para colmo, desaparecerá como parte de un plan de consolidación de entidades que promueve como medida de austeridad el gobernador Ricardo Rosselló.

Las funciones de OCAM pasarán a la Oficina de Asuntos Municipales, adscrita a la Oficina del Gobernador que dirige Omar Negrón, quien actualmente dirige ambas dependencias.

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“El centro no está funcionado porque cuando llegué se había vencido el contrato a los empleados transitorios que manejaban esa área especializada. Además, literalmente, no tenía cómo cubrir la nómina de esos 6 a 10 empleados, porque no había dinero ni para renta. Por eso fue que también tuve que tomar la decisión de cancelar el contrato de alquiler del piso (8) de la Administración de Sistemas de Retiro (ASR)”, dijo Negrón y en referencia a esto último agregó que lo hizo “bajo ley” porque el contrato tenía una cláusula que le permitió la cancelación. 

¿Fue costo-efectivo crear esta oficina (CIS)?

“Está precioso, pero realmente se podía habilitar este edificio invirtiendo muchísimo menos dinero”, dijo sobre la instalación que cuenta con un espacioso estudio de televisión, múltiples cámaras de vídeo, un auditorio de última tecnología y un diseño minimalista tipo open office.

“Aquí hay cajas con computadoras nuevas, hay muchísimas laptops y desktop MAC y hasta una cortina antifuego de $30,000 se compró. Honestamente, el proyecto no es malo, pero en tiempos de crisis esto no fue un gasto prudente”, añadió Negrón.

Negrón afirmó a Primera Hora que el gobernador está interesado en que el CIS continúe operando bajo alguna otra agencia gubernamental. Entre ellas se está considerando el Centro de Oportunidades Federales. "Tiene un potencial enorme y es muy bueno, pero se hizo en la agencia no indicada", sostuvo.

Por su parte, el propulsor del CIS, el excomisionado de OCAM, Carlos Santini, defendió la propuesta diciendo que era “un negocio redondo”.

Dijo que estudió el mercado durante un año y medio para conocer los modelos de capacitación que se utilizan a nivel mundial y eso fue lo que lo motivó a invertir en el proyecto.

“Aquí vino el secretario de Vivienda federal (Julián Castro) y me dijo que no había visto un proyecto como este en la nación americana. Estamos hablando de unas facilidades que todavía tienen oportunidad de beneficiar y generar ingresos al País”, dijo Santini al destacar que había un contrato cuajado con el Departamento de Educación, pero el nuevo Gobierno debía darle seguimiento. Agregó que la información fue provista en las vistas de transición.

El piso 8 de Retiro

Sobre el contrato que estableció con el Sistema de Retiro, para alquilar el piso 8 que se remodeló bajo sus especificaciones, Santini dijo que se trató de una negociación que le redundaría ahorros a OCAM.

Explicó que al momento del contrato, OCAM tenía un compromiso de renta anual en MCS Plaza (Hato Rey) por $346,248. Alquilando el lujoso piso 8 de Sistema de Retiro la anualidad sería de $150 mil, un 60% menos de lo presupuestado.

Insistió en que utilizar las facilidades de CIS para ubicar a los empleados de OCAM no era factible, pues le veía futuro al negocio de la capacitación en línea.

“Tampoco sabía que OCAM se iba a eliminar”, agregó.

Mientras, el exadministrador de la Administración de Sistemas de Retiro (ASR), Pedro Ortiz Cortés, también defendió el contrato y la remodelación por $1.1 millón que se hizo al piso 8.

Ortiz Cortés dijo que ese piso es uno de cuatro actualmente deshabitados en la sede de ASR.

En el caso del octavo piso, dijo, urgía remodelarlo, porque tenía hasta asbesto. “Cuando yo llegue allí era una covacha, era un desastre”, contó.

Tampoco es la primera vez que ASR alquilaba espacios de oficina; antes en su edificio se ubicó el Departamento de Asuntos del Consumidor.

“Aquí nadie operó como ladrón en la noche. En ningún momento ha habido ningún problema. Todo se hizo por el libro”, sostuvo.