Loíza. Ni lo aprendido en su niñez, cuando tomó clases de modelaje con la ex Miss Universe Deborah Carthy Due, le ayudó anoche a la comisionada residente en Washington, Jenniffer González, para tranquilizar sus nervios y poder desplazarse con altiva, como lo hizo, por la extensa pasarela de San Juan Moda para modelar un traje diseñado por la ponceña Lissa Porrata.

Aceptó que fue la primera vez que le temió tanto a las cámaras. Sin embargo, se tomó el atrevimiento para romper estereotipos y demostrar que las personas de tallas más grandes al 4 “nos queremos ver bien, que queremos vestirnos bien”.

“Ayer, no estaba buscando ser modelo. Yo ayer lo que quería demostrar es que habemos mujeres que no caemos en la talla tradicional de estar en una pasarela, pero que queremos vernos bien. Que haya diseñadores como Lissa Porrata, que están dispuesto a esconder un chichito aquí, hacerte ver otra cosa por allá y hacer que uno se vea bien, pues, vale. Y yo quería agradecerle a ella de que cada vez que le he llamado para un traje en todas mis tallas de ropa, porque yo he tenido muchos cambios de size, siempre ha estado ahí. Así que, todas somos bellas no importa el size y yo creo que debemos reforzar la autoestima a muchas mujeres en Puerto Rico y a varones también, que porque no caen dentro del estereotipo del size perfecto no pueden verse bien o vestirse bien”, afirmó la comisionada tras participar de la inauguración de un rompeolas en la comunidad parcelas Suárez de Loíza.

El traje que vistió la comisionada residente era negro brillante con flecos y escote. Tenía algunas transparencias. Lo combinó con zapatos negros y aretes plateados.

“Estas tallas, pues, obviamente no siempre tú las consigues en una tienda, así que te las tienes que mandar a hacer”, dijo al pasar las manos por sus contornos.

González explicó que, debido a ser obesa, la mayoría de sus trajes para galas y actividades en las que participa se los tiene mandar a hacer. Siempre opta por diseñadores boricuas, dijo.

“Estas tallas, pues, obviamente no siempre tú las consigues en una tienda, así que te las tienes que mandar a hacer”, dijo al pasar las manos por sus contornos.

Comentó que no avisó a la prensa que sería modelo de pasarela anoche, “porque quizás también estaba llena de nervios al hacerlo”.

Pero, insistió en que su presencia ayudó a demostrar que “a veces la moda no solamente puede ser lo flaco, que es la concepción que tenemos de las pasarelas y que se me permitiera a mí demostrar que habemos mujeres gorda que también nos queremos ver bien, que queremos vestirnos bien y que haya diseñadores dispuestos, verdad, a salirse de sus áreas, de sus líneas de ropa para confeccionar y hacer que nos vistamos bien, eso también habla de la autoestima a muchas mujeres en Puerto Rico y el respaldo a los diseñadores locales”.

Los nervios se apoderaron de González, según reconoció. Temía caerse en tacos frente a todos.

“La pasarela parecía una pista de aterrizaje. Era bien larga y yo no veía que iba a acabarse. Entonces, pues, ver la gente, ver las cámaras. Yo creo que es la primera vez que yo le he tenido mis respetos a las cámaras. En torno a, están todos ahí, te caes, no te caes, se te vira un pie, lo hiciste bien o lo hiciste mal”, contó entre risas.

Sin embargo, González fue recibida con múltiples aplausos. Por ello, quedó sorprendida por la acogida que recibió.

“Me recibieran con tanto cariño, con tanto aplauso. Estaba en shock, estaba nerviosa también”, reconoció.