Vestido de negro, Oscar López Rivera salió del condominio de Santurce donde ha estado viviendo con su hija Clarissa desde que llegó a Puerto Rico tras 35 años en cárceles federales estadounidenses, y a minutos de que comience su completa libertad, fuera de la vigilancia del programa de supervisión electrónica de las autoridades federales.

El exprisionero político salió escoltado por figuras como la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz, la concejal Melissa Mark Viverito y su abogada Jan Sussler.

López salió levantando los pulgares y aplaudiendo, se dejó llevar por la abogada y la alcaldesa, mientras parte del coro de la Universidad de Puerto Rico (UPR) entonaba canciones.

“Libre, Oscar Libre”, “Oscar te amamos”, gritaron algunas de las decenas de personas que se encontraban frente al condominio en Santurce.

López entonces se acercó a la verja donde estaba la prensa y con unas flores amarillas en las manos respondió algunas preguntas.

“A luchar, a luchar, a luchar porque podemos, podemos atender todo lo que está pasando… necesitamos querer, nunca, nunca nos vamos a rendir y, si amamos esta Patria, tenemos la obligación de defenderla. Podemos, este es un sitio precioso, Puerto Rico es un lugar preciosísimo. Somos un pueblo con mucho amor en nuestros corazones”, dijo López.

"No creo en el sectarismo, creo que podemos unirnos, creo que necesitamos una carpa amplia donde todos aquellos que amen esta Patria entren a esa carpa amplia a luchar por esta Patria", agregó López.

Muchos esperaban con ansias este día: el prisionero independentista será libre hoy tan pronto le sea retirado el grillete que le colocaron las autoridades federales y se dé por cumplida su sentencia.

López Rivera, de 74 años de edad, cumplió más de 35 años en prisiones estadounidenses.

El líder nacionalista compartió con este medio reflexiones sobre su libertad y relató, entre otras cosas, cuál es su comida favorita, qué aspectos le han sorprendido tras retornar a la libre comunidad y si extraña algo de la cárcel.

También ofreció un mensaje para los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que permanecen en huelga y para los miembros de la Junta de Supervisión Fiscal.

El independentista, oriundo de San Sebastián, fue detenido en 1981 y condenado a una pena de 55 años de cárcel por conspiración sediciosa contra el Gobierno de los Estados Unidos, entre otros delitos, a los que se añadieron posteriormente otros 15 por un presunto intento de fuga para la década del ochenta.

En 1999, rechazó el indulto que el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, le concedió. López pedía que el mismo se extendiera también a otros de sus compañeros presos por formar parte del grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

Fue el pasado 17 de enero, que el ahora expresidente, Barack Obama, le conmutó la sentencia.

Sus últimos días de cárcel, los ha pasado bajo arresto domiciliario en la casa de su hija, Clarisa López.

El ex prisionero político tiene la agenda llena y se espera que hoy, a partir de las 3:00 p.m., se celebre en su honor una fiesta pública en la Plaza de la Convalecencia, en Río Piedras.