Brenda Torres ha sido maestra de segundo grado por los pasados 32 años, 27 como empleada del Departamento de Educación y seis laborando en escuelas de los Estados Unidos.

Ahora cuando se retire en diciembre próximo, decepcionada con las “injusticias” que dice se cometen contra los educadores del sistema público, allegaría mensualmente $290 por su servicio en la Isla y “$470 por seis años que trabajé allá afuera y vitalicios”.

“Eso es insólito y no hace sentido”, expuso la mujer de 58 años, al exponer la triste realidad del maestro puertorriqueño.

“Yo estoy enojada, decepcionada. ¿Sabe por qué? Yo tengo 90 días de enfermedad. No me enfermo nunca. Encima que nos dicen, empiecen a faltar para gastar esos días. ¿No han pensado en los estudiantes? ¿Esos administradores que cerraron 800 escuelas, pensaron en los estudiantes? ¿Esos que no nos envían (a trabajar) sin marcadores para la pizarra, sin fotocopiadoras, pensaron en los estudiantes? Sepan que, si algún estudiante no trae materiales, se los tenemos que pagar nosotros. Lo más triste es que quienes pagamos los platos rotos son los maestros”, se desahogó Torres, quien labora en la escuela Segunda Unidad Pedro Meléndez Santiago, de Santa Isabel.

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La maestra dijo que se marcha del sistema educativo, porque se les está faltando el respeto a los maestros. Ella forma parte de la avalancha de las 2,800 solicitudes que ha recibido Educación del personal que busca salir del sistema ante el mínimo aumento concedido por la Junta de Supervisión Fiscal a los educadores de $1,750 a $2,220 mensuales, y ante el recorte de la pensión que ocurrirá en marzo próximo tras aprobado el Plan de Ajuste de la Deuda.

“Tengo una pensión por esos seis años que di en Estados Unidos que va a ser mayor que la que voy a recibir en Puerto Rico por 27 años. Eso no es increíble. Es asqueante y disguta”, dejó claro la maestra.

Dijo que solo le consuela el que también recibiría el Seguro Social. Pero, indicó que sudó para pagarlo “con segundos y terceros trabajos en tutoría y tiendas”.

“Lamentablemente, tuvo que morir un compañero maestro para que se diera cuenta que tenemos tres y cuatro trabajos. ¿En qué mundo vive Puerto Rico que no ven las necesidades de los demás?”.

Por ello, clamó “a los políticos, los abogados, los doctores, los demás maestros, plomeros, técnicos de refrigeración, alcaldes, que han pasado por las manos de un maestro que día a día llegaron a un salón en unas condiciones precarias, que, por lo menos, si no pueden ser solidario con nosotros, no nos critiquen ni maltraten, que nos permitan pelear la lucha que tenemos que pelear”.

La larga lista de maestros que buscarán retirarse también incluye a Dimas Luis de Jesús, de la escuela superior Ángel Millán de Carolina. Saldrá del sistema educativo con 29 años de servicio y tan solo 52 años.

“Solicite el retiro para junio de este año con la esperanza de comprar tiempo (los cuatro meses que le faltan para culminar los 30 años de servicio), debido a que la situación de desasosiego y amenazas a nuestro sistema de retiro. Aunque tengo años de seguir aportando, solo tengo 52, pero ha sido constante el ataque a nuestro desempeño. Ya la valorización a nosotros no ha sido lo mismo”.

De Jesús señaló que no habría recompensa en seguir laborando como maestro hasta los 63 años, edad recomendada para el retiro.

“Nosotros sabíamos que no nos íbamos a hacer rico, lo que no entendemos es por qué se nos empobreció tanto”, lamentó, al reconocer que se siente desgastado, decepcionado y desilusionado con el sistema.

La ruta del retiro la acogió De Jesús, porque entendió que el gobernador Pedro Pierluisi nunca les ha dado esperanza de que las condicionales laborales de los maestros mejorarían.

“Como esto es vocación, nos quedamos a servirle 30 años. Lo que esperamos era poder disfrutar al final de un retiro digno. Pero, no será así”, sostuvo.

Este maestro se retirará joven y aún no sabe qué será de su futuro.

“Pienso evaluar posibilidades. Tengo mis padres mayores también que atender, porque tenemos una población envejecida que requiere atención. Disminuyen los recursos económicos. Pero, como dice el jíbaro: ‘Uno estira los pies hasta donde nos llegue la sábana’”, expresó el hombre, quien espera retirarse ahora en junio.

También está en la lista de los que próximamente se jubilará la maestra Angélica Santiago, de la escuela Martín G. Brumbaugh, en Santa Isabel.

Se irá de Educación en junio próximo con 54 años, si es que logra comprar los tres meses que le faltan para completar los 30 años de servicio.

Dijo que decidió retirarse porque las condiciones laborales a las que se han expuesto a los maestros ha afectado su salud. Además, señaló que ya es tiempo de darle paso a nuevo talento.

Lo más que lamentó la maestra son las dudas que ha generado todo el movimiento fiscal que se ha registrado en el país respecto a los maestros. Reclamó que, “si ya yo he cumplido a mi jornada, entiendo que tengo derecho a recibir un retiro digno”.

La esperanza que guarda Santiago es que a los maestros que se retiren en junio próximo se les permita acogerse al 75% de la pensión y que no se les reduzca este beneficio significativamente, como se aprobó en el Plan de Ajuste de la Deuda.

“Ese es realmente la espera, que después que haya trabajado, que pueda alcanzar que se nos dé el 75% de nuestro sueldo para poder vivir… Nadie sabe nada, nadie contesta y ha creado mucha incertidumbre en la clase magisterial. Son muchos sentimientos y no ha sido fácil”, aceptó la maestra.