“‘El Amolao’ está lo más bien, gracias a Dios y gracias a Blanca (mi esposa), que tiene luz verde para seguir adelante con este servidor”.

Son muchos los que se preguntan dónde está y qué hace el exalcalde de Cataño, Edwin Rivera Sierra, conocido como “El Amolao”, que lleva tiempo fuera del ojo público tras su retiro hace 16 años.

“En resumidas cuentas, me encuentro bien”, aseguró.

Una de sus apariciones más recientes fue en abril pasado -en un vídeo- para agradecer al alcalde de Cataño, Félix “El Cano” Delgado, que pensara en él para que una plaza lleve su nombre.

De hecho, el proyecto del Senado 946 para designar la tarima del frente marítimo y el estacionamiento multipisos de La Puntilla en Cataño con su nombre, solo espera por la firma del gobernador Ricardo Rosselló. 

Cuando Primera Hora visitó al exalcalde, recordado -entre otras cosas- por su particular manera de elogiar lo suavecito que pasaban por la garganta las cervezas de botella verde, las “Palmolive”, nos recibió en su hogar en Hato Rey junto a su esposa Blanca Morales, su único hijo del mismo nombre y uno de sus cuatro nietos, Jan Abdiel Rivera Calderón, de 10 años de edad.

Alcalde, ¿ya tiene 70 años? 

“No”, dice con firmeza.

Sí. En enero los cumplió.

“Me estoy quitando la edad”, contesta riendo efusivamente cuando su esposa le dice que sí, que son 70.

Y se ve muy bien.

Durante el encuentro compartió momentos alegres y otros que le arrancaron lágrimas; algunas de emoción, como tener al lado a su hijo Edwin Rivera y a sus nietos luego de muchos años separados; y de tristeza por no ver cumplido su sueño de que la controvertible estatua de Cristóbal Colón estuviera en Cataño. 

Rivera Sierra, que dejó el cargo en el 2003 por razones de salud, ahora está en silla de ruedas luego de ser operado de la columna vertebral en el 2013. Aunque salió bien, hubo problemas con la anestesia y luego las terapias no dieron el resultado esperado.

“Está estable en sus condiciones. Ya las depresiones son parte del pasado”, indicó su esposa, quien aceptó que el proceso “ha sido bien arduo; esos primeros años fueron bien difíciles”.

Alcalde, todavía la gente le llama a las cervezas verdes las Palmolive. ¿Cómo era que usted decía?

Ríe a carcajadas y recita: “bajan suavecitas, suavecitas, como un pétalo de rosa”.

Pero ahora es un solo un decir; ya no se da ninguna. 

Precisamente, una de las razones por la que es recordado “El Amolao” es por su forma espontánea de hablar.

Alcalde, ¿hay mucha gente que lo recuerda y lo quiere? 

“Lo mío fue portarme lo mejor posible con mi pueblo y con mi gente. Me recuerdan porque yo trataba de dar lo mejor. El tiempo que estuve como alcalde… todos los años le daba aumento a los empleados”, dijo Rivera Sierra; mientras, Blanca resalta su humildad.

La pareja lleva 18 años de relación y de un amor que surgió de “un flechazo”. 

Su hijo agrega que “a mi papá la gente lo quiere y lo recuerda por una sola razón, y es que él siempre fue él; nunca permitió que nada ajeno a su entorno lo cambiara”.

Ambos recordaron anécdotas de cuando Rivera Sierra, antes de ser alcalde, fue porteador público. 

Una que mencionó y que provocó carcajadas fue cuando “antes de conocer a Blanca, si había una muchacha que me cayera bien o algo, pues trataba de acomodarla en el banquito del medio (a su lado), y la cuidaba mucho… para que no fuese a tener un accidente”. Claro, el cuento provocó gestos y risas de la familia. 

Pero “El Amolao” se conmovió hasta el llanto cuando Primera Hora le comentó que la estatua de Colón se quedó en Arecibo.

No pudo responder.

Su esposa dijo que precisamente en estos días hablaban del tema. 

“El sueño era que estuviera en Cataño, porque esa era su visión, pero si la pusieron en Arecibo, lo importante es que esté. Yo espero llevarlo (a verla). Su sueño es ir allá y verla”, dijo con firmeza.

Sobre el acontecer diario, el exalcalde dice que su esposa lo mantiene al día, incluyendo temas como el de la Junta de Supervisión Fiscal y la propuesta reducción de pensiones.

“Yo hablo más que él, porque él está más concentrado en su salud. A veces le digo que están las cosas difíciles si recortan las pensiones. Y no solo para él. Yo pienso, que el pensionado que está así, como Edwin, que es un impedido, si tú le bajas esa pensión se afectan todos, porque hay otros gastos que no cubren los planes”, indicó Blanca.

Uno que no despegó sus ojos de su abuelo fue Jan Abdiel, quien hacía unos seis años que no lo veía por un caso que enfrentó a su padre y a su abuelo en los tribunales. 

“Lo extrañé mucho, siempre quise verlo. Siempre estarás en mi corazón”, le dijo el niño con la voz quebrada. De hecho, este fin de semana de Padres lo pasarían juntos.

De su parte, el hijo “El Amolao” aceptó que, a veces, “cuando te das la oportunidad de salir de las situaciones, te das cuenta de que no hay nada. Hay cosas que el dinero no las paga, que no tienen siquiera razón de ser… (El reencuentro) fue un momento bien brutal. No lo cambio por nada del mundo”, agregó emocionado.

El próximo 19 de julio, en medio de la celebración de las fiestas patronales en Cataño -que son del 17 al 22- se homenajeará al pintoresco exalcalde y designarán las dos estructuras con su nombre.

Más sobre Edwin Rivera Sierra

Nació en Santurce, en enero de 1949.

Por varios años fue miembro de la Policía.

Fue legislador municipal de Cataño entre 1981 y 1987.

Fue alcalde de Cataño, por el Partido Nuevo Progresista, entre 1987 y 2003. Durante sus 16 años de alcalde se construyeron numerosas estructuras distintivas del pueblo, como la alcaldía, el frente marítimo y la Villa Pesquera.

En 1998 se interesó por levantar en Cataño una gigantesca estatua del almirante genovés Cristóbal Colón que el gobierno de Puerto Rico había comprado por más de $2 millones. La obra del escultor ruso Zurab Tsereteli fue finalmente erigida en Arecibo luego de mucha controversia, pero todavía no está abierta al público.