Las recomendaciones de confinamiento impuestas por el gobierno como medida cautelar para desacelerar los contagios de coronavirus en Puerto Rico han provocado otra situación que pudiera desencadenar en otras crisis de salud: las vacunaciones rutinarias de los niños han mermado abriendo una brecha para que enfermedades peligrosas resurjan en nuestra población.

La pandemia de la COVID-19 -declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 11 de marzo- supone un reto para la salud pública de todos los países que han tenido que poner a sus poblaciones en cuarentena como medida de protección. Aun así la enfermedad ha provocado a nivel mundial más de 3 millones de contagios y 230,000 fallecimientos. En el caso de Puerto Rico las muertes se elevan a 92 y los casos positivos a 1,539.

Dentro de este escenario, se han desarrollado un sinnúmero de limitaciones en el sistema sanitario de la isla con el colapso o interrupción de servicios básicos de salud desde mediados de marzo, cuando la gobernadora Wanda Vázquez Garced inició un toque de queda que ordena el cierre de escuelas, establecimientos y la cancelación de otros servicios, a excepción de los clasificados como esenciales.

Aunque los hospitales siempre han estado abiertos a la ciudadanía, igual que las consultas a médicos en caso de emergencias, lo cierto es que durante las primeras semanas de aislamiento otras áreas de la salud, incluyendo algunos centros de vacunación, cerraron sus puertas o limitaron sus servicios en horarios. También se dio el fenómeno de padres y madres que “por miedo al coronavirus” no acuden a las clínicas de vacunación, ni a las oficinas de pediatras o centros de proveedores dedicados a la inmunización.

El tema ha sido discutido por los miembros de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría (SPP) durante las pasadas semanas y la organización, incluso, ha impulsado unas campañas de orientación recordándole a la ciudadanía la importancia de la vacunación, precisamente, en estos tiempos de pandemia.

Así lo indicó a Primera Hora el presidente de la SPP, Gerardo Tosca, quien se mostró preocupado con el hecho de que los padres continúen postergando un asunto “vital”, particularmente, con los niños menores de dos años.

“Al principio de la cuarentena algunos centros cerraron y a los papás se les dificultaba buscar un sitio. Pero otros por miedo no quieren sacar a sus hijos… esa merma se notó. Y nos causa preocupación de que, de continuar este patrón, resurjan algunas de estas enfermedades que están casi erradicadas o por lo menos controladas. Por eso exhortamos a los padres que, por favor, cotejen las vacunas de sus niños en especial los menores de dos años”, manifestó el pediatra.

Mostró gran preocupación por los recién nacidos e infantes hasta los 12 meses de edad pues, destacó, en este periodo se administran las vacunas preventivas de enfermedades peligrosas como el polio, la difteria y la meningitis.

“Las vacunas de estas y otras enfermedades peligrosas se suministran entre los dos, cuatro, seis y 12 meses de edad… no nos podemos tomar riesgos en estos momentos. Ahora más que nunca los niños necesitan estar lo más saludables posible para que no haya complicaciones mezcladas con el COVID-19”, sostuvo.

Aunque no hay cifras actualizadas sobre actividad de vacunación durante el pasado mes y medio -pues el Registro de Inmunización de Puerto Rico (PRIR), operado por el Departamento de Salud, en el que se pueden validar los datos está inoperante hace una semana- información recibida por VOCES: Coalición de Vacunación de Puerto Rico señalan que la reducción de visitas a pediatras para fines de vacunación es motivo de alerta.

Así lo señaló la presidenta de la organización, Lillian Rodríguez, al destacar que pediatras le han confirmado que las consultas se han reducido de 25 o 30 pacientes a 3 a 5 al día y, en ocasiones, se establece por telemedicina.

“Lamentablemente, la vacunación no la podemos hacer por teleconsulta. Esa visita hay que planificarla, pero no se está dando con la frecuencia que debería”, resaltó.

De otra parte, Rodríguez mostró preocupación de que el sistema de PRIR se haya caído y urgió al Departamento de Salud que trabaje con celeridad la operación de la plataforma.

El sistema de Registro de Inmunización de Puerto Rico, operado por el Departamento de Salud, está inoperante hace una semana.
El sistema de Registro de Inmunización de Puerto Rico, operado por el Departamento de Salud, está inoperante hace una semana. (Suministrada)

“El registro de inmunización no funciona y es peligroso porque si el papá o la mamá no tienen la tarjeta de vacunas al día los proveedores no sabrán qué vacunas le hace falta al niño. Eso crea otros retos porque ese sistema también sirve para llevar el inventario de vacunas que se realiza en Puerto Rico y eso es sumamente esencial en estos momentos”, destacó.

En cuanto al tema de los centros de vacunación dijo que, según los cálculos realizados por VOCES actualmente un 48% están abiertos, mientras que los proveedores también están empezando a operar aunque en horarios reducidos y la información puede ser corroborada a través de www.dondemevacuno.com

Mientras, la doctora Iris Cardona -pediatra y consultora en asuntos clínicos para el Programa de Vacunación del DS- aseguró que sí hay disponibilidad de centros de vacunación alrededor de la isla que se han mantenido operantes durante todo el periodo de cuarentena. De hecho sugirió a los tutores- incluidos los beneficiarios del plan VITAL- a buscar información completa en www.vacunatepr.com

Sin embargo, reconociendo que hay temor de los padres a sacar a sus hijos del hogar por miedo a un contagio de la COVID-19, enfatizó en que en todos los lugares se están tomando medidas de seguridad y desinfección recomendadas por la agencia y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Resaltó que el miedo no puede ir sobre la salud, al tiempo que recordó que 17 enfermedades son prevenibles con vacunas y de estas 14 se administran en los primeros dos años de vida de un ser humano.

“Hace más de 50 años la Haemophilus influenza tipo b (Hib) causaba 50 mil muertes de niños en Estados Unidos. Aquí se veían 30 a 35 casos todos los meses y muchos morían y los que sobrevivían quedaban con daños permanentes. Más atrás en el tiempo también teníamos el polio. Esta enfermedad era como el COVID-19 de los menores de cinco años para esa época. Era un miedo terrible que tenían todos los padres por esa enfermedad que se manifestaba con vómitos y diarreas y terminaba causando parálisis…aquí en Puerto Rico hace más de 20 años que no vemos ni un solo caso. Pero si no mantenemos nuestra inmunidad teniendo a los niños vacunados podría darse el caso de que una de estas enfermedades llegue de países donde todavía se registran diagnósticos”, expresó.

La preocupación de Cardona es que la cuarentena se extienda por más tiempo y los padres por temor de no salir de sus casas continúen postergando la administración de vacunas, particularmente en aquellos que han pausado el proceso en bebés que nacieron hace dos a cuatro meses.

“El llamado a todos los padres del mundo, no solo a los de Puerto Rico, es que definitivamente la COVID-19 es una enfermedad terrible y aun no hemos encontrado la manera de prevenirla. Pero el polio es igual de terrible, el sarampión común puede matar a nuestros niños y eso también ocurre con la tos ferina. Sin embargo, tenemos la manera de prevenirlas y por eso es el llamado a los padres que continúen llevando a su hijos a vacunar”, destacó.

Mencionó que en Puerto Rico la tasa de vacunación es de un 95% algo favorable para prevenir posibles brotes en meses continuos, pero eso no puede ser un aliciente.

“Si el cierre durara 40 días más podría haber un atraso a nivel de cobertura de vacunas que no han sido suministrada en los bebés y, aunque confío que no hayan brotes, no podemos bajar la guardia”, insistió.

De hecho, el 23 de abril de 2020 la OMS advirtió sobre los peligros de la caída de coberturas de vacunas y en Estados Unidos los CDC proponen garantizar las vacunaciones en los niños menores de dos años.

Mientras a los niños que hayan sido contagiados con el SARS- CoV-2 se les recomienda que una vez se encuentren clínicamente bien, prosigan con el calendario de vacunación correspondiente, indicó Cardona.