En medio de la crisis en Puerto Rico por la pandemia del COVID-19 - y los retos que conlleva establecer una vigilancia genómica para monitorear posibles mutaciones del virus que puedan provocar repuntes peligrosos y mortales- fue que una científica ponceña detectó la primera variante del coronavirus que llegó a la isla, provocando que el gobierno estableciera de inmediato un plan epidemiológico de contención.

Fue para enero de 2021 que la doctora en microbiología Vanessa Rivera Amill, directora científica de INNO Diagnostics & Research Centers in Minority Institutions (RCMI) del Ponce Research Institute, descubrió junto a su equipo de trabajo la presencia de la variante Alfa (identificada inicialmente en Reino Unido) en el archipiélago borincano, demostrando que la comunidad científica de la isla tiene la capacidad de detectar cualquier amenaza que surja con el desarrollo de nuevas mutaciones en el SARS-CoV-2.

Esfuerzos como los que lidera desde el laboratorio del instituto le fueron reconocidos recientemente a la científica puertorriqueña a través del premio Bajari que otorga el Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico. Rivera Amill es la segunda científica en recibir esa distinción.

En entrevista con Primera Hora, la doctora manifestó que la gesta de que en el laboratorio se haya detectado la primera variante del SARS-CoV-2 que afectó a Puerto Rico se debió al esfuerzo de “muchos colaboradores”.

“Éramos muchos los que estábamos trabajando mano a mano con el Departamento de Salud, el Fideicomiso, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y los laboratorios clínicos de la isla para monitorear el virus que causa la enfermedad del COVID. Y sí, en nuestro laboratorio fue que se detectó la primera muestra de esta variante para finales de enero de 2021, pero fue el ejercicio de un trabajo en equipo”, destacó con humildad. Precisamente fue desde este equipo de trabajo que también se elaboró una prueba diagnóstica de COVID, en tiempos en que las muestras había que enviarlas a Estados Unidos. En total, se han analizados más de 500 muestras.

La doctora Rivera Amill reiteró que las alianzas entre la comunidad científica ha sido y será clave en la batalla contra el COVID. “Contra esta enfermedad no se puede trabajar como personas aisladas porque este es un problema que afecta no solo a Puerto Rico, sino al mundo. Y las experiencias desde diferentes perspectivas científicas son las que van a lograr poner fin a la epidemia”, subrayó.

Defendió también la importancia que le deben dar los gobiernos a la vigilancia genómica pues es determinanete para seguir el rastro a los virus -en este caso el coronavirus- y conocer sus características, comportamientos y el alcance que puedan tener en términos de transmisión o infección. “Es importante tener esta información en tiempo real para que el Departamento de Salud y sus unidades puedan tomar decisiones oportunas”, acotó.

De otra parte, la también profesora y decana asociada del programa doctoral en Ciencias Biomédicas de la Ponce Health Science University, lidera desde el laboratorio del instituto el único programa acreditado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para servicios de genotipado del VIH en Puerto Rico y el Caribe.

“Nuestro laboratorio se encarga de hacer el análisis y examinar los cambios que ocurren en el material genético del virus (VIH) y que puede impactar algunas de las terapais disponibles contra el virus. Esto es importante porque si se encuentra un cambio significativo puede que los tratamientos no sean efectivos”, explicó.

Asimismo, es la investigadora principal de varias subvenciones especiales financiadas por los CDC, incluyendo esfuerzos en comunidades para prevenir los arbovirus y un estudio relacionado con subcohortes sobre el COVID-19.

Precisamente, las investigaciones de arbovirus son las que más le apasionan, en particular las relacionadas a los virus o enfermedades transmitidos por mosquitos.

“Estos son proyectos que estaban en agenda antes de la pandemia y que no he dejado de llevar a cabo. Mi énfasis acatualmente, además de las investigaciones del VIH, son las de enfermedades transmitidas por mosquitos. Ese fue mi interés principal por mucho tiempo, es el que me apasiona y tengo proyectos en ese tema”, dijo al recordar que el dengue, chikungunya y zika son algunas de las enfermedades provocadas por mosquitos, en este caso el Aedes aegypti.

El recorrido profesional de Rivera Amill fue reconocido por el rector de la Ponce Health Science University, José Torres, quien expresó que el premio otorgado a la científica es más que merecido.

“Con sus ejecutorias, conocimiento y dedicación ha demostrado la importancia de las ciencias en Puerto Rico”, puntualizó en declaraciones escritas.

Por su parte, la doctora Kenira Thompson, presidente de Ponce Research Institute, describió a Rivera Amill “como una líder en su campo”.

“Su trayectoria académica e investigativa sirven de ejemplo para otros. Nos enorgullece que sea parte de nuestro equipo de trabajo”, agregó.