Con una tasa de fecundidad de solo 0.89%, Puerto Rico se coloca con el promedio más bajo que se haya registrado en la isla en el número de hijos que tiene la mujer puertorriqueña durante su período reproductivo (15-44 años), advirtió la experta en demografía, Judith Rodríguez Figueroa.

Este índice tan bajo, unido a la reducción acelerada en las tasas de natalidad desde 2005, y cuyas causas son multifactoriales, urgen de una política de manejo poblacional integral que sigue ausente de los escenarios gubernamentales y del liderato que tiene las riendas del país, sostuvo Rodríguez Figueroa.

“Ahora mismo estamos por debajo del nivel de reemplazo. La tasa de fecundidad es el indicador del nivel de reemplazo de una población y con esa tasa de 0.89, Puerto Rico cada vez está más lejos del nivel de reemplazo que para nosotros, para la preservación de nuestra raza nativa, es de 2.1 (dos hijos promedio por mujer). Esto ha resultado en una reducción extraordinaria de la población nativa de Puerto Rico, de aquellos que nacen aquí”, abundó en entrevista con Primera Hora, la catedrática retirada de la Escuela de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, quien junto a otros demógrafos, ha denunciado en múltiples ocasiones los riesgos de estos cambios poblacionales para la isla.

En 2019, según el Banco Mundial, Puerto Rico ocupaba la segunda tasa más baja de fecundidad en el mundo y un informe que publicó el Departamento de Salud de 2017 a 2020, colocó en 0.89 el número promedio de hijos tenidos por mujer, siendo el más bajo que se haya registrado en la isla, dijo Rodríguez Figueroa. La tasa de fecundidad se obtiene del cálculo de nacimientos vivos por edad de la madre y el total de la población de esos grupos de edad.

La demógrafa explicó que en 2020 la mitad (50%) de los nacimientos vivos correspondían a madres para las cuales este era su primer hijo, mientras que en 2017, era el 47%.

Rodríguez Figueroa, quien hizo una tesis sobre la fecundidad en Puerto Rico para obtener el grado de maestría en demografía, resaltó que desde 1950 los niveles de este indicador poblacional comenzaron a bajar en la isla. “No hay duda que desde entonces, disminuyó el número de hijos tenidos por mujer. Las mujeres hicieron unos ajustes y comienza el uso de métodos anticonceptivos, incluyendo la esterilización como uno de los métodos de mayor importancia específicamente a mitad del siglo pasado y que al presente todavía continúa usándose en Puerto Rico”, resumió.

También dijo que ya desde 1925 “se comenzó con un discurso de planificación familiar y hemos estado expuestos a un discurso de que tener menos hijos es lo mejor y eso ha calado fuerte, tanto en Puerto Rico como en otros países y al aumentar la preparación académica de la mujer e insertarse en la fuerza laboral, todo eso ha tenido un impacto en los índices de fecundidad”.

Recordó que en los años de 1950 y 1960, la pastilla y otros métodos anticonceptivos no estaban completamente desarrollados y no eran aceptados por sectores religiosos y “lo que estaba disponible entonces era la esterilización que se conocía como ‘la operación’”. Luego, en los años de 1970, dijo que el Departamento de Salud facilitó programas de esterilización de las mujeres.

Más adelante, en la década de 1990, la demógrafa apuntaló que comenzó a observarse un alza en los partos por cesárea y con la reforma de salud, la práctica que se hacía mayormente en hospitales privados, comenzó a notarse también en hospitales públicos. “De ahí comenzaron a incrementar las cesáreas en Puerto Rico hasta que al 2020 el 48% de los partos se hacían por cesárea. Esta es otra de las razones para las bajas tasas de fecundidad porque durante la cesárea hay una alta probabilidad de que después de dos cesáreas, se recurra a la esterilización”, explicó.

La demógrafa mencionó además que en años en más recientes, ante la llegada del virus del Zika se estableció un programa federal para proteger a las mujeres con métodos contraceptivos contra la enfermedad, que amenazaba a embarazadas con dar a luz bebés con microcefalia. “Esto ha contribuido también a que se diera una baja en nacimientos. Alrededor de 25 mil mujeres entraron como parte de ese programa y este es otro factor a nivel de la salud, que al igual que la práctica de la cesárea han contribuido a esa la baja en natalidad”, observó.

Dijo así mismo, que al bajar el promedio de hijos tenidos por mujer, simultáneamente se ha observado una reducción del potencial reproductivo del país que son las mujeres en edades de 15 años a 44 años, que son las que tienen la probabilidad de parir. “Entre el 2000 y 2021 la reducción es de un 27%, lo que explica la baja en natalidad cogida de la mano de la migración negativa. El balance neto migratorio se lleva mayormente a gente joven”, sostuvo Rodríguez Figueroa.

También destacó que, dentro de este grupo de mujeres con potencial reproductivo, la fecundidad tiende a ser mayor en las mujeres más jóvenes, entre los 20 a 24 años y la composición de ese grupo de 15 a 44 años se ha afectado, porque el grupo de mujeres de 20 a 24 años cada vez es menor. “En ese grupo es que se han experimentado las reducciones más extraordinarias. En 2000 todavía teníamos 60 mil nacimientos vivos y en 2022 bajaron a alrededor de19 mil. Cada vez la entrada de gente joven a la población va a ser menor y es un riesgo bien grande para la población nativa. Una baja de nacimientos lleva a una reducción de la gente joven de un país, independientemente de su sexo”, subrayó la demógrafa.

Además, destacó que la configuración interna de ese grupo poblacional ha sufrido cambios y un ejemplo de ello es que ha habido una baja considerable en las madres adolescentes en Puerto Rico. Para 2020, dijo que solo un 7.8 de los partos correspondían a madres adolescentes, cuando la cifra llegó a ser de un 20% y se hicieron campañas para reducir esa cantidad. “La gente joven es la que se ha visto más afectada con la baja de nacimientos, conforme a años anteriores y por eso es que vemos que cuando la natalidad empezó a bajar más aceleradamente, escuelas han tenido que cerrar el kindergarden y primer grado y hasta las universidades están teniendo problemas para reclutar estudiantes nuevos, Cada vez vamos a tener menos gente que esté entrando a ese grupo de mujeres en edades reproductivas”, acentuó.

Otras causas sociales y económicas

Además de la ola migratoria, la demógrafa apuntó como causas que han contribuido a la reducción en la fecundidad y natalidad a los cambios en los patrones en la familia, educación y en el mundo laboral.

“Las mujeres han alcanzado mayores niveles académicos y el estar más tiempo estudiando le reduce el período de exposición biológica para poder tener hijo”, dijo para agregar que mientras, la fecundidad se reduce, por otro lado, según los datos del Negociado del Censo, el grupo de mujeres nunca casadas de 15 a 44 años ha experimentado un incremento en Puerto Rico. Detalló que entre el año 2009 y 2021 el aumento fue de 115 mil mujeres para un 35%. “A la vez tenemos, que el grupo de las mujeres casadas en estas edades, también se ha reducido”, detalló.

En el área de cuidado de la salud, Rodríguez Figueroa dijo que otros factores que siguen afectando las bajas tasas de fecundidad y natalidad son la falta o poco acceso a servicios médicos, escasez de médicos especialistas como obstetras y pediatras, así como el cuidado y recursos que requieren condiciones especiales como el trastorno del autismo que en la última década ha registrado un aumento en Puerto Rico.

Igualmente, aludió a los cambios en los patrones laborales y familiares, pues al aumentar su participación en la fuerza laboral, las mujeres están expuestas a horarios de trabajo hasta altas horas de la noche y tienen que lidiar con el cuidado de sus hijos, muchas sin una red de apoyo familiar y tampoco institucional.

“En esa decisión que toma la mujer y la pareja, que incluye al hombre, incide el reducir el número de hijos o el tener o no tener hijos”, dijo a la vez que destacó que otro factor primordial es la situación económica, pues los programas de asistencia pública cobijan a familias de ingresos más bajos y muchas de las mujeres que integran la fuerza trabajadora están desprovistas de estas ayudas.

Como otro factor de cambio social, la demógrafa aludió a que las mujeres de hoy día son más independientes y tienen un conocimiento mayor, a través del acceso y dominio de la tecnología.

Ante este sesgo poblacional que se está registrando en Puerto Rico, Rodríguez Figueroa insistió en que tiene que haber una respuesta mayor, que no se quede en expresiones y en campañas publicitarias.

“Hemos tenido programas y servicios para asuntos específicos de población, pero no una política institucional para atender de forma integral el comportamiento de las variables demográficas en concordancia con el desarrollo económico y social de Puerto Rico”, aseveró Rodríguez Figueroa.