Barceloneta. Eran las 9:45 a.m. de este martes cuando unas sirenas comenzaron a sonar para anunciarle a los estudiantes de la escuela superior Fernando Suria Chávez, ubicada en el área urbana de la Ciudad de las Piñas, que se ensayaría un desalojo como parte de un simulacro de terremoto, magnitud 5.5.

En tres minutos y 55 segundos los jóvenes salieron caminando y siguiendo unas flechas color verde que estaban dibujadas en el suelo. Se dirigieron hacia un área verde, lejos de los edificios y contigua al estacionamiento. Allí, aguardaron debajo de un intenso sol hasta que el personal de seguridad les dio el visto bueno para regresar a los salones. Todo el evento fue observado por el secretario de Educación, Eligio Hernández; el comisionado de seguridad de la agencia, Cesar González, así como por la alcaldesa de Barceloneta, Wanda Soler.

El simulacro se realizó al unísono en las 440 escuelas que ya han comenzado sus clases, tras haber sido inspeccionadas por ingenieros estructurales que evaluaron los posibles daños que pudieron ocasionarles los múltiples sismos reportados en la zona suroeste. Sin embargo, la visita a esta escuela superior cobró particular interés, pues la semana pasada una madre convirtió en viral un vídeo en el que denunció que los portones permanecieron cerrados durante un terremoto de magnitud 5 y que no se permitió que los padres se llevaron a los estudiantes.

“Este es el plan que tiene el gobierno para nuestros hijos, portones cerrados en su totalidad con nuestros hijos adentro. En mi experiencia, mi hija me llamó llorando por el temblor y aquí están todos los niños encerrados dentro del plantel. Este es el plan que tiene el gobierno con nuestros hijos y era exactamente lo que muchos sospechábamos y lo que muchos no queríamos que pasara”, dijo Karla Aponte durante un Facebook Live.

Hoy, sin embargo, Hernández defendió el plan de desalojo escolar. Igual lo hicieron estudiantes, maestros y otro personal de la escuela que participaron del evento.

“En el simulacro que se trabajó en el día de hoy, un simulacro de terremoto, pudimos calcular que la escuela con sus 165 estudiantes y un número aproximado de 76 personales administrativos desalojaron completamente la escuela en tres minutos con 55 segundos. Esto lo que nos garantiza es que el proceso se hizo de la manera correcta. Los maestros llegaron al punto de encuentro, donde luego del punto de encuentro establecieron su conteo de cantidad de estudiantes que tenían dentro del salón para establecer que ningún estudiante haya permanecido en ninguna parte de la estructura”, explicó el comisionado de seguridad de Educación.

El funcionario expuso que si algo hay que mejorar en la escuela Fernando Suria Chávez o en el resto de las escuelas a nivel Isla es el tiempo de desalojo.

“Podemos mejorar el tiempo de salida. Acuérdese que la práctica va a ir maximizando el proceso de lo que es el desalojo. Si continuamos en el proceso de práctica, como lo está establecido en el calendario escolar, vamos a mejorar en todas las escuelas el proceso de cantidad de tiempo de desalojo en cada una de ellas que nos garantice, entonces, que los estudiantes permanezcan en un área segura en menor tiempo”, acotó González.

El funcionario explicó que Educación provee un plan general de emergencia, pero que en cada inicio del año escolar cada una de las escuelas deben ajustarlo a su realidad.

Comentó que en el caso de la Fernando Suria Chávez “no hay necesidad de tener los portones abiertos, porque si tenemos los portones abiertos, lamentablemente, exponemos a los estudiantes a un caso de tirador activo, que una persona ajena entre al cuartel escolar. En esta escuela en particular, no hay necesidad de salir del plantel escolar”.

González dijo que en caso de que se registre una alerta de tsunami, los estudiantes ya conocen para cuál edificio cercano es al que tienen que dirigirse.

Trascendió, de hecho, que es el municipio de Barceloneta, a través de la Oficina de Manejo de Emergencia, quien ha estado a cargo de la capacitación en caso de emergencia en las escuelas. Por ello, la alcaldesa Wanda Soler dijo estar satisfecha con este simulacro y la respuesta de los estudiantes, sobre todo, los del Programa de Educación Especial.

“Es bien importante que podamos tener estos simulacros para que los estudiantes puedan llevarle el mensaje a sus padres y de esa manera los padres sepan que tenemos un plan estructurado y organizado en caso de alguna emergencia. Sabemos y entendemos, todos tenemos hijos, que nos vamos a desesperar en saber si nuestros niños están bien o no están bien. Pero, todos tenemos que seguir un plan y las instrucciones que se han impartido para garantizar la seguridad y la vida de todos en momento de emergencias”, sentenció la funcionaria.

Imagen muestra a los estudiantes de la escuela superior Fernando Suria Chávez durante un desalojo.
Imagen muestra a los estudiantes de la escuela superior Fernando Suria Chávez durante un desalojo. (sumistrada (custom credit))

Una estudiante destacada de la escuela, Nairis Pimentel, de undécimo grado, comentó que “mi mamá está bien preocupada y claro, todo padre tiene razón para estar preocupado. Pero yo, por lo menos, le digo a los padres que se sientan tranquilo, porque ahora mismo la escuela está tomando las medidas y precauciones correctas… Nos han hecho sentir bastantes seguros”.

Por su parte, el secretario de Educación informó que los planes de emergencia se han puesto a disposición de los padres, principalmente en las “casas abiertas” que han realizado antes de que inicie este semestre escolar.

“Vamos a seguir ensayando para que la respuesta de los estudiantes en un momento real sea acorde con el plan de emergencia”, sentenció Hernández.

Por otro lado, la directora escolar, Yashira Delgado, sostuvo que las gritas que presenta el plantel son “cosméticas” y no producto de los sismos. Dijo que así lo certificaron los ingenieros estructurales que visitaron el plantel por parte de Educación y del municipio.

“No representan ningún riesgo a los niños ni a la facultad en general”, indicó, previo a mostrar que las gritas están en la zona que separan una estructura antigua con una de más reciente construcción.