Rachel Hiskes, estudiante de la  Escuela Graduada de Trabajo Social  de la  UPR, fue al Capitolio como parte de un  colectivo de prensa estudiantil, que querían cubrir la sesión legislativa  del Senado y la Cámara.

“ Yo les hablé a los Policías, porque queríamos cubrir la sesión.  Estaba Radio Huelga, Yndi Media, y Onda Alterna la emisora de radio digital para la  cual yo trabajo, y Rumbo Alterno. Estaba con mi compañera  Shariana Ferrer Nuñez. Cuando nos dijeron que no podíamos entrar, que la sesión estaba cerrada, nos quedamos ahí”, relató.

“Después un grupo de personas de la tercera edad  se acercó al counter de resgistro de entrada del Capitolio, cuando empiezan a macanear a una señora. Nos cerraron la entrada. Ahí mismo empezaron a rociar gas pimienta y nos dan rodillazos”, relató.

“ Nos dicen que vayamos afuera, donde están macaneando a los  otros estudiantes. Después de la segunda rociada de gas pimienta yo me levanté porque todavía están dándole a una señora,  a estudiantes, a personal de ahí.... Yo estaba con la cabeza cubierta y escuchaba muchos golpes”.

“En el momento que me levanto, me macanean hasta la puerta del Capitolio y cuando llego a la puerta, que me están empujando con la macana,  ya no es en la espalda que me daban,  es en el cuello y me lanzan por las escalinatas. Yo volví a subir para confrontar lo que me hizo el oficial que no tenía placa”, acotó.

 Rachel salió impulsada y en medio de la vorágine perdióo sus zapatos  y los espejuelos.

“Cuando salimos vimos que todo el mundo  estaba agredido con vendas con sangre. Había sangre en la grama y en la acera, personas con los labios partido e hinchados y los ojos  lagrimosos de todo el gas que habían echado”, describió.

Dice la estudiante que s emovieron hacia el área oeste, pero otra vez llegó a ellos la fuerza bruta policiaca.

“Dijeron que teníamos que movernos de ahí y nos caen encima de nuevo. Empiezan a darle  a todos : estudiantes, mujeres y  personas mayores  con la Policía Montada a macanazos contra las personas también”, relató.

Tras la orgía de golpes, macanazos, gases y pimienta, Rachel terminó “molida”. 

“Tengo la piel en la espalda todavía con pimienta impregnada. Siento un fuerte picor. Los moretones de macanazos y la espalda y el cuello me duelen”, confesó.

“Yo asistiré a la marcha en contra de la brutalidad policiaca. Pido la renuncia al Superintendente de la Policía que fue el que dio las ordenes de darnos. No descartó ninguna acción  para reclamar justicia”, había anticipado.