Los maestros que le hayan informado al Departamento de Educación (DE) su intención de renunciar pueden retirar esa petición tras la decisión del Tribunal Supremo que declaró inconstitucional la Reforma de Retiro en lo que compete a los maestros activos.

Educación indicó ayer que la solicitud de intención de renuncia puede revertirse, pero no así las dimisiones ya completadas si el maestro ya abandonó el salón de clases.

Aunque existían unas fechas límites para revertir la intención, Educación las va a cambiar esta semana en consulta con el Sistema de Retiro.

La presidenta de la Asociación de Maestros, Aida Díaz, indicó que lo más recomendable es que los maestros con 55 años de edad y 30 años de servicio se retiren ahora. A los que no cumplen con esos requisitos de edad y tiempo, les recordó que la decisión del Supremo eliminó la ventana para aquellos entre 28 y 30 años de servicios, que podían recibir el 70% de su sueldo.

Estos, indicó Díaz, deberían quedarse trabajando los dos años que le restan si no quieren “ la miseria” que les concede la ley vieja. “Los que tienen menos de 55 y los 30, lo ideal es que esperen”, puntualizó.

La líder magisterial señaló, por otra parte, que las nuevas enmiendas a la ley podrían afectar las pensiones, aunque no de forma tan drástica.

El Sistema de Retiro de los Maestros (SRM) recibió ayer la visita de educadores en busca de orientación acerca de cómo les afecta la decisión. Allí, sin embargo, sólo se les certifica tiempo trabajado, edad y monto de jubilación.

El SRM, dentro de ese trámite, anunció que va a continuar trabajando la conversión de los pagos realizados por los maestros que quisieron adelantar su fecha de retiro mediante años no cotizados.

La maestra Carmen Collazo, de San Juan, se siente productiva y querría quedarse dando clases. “Hay que esperar a ver qué dice la nueva ley, la reforma de la Reforma. Sólo tengo 51 años. Estoy joven”, indicó.

Beverly Torres, trabajadora social de Villalba, va a completar su trámite de renuncia. Le habían dicho que le aplicaba una ley que estaba cuestionada y ahora aprovechará para irse con la ley “vieja”.

Su esposo, José Diversé, no tuvo la misma suerte que ella. Trabaja en la Administración de Corrección y “le tumbaron” 1/3 partes de la pensión con la Ley 3.

“Lamentablemente el Tribunal no midió a los empleados con la misma vara”, dijo.