La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) reconoció este miércoles, durante una vista técnica del Negociado de Energía, que miles de barriles de combustible de la Central Palo Seco, en Toa Baja, no se saben dónde han ido a parar en los pasados seis meses.

La información salió a relucir en las preguntas que realizó el comisionado del Negociado, el ingeniero mecánico Ángel Rivera de la Cruz, al administrador de Combustible de la AEE, ingeniero Edwin Barbosa.

“Ingeniero Barbosa: ¿Qué sucedió con 130,485 barriles de combustible en tres meses que no se utilizó y no apareció en el tanque?”, cuestionó Rivera de la Cruz para dar paso al tema.

“Nosotros podemos inferir, desde aquí desde la oficina, que todo se debe a las mediciones de tanque y las mediciones de los consumo. Ehhh, si miramos el informe anterior, el informe anterior tuvo una desviación de 19.66% y este tuvo de 35.9%. Ya eso es una cuestión operacional que nosotros no manejamos, porque a nosotros nos envían los consumos y luego lo comparamos con generación para ver si estamos cerca. Pero, ciertamente, un elemento que nosotros utilizamos como un dato que nos proveen”, respondió.

Rivera de la Cruz reveló que, además de los 130,485 barriles de los que no hubo constancia en el informe trimestral que presentó la AEE en octubre pasado, se le añade otros 28,555 barriles del informe anterior del que habló el ingeniero de la AEE, que también contemplaba tres meses. Dijo que “esto tiene un impacto en las finanzas de la Autoridad” de unos $15 millones en inventario. El cálculo lo proveyó antes de cuestionarle a Barbosa si la AEE no tiene duda de que recibió ese combustible y se le pagó al suplidor. La respuesta que obtuvo del funcionario fue que “no tiene duda” de que la compra del combustible se hizo.

“Está el recibo, está el recibo del reporte de la planta, está el informe de inspección de laboratorio, o sea, hay varios documentos” que lo confirman, afirmó el ingeniero.

Ambos funcionarios explicaron que el combustible del que se habla es “combustible residual” que no se le puede echar a un carro o a un camión. Solo se podría usar para la generación de energía que realiza la AEE.

“O tiene un liqueo el tanque que se están yendo 130,000 barriles de combustible o a la playa o al terreno o se están utilizando. ¿El problema es que hay un bajo reporte en la utilización del combustible?”, le increpó Rivera de la Cruz al funcionario.

“Yo entendería que sí, que se debe al reporte del combustible”, aceptó.

La situación llegó a tal grado que el comisionado expuso que el Negociado de Energía lleva un año observando problemas en la fiscalización del uso de combustible por parte de la AEE.

La ingeniera Mary Carmen Zapata, quien es subdirectora de Operaciones de la AEE, intervino para alegar que fue esta mañana que se enteró del problema que enfrentan, de una diferencia entre el combustible que compran y reciben con el que usan y le queda a los tanques.

“He advenido en conocimiento de esa situación esta mañana. Me comprometo a investigar el status de todo eso”, manifestó.

La funcionaria se comprometió a “cumplir con los requerimientos del Negociado”.

En el intercambio que se suscitó entre el comisionado y los funcionarios de la AEE se dejó claro que estas diferencias detectadas en los niveles de combustibles que se compran, se usan y sobran no afectaría el costo de la energía eléctrica que pagan los abonados.