La familia de Ángel Luis Cardona ha sentido mucha solidaridad y a la misma vez ha percibido una indignación general porque la vida de este hombre de 49 años acabó en su propia casa en medio de un robo.

“La solidaridad ha venido de todos lados. De los muertos la gente tiende hablar siempre bien, pero en este caso, la gente que lo conoció de verdad hablan con sinceridad sobre la clase de persona que era”, dijo Luis Colón, hijastro del occiso. “Era un hombre de mucha bondad y humildad. Por los que él quiere, daba la vida”, añadió.

El féretro de Cardona fu expuesto en capilla ayer en la tarde en la Funeraria González, en Arecibo. El sepelio será mañana a las 2:30 de la tarde.

Cardona era natural de Cabo Rojo, pero hacía más de 20 años que residía en Arecibo con su esposa Rosa Rivera, quien estaba presente cuando su esposo fue asesinado de un disparo en la cabeza.

La vecina de la pareja Elizabeth Rodríguez recordaba ayer los gritos de horror de su vecina el pasado sábado cuando ocurrió el asesinato en la misma habitación matrimonial.

Los esposos Cardona Rivera fueron víctimas de un robo domiciliario. Luego de cargar con $300 en efectivo y algunas pertenencias de esta pareja, uno de los tres asaltantes disparó contra Cardona, quien presuntamente no ofreció resistencia al robo.


“Esto ha sido algo tremendo. Los vecinos estamos que no podemos dormir. Ni mujeres ni hombres”, comentó Rodríguez, quien por más de 40 años ha residido al lado de Rivera.

Leticia Cardona, una de los seis hermanos de la víctima, dijo que su hermano siempre fue un buen hijo y que con ella se comportó como un padre.

La viuda señaló que Cardona quiso a sus hijos y sus nietos como si fueran de sangre. El matrimonio tenía 25 años de relación.

Rivera expresó que los compañeros de trabajo de su fenecido esposo, así como muchas otras personas de la comunidad, han reaccionados indignados por el crimen.

“Él se llamaba Ángel y era un ángel de verdad”, destacó Rivera.

Los nietos de Rivera consideraban a Cardona como su abuelo y ayer destacaron el buen humor con que siempre lo veían

“Él peleaba por nosotros. Él nos compraba todo lo que queríamos”, dijo René David Hernández Colón, el nieto de 12 años de la viuda.