Talentos y tecnología: Los mayores logros del Instituto de Ciencias Forenses en sus 40 años
La Dra. María Conte Miller comparte su mirada sobre la agencia que dirige ante el aniversario de su creación.

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Nota de la editora: Esta semana publicamos una serie de reportajes que cuentan la historia del Instituto de Ciencias Forenses a sus cuatro décadas de creación. Conoce los logros, la evolución y el trabajo de su gente.
Al conmemorar esta semana 40 años de haber sido creada por ley, el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) ha logrado estabilizarse en medio de la estrechez económica, la falta de personal y los estragos que dejó el huracán María (2017), donde la dependencia llegó a tocar fondo.
Ahora, el reto que se ha fijado su directora, la Dra. María Conte Miller, es realizar el proceso de autopsia y entregar un cadáver a sus familiares en un periodo de 24 horas. En la actualidad, este proceso se realiza en 48 horas.
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Los detalles los brindó Conte Miller en una entrevista concedida a Primera Hora en la que aceptó que el ICF llegó a los 40 años con un déficit presupuestario, pero no de la magnitud que le imputan los gremios sindicales. También explicó el proceso de remodelación que se lleva a cabo en el recinto con fondos asignados por la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) y la deficiencia de personal.

Creación y desarrollo
El ICF se creó a través de la Ley 13 de 24 de julio de 1985, conocida como “Ley del Instituto de Ciencias Forenses de Puerto Rico”, firmada por el fenecido exgobernador popular Rafael Hernández Colón. Su misión es “analizar evidencia científicamente para contribuir a esclarecer la verdad”, principalmente en casos criminales.
Entre otras cosas, los análisis forenses que aquí se realizan son capaces de determinar las causas de muertes y, en algunas circunstancias, quién pudo haberle quitado la vida a esa persona.
Conte Miller llegó a la agencia en el 1989 como patóloga forense. Dirigió el ICF bajo la administración de Luis Fortuño (2009 a 2012).
En el 2019, luego de que la agencia llevara años sumida en problemas, la exgobernadora Wanda Vázquez la designó nuevamente como directora del ICF. Tuvo que salir de su retiro, en el que laboró para una empresa dedicada a la patología forense, para aceptar el cargo.
En la actualidad, la funcionaria no sabe por cuánto tiempo más permanecerá en el puesto. Reconoce que es un cargo de confianza, por lo que “he aprendido a que no se planea mucho”. Indicó que todavía se siente saludable y con empeño de realizar sus funciones.
Una de las principales luchas que dio Conte Miller en estos pasados años como directora del ICF fue para sacar a la agencia del mando del Departamento de Seguridad Pública, ante quejas de que retrasaba el proceso de compras de equipo necesarios y otros asuntos presupuestarios. Ese paso se dio en diciembre del 2020.
Hoy en día, en el ICF “hemos visto un desarrollo. Yo te diría que es impresionante el desarrollo que ha tenido el Instituto y las ciencias forenses en general. Por ejemplo, en el caso mío, como patóloga, nunca anticipé que una autopsia se pudiera hacer de manera totalmente virtual. Es decir, hacer una autopsia sin tener que abrir el cadáver, para aquellos tiempos cuando yo me entrenaba y cuando me inicié en el instituto, era algo que ni siquiera uno se podía imaginar. Así que eso ha sido, para mí como patóloga, la mayor transformación tecnológica que he visto de cómo se hacía algo antes en la ciencia forense y cómo se hace ahora”.

La evolución ha sido tal, que en los pasados dos años han logrado ser reconocidos entre los mejores institutos de criminalística.
“En este momento, nosotros somos uno de los 15 mejores laboratorios del mundo, y no porque lo diga esta servidora, sino porque así ha sido reconocido por la Asociación de Laboratorios de Criminalística de Estados Unidos, que es la asociación que agrupa a todos los laboratorios de criminalística y que, anualmente, se hace un escogido de los mejores luego de que someten data de su trabajo, de sus estadísticas, de sus métricas. Someten más de 200 laboratorios. Ellos escogen un 7% y nosotros estamos en ese 7% ya por dos años consecutivos. Nosotros sí hemos sido pioneros”, aseguró la funcionaria.
Es poder tener acceso a la tecnología lo que Conte Miller ve como uno de los grandes triunfos que ha tenido el ICF en estos 40 años. Pero, no dejó a un lado haber dado paso a nuevas generaciones dentro de la agencia.
“Yo entiendo que no es la tecnología el mayor logro que hemos tenido, es la adquisición de talento de toda esa nueva generación. Cuando digo nueva generación, me refiero a esa nueva gente que hemos podido reclutar, que tiene ese gran talento, verdad, que combinado con lo que ya tiene la experiencia, aquí ha producido el tipo de trabajo que estamos haciendo ahora, que es reconocido. Ese es el secreto”, sostuvo.
En cuanto a la tecnología, la funcionaria destacó como un avance utilizar las pruebas de “Rapid DNA” para tratar de identificar a una persona con agilidad y para trabajar todos los casos criminales.
También expuso que cuentan con una máquina que escanea un cuerpo en 30 segundo y establece dónde están los impactos de bala, los daños o los traumas en un cadáver. El resultado que brinda es el que permite que patólogos contratados en Estados Unidos ayuden a realizar los análisis forenses.
Este contrato, que le cuesta a la agencia unos $500,000, se hace para cumplir con los requisitos establecidos por las acreditadoras de que cada patólogo realice entre 250 a 325 autopsia anualmente.
“La otra tecnología que también adquirió el Instituto, que también ha sido un antes y un después, pero en el campo del análisis de escena, es por el de la tecnología del faro o análisis tridimensional de la escena. Eso se pone una cámara que toma la escena en 360 grados, que tiene un software que puede hacer las medidas entre los diferentes objetos de la escena y eso tiene mucho valor demostrativo ante el tribunal”, contó entusiasmada.
En resumen, aludió a que “todas estas técnicas, en realidad, tienen un valor grandísimo a la hora de uno demostrar la objetividad con que se están emitiendo resultados dentro del campo de las ciencias forenses. Antes las ciencias forenses tenían mucho que ver con el juicio valorativo de la persona que hacía el análisis. El advenimiento de esta tecnología de última generación ha hecho la obtención de resultados mucho más objetiva y eso facilita, a su vez, el trabajo de evidencia en corte y la certeza con que el perito forense puede establecer unos resultados”.
Problemas presupuestarios
Pero, aunque el ICF ha dado grandes pasos para adquirir esta tecnología de avanzada, principalmente pagada con fondos federales, el dinero que se requiere invertir para el mantenimiento a estos equipos -y los nuevos reclutamientos que se han realizado para cumplir con las agencias acreditadoras- han roto el bolsillo de la agencia.
La situación ha llevado a que se opere con unos $2 millones en déficit. Al decir la cifra, Conte Miller rechazó que se trate de $6 millones como alegan las uniones de la dependencia y que el mismo se deba a problemas administrativos.
“Le estamos dando un buen servicio a la ciudadanía. Esos galardones no son para colgarlos en la pared. Esos galardones son la evidencia y la garantía de que nosotros somos responsables con la administración de nuestro presupuesto y de que le estamos dando el servicio a la ciudadanía que se merece”, afirmó.
Para lograr balancear el déficit, Conte Miller reclamó unos $30 millones en presupuesto, unos $9 millones adicionales al que operó en el pasado año fiscal. La cantidad asignada fue de $25,062,000.
Otra controversia que se señala en la actualidad contra el ICF es que ha puesto en vigor una renovación de su sede y que entre las oficinas nuevas está la que utiliza la directora.
Conte Miller explicó que estos arreglos se hacen con fondos cedidos por FEMA para la reconstrucción. Dejó claro que no pueden utilizarse para dar aumentos a los empleados o pagar por el mantenimiento del equipo tecnológico, que es de los mayores gastos que enfrentan.
Expuso que no solo su oficina se ha remodelado. Comentó que empezaron con la sala de autopsia, que se actualizó con una inversión de $4 millones. Luego, logró la asignación de FEMA con la que se han remodelado varias secciones, entre ellas el recibidor, la zona en la que están los patólogos, el sótano y el merendero.
“Yo no creo que tenga nada de malo tener las cosas bien puestas”, manifestó.