La actividad agrícola vuelve una vez más a ser uno de los sectores más vulnerables dentro de la economía a causa de los fenómenos atmosféricos que sacuden a la isla -como fue el paso de la tormenta Laura ayer sábado- cuyas lluvias y vientos repercutieron de inmediato en pérdidas de cosechas de plátanos, guineos, papaya, berenjenas y la producción de otros alimentos que se habían podido salvar con las inundaciones y ráfagas que provocó hace menos de un mes la tormenta Isaías.

Aunque las lluvias asociadas a la tormenta Laura se percibieron en varias regiones, el viento sostenido del fenómeno pareció afectar más a fincas ubicadas en el área sur, según pudo explicar a Primera Hora el secretario del Departamento de Agricultura, Carlos Flores, mientras se encontraba realizando un recorrido por varias tierras impactadas.

Sin precisar daños económicos estimados -pues ese cálculo está previsto a realizarse hoy por parte del personal de estadística de la agencia- Flores sí destacó que, según el análisis realizado por agrónomos en algunas de las ocho regiones agrícolas, la mayor cantidad de daños se percibieron en fincas de Salinas, Santa Isabel y Guayama, así como en municipios montañosos como Naranjito.

“Lo que ha ocurrido ahora es que las matas de plátano que quedaron en pie con la pasada tormenta (Isaías, cuyo impacto fue el 30 de julio) ahora con esta se cayeron. Ahora sí hubo daños pero no a la magnitud de la vez pasada que fue en toda la isla. Y mayormente fue plátanos, guineos y papaya”, dijo el secretario.

Las pérdidas estimadas en la producción agrícola con el paso de Isaías fue de $47.5 millones, según datos ofrecidos por Agricultura. El sector de mayor impacto fue el de plátanos, el cual representó un 69%. Le siguieron los sectores de guineo con un 20% y el café y ornamentales con un 3%. Mientras que los sectores de papayas, sandías, hortalizas, cítricas, yautías y ñames representaron 1% cada uno en el total de daños identificados.

Para entonces, las regiones de Lares Utuado y Caguas fueron las más daños que sufrieron.

En 2017, el huracán María devastó el 80% de los cultivos y el impacto económico en todo el sector agrícola sobrepasó los 1.8 billones, según datos ofrecidos por el Departamento de Agricultura.

Mientras, Flores confirmó que con la tormenta Laura también hubo daños para ganaderos dedicados a la industria de leche pues los efectos adversos de la tormenta provocaron la pérdida de miles de cuartillos que no pudieron ser recogidos por las inclemencias del tiempo.

“La oficina de reglamentación de la industria lechera emitió una orden suspendiendo el recogido de leche porque las plantas tuvieron problemas con enviar camiones tanques bajo la tormenta. Con la tormenta Isaías se pudo recoger el 40% de la leche porque se hicieron algunas rutas. En este caso se dio la orden de no levantar la leche”, expresó.

Aunque no ofreció estimado, se sobreentiende que fueron más de 400,000 cuartillos los que se tuvieron que decomisar pues ese fue el número ofrecido por miembros de la Oficina de la Reglamentación de la Industria Lechera (ORIL) el pasado mes de julio con el otro fenómeno atmosférico. La merma en ganancias se estimó en sobre $300,000.

El secretario sostuvo que la agencia responderá a los agricultores perjudicados para proveerles los recursos necesarios para que puedan comenzar a recuperarse. En sintonía estuvo la gobernadora Wanda Vázquez Garced quien en una conferencia de prensa en la que resumió los daños ocasionados por el fenómeno, indicó que los agricultores afectados por ambas tormentas pueden solicitar asistencia a través de los programas conocidos como “Regrow”. Sin embargo, ante el reclamo de que se promueva una cubierta de seguros para tormentas, dijo que es algo que se ha intentado pero que ha sido difícil porque no es costo-efectivo para las empresas de seguro en la isla.

Hablan los agricultores perjudicados

Entre los trabajadores de tierra que se vieron afectados con ambas tormentas se encuentra Ramón “Pirul” González quien estremeció a muchos seguidores de la plataforma Facebook con un vídeo en el que mostraba una cantidad enorme de las matas de plátano de su finca en Salinas tiradas en el piso.

“Aquí se fue el que no tenía racimo… el que se había salvado en la pasada tormenta Isaías, se lo llevó Laurita”, dijo el agricultor en el pequeño filme.

“Laura vino y remató lo que quedaba… vinieron unas ráfagas fuertes y se fue al piso las matas que estaban pariendo o a punto de parir”, dijo frustrado a Primera Hora al indicar que fueron los vientos registrados a las 2:00 de la tarde del sábado, los cuales alcanzaron las 70 millas por hora, los que echaron al suelo la cosecha que había podido rescatar hace un par de semanas.

En la finca se perdieron cerca de 50 cuerdas de platanal, un estimado de 1,000 por cuerda. “Mi inversión en esa tierra debe estar cerca de los $200,000 y lo peor es que no tenemos opción de recuperar nada porque al no ser huracán no lo cubre ningún seguro agrícola. Desgraciadamente, ningún secretario se ha preocupado por buscar que se pueda hacer una cubierta para tormentas. Es algo a lo que no se le presta atención. Y las ayudas que ofrecen para nosotros, en estas circunstancias, son superficiales y risorias”, dijo González quien vive apasionado de lo que hace pues es una empresa familiar con más de 100 años en el mercado.

Igual consternación tuvo José Araús, propietario de la Hacienda María Jimena, en Salinas donde perdió cosechas de berenjena y plátanos.

“Laura ha impactado demasiado fuerte al pueblo de Salinas. Sigue corriendo la agricultura sin vida. Mucha gente no se atreve a hablar por miedo, pero la verdad es que los agricultores, quienes trabajamos con el corazón puesto en nuestras fincas, hemos sido golpeados en los últimos años y no le importamos a nadie. Aunque seamos unos jíbaros hacemos una función importante en este país. Siempre hemos sido humildes y callados pero alguien tiene que decir lo que nos ocurre. Hemos sido azotados dos veces en menos de un mes y nadie viene del Departamento de Agricultura”, dijo el hombre con 32 años en la industria.

José Araús, propietario de la Hacienda María Jimena, en Salinas
José Araús, propietario de la Hacienda María Jimena, en Salinas (Suministrada)

Afortunadamente el sector del café no tuvo los problemas de inundaciones en las cosechas, como las que hubo con Isaías, pero apenas están delineando un plan de recuperación tras los daños ocasionados entonces. “No tenemos trabajadores para que recojan la cosecha y la temporada pico es ahora. Esa situación dificulta que podamos cuantificar los daños que hemos tenido y el proceso de solicitar ayudas”, dijo Iris Janette Rodríguez, presidenta de Pro Café y del sector de caficultores de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico.

Mientras, el ganadero Luis “Fonsin” Delgado, dueño de la Vaquería Delgado Inc. en San Sebastián, dijo que a pesar de que el fenómeno no causó daños mayores a los animales ni a la infraestructura, sí tuvo pérdidas pues tuvo que decomisar 6,805 litros de leche que la industria no recogió por orden administrativa.

“Entiendo que se les fue la mano porque pudieron haber realizado unas rutas y salvar parte de esa leche… para acá, por ejemplo, el día estuvo bonito y con todo y eso tuve que tirar por la charca de oxidación toda esa leche porque de las plantas llamaron para decir que no venían a recogerla”, dijo indignados el ganadero de 77 años y quien lleva más de cuatro décadas levantándose a las 3:00 de la mañana para ordeñar sus vacas.

Aprovechó el momento para levantar preocupación por el futuro de industria, al reclamar que las ganancias por producir leche fresca en la Isla están por debajo de los gastos de producción, lo que amenaza con destruir empresas longevas como la de él.

“Esto cada vez está peor. Cuando yo empecé para 1977 había casi 800 ganaderos. Ahora solo quedamos 226”, comentó.