El reconocido cirujano Enrique Vázquez Quintana, quien se retiró del quirófano en el 2013, sigue batallando a casi seis años de recibir una sentencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico que le imputa ocasionarle Alzheimer a una paciente que, tras operarla de tiroides y paratiroides en el 2000, resultó con deficiencia de calcio.

Este fallo judicial estuvo amparado en el testimonio de un perito estadounidense que fue llevado al Tribunal de Primera Instancia por la parte demandante, el cual luego pagó una cantidad de dinero confidencial para salirse del controversial caso que sobrepasa cualquier precedente médico a nivel mundial, pues no existe evidencia científica de que la hipocalcemia cause demencia.

Aunque el galeno espera la respuesta a una apelación presentada ante el Circuito de Apelaciones de Boston, tras demandar en el foro federal a siete jueces y al experto cuyo testimonio condujo al dictamen en su contra, su interés es presentar la amarga experiencia vivida con el propósito de que se mejore el sistema judicial del país.

Así surgió “Del Estrado al Banquillo de los Acusados”, el nuevo libro del exsecretario del Departamento de Salud, que consta de 40 capítulos donde plantea una severa crítica a la judicatura de Puerto Rico y los Estados Unidos.

“El libro es una reacción a una sentencia que emitió el Tribunal Supremo de Puerto Rico el 18 de diciembre de 2015, de que yo le causé demencia a una paciente en una operación del tiroides y paratiroides que resultó con el calcio bajo, y esa complicación de calcio bajo es inherente a este tipo de operación, no importa la experiencia del cirujano porque se debe básicamente a las variaciones anatómicas de esa región”, explicó el expresidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico.

Un caso sin precedentes

“La operé en junio de 2000, me demandó en 2001 por el calcio bajo. Entonces, el caso tardó 10 años en llegar al Tribunal de Primera Instancia que implica un sistema judicial de Puerto Rico totalmente ineficiente, que no ayuda a los ciudadanos; pasaron cinco o seis jueces y nunca se movió el caso para nada. Suena amenazante, pero realmente lo que quiero es que se mejore el sistema judicial de este país y el de Estados Unidos, pero allá no tengo como ayudar y aquí me va a dar trabajo”, expuso.

Destacó que, cuando comenzó el juicio en 2011, el esposo de la demandante testificó que, tras el procedimiento quirúrgico, su cónyuge estaba olvidadiza y que hasta intentó quemar su residencia, por lo que fue llevada a un CDT de Levittown a donde le diagnosticaron la enfermedad, por lo que comenzaron a darle medicamentos exclusivos para esa condición.

“Testificó un perito mío, un endocrinólogo graduado aquí, que tiene ‘grants’ de NIH (Institutos Nacionales de la Salud), y testificó que el calcio bajo puede dar desorientación o pérdida de memoria transitoria. Si le da calcio y vitamina D, y los síntomas desaparecen y los pacientes no se degeneran en demencia de Alzheimer”, recordó.

“Luego vino un perito americano que trajeron los demandantes, un especialista en cabeza y cuello de Connecticut y ese señor, en una entrevista que el abogado demandante, llevó a la paciente al vestíbulo del hotel de Isla Verde donde se quedaba el americano y con ese intérprete, él entendió que la señora estaba olvidadiza y al otro día testificó que el calcio bajo le causó pérdida de memoria a la paciente. Mi abogado le preguntó si tenía evidencia científica para confirmar su testimonio y dijo que no, y no es que no supiera, es que no existe en la literatura médica experimentos o artículos que indiquen que el calcio bajo cause demencia”, agregó.

Según Vázquez Quintana, la jueza de Primera Instancia validó el testimonio del perito estadounidense y le ordenó pagar $280 mil a la demandada.

“La jueza de instancia decidió que la paciente tenía Alzheimer, dice que el testimonio del americano era creíble y lo que se acostumbraba a hacer en la práctica de la medicina en esa época. Pero eso es un disparate craso, brutal y en esa decisión de Primera Instancia no aparece ni se menciona el testimonio de mi perito que fue el que dijo la verdad, pero el que más sabía de Alzheimer en esa corte era yo, porque mi esposa se había muerto de Alzheimer en el 2006″, argumentó el autor del libro “Quién eres tú”, basado en la experiencia con la enfermedad de su esposa.

De otra parte, el cirujano retirado sostuvo que el dictamen fue producto de un castigo por haber ganado un caso anterior contra una abogada y “eso creo animosidad de la jueza hacia mí”.

“En Primera Instancia, el abogado me preguntó si yo había demandado a una abogada y mi abogado no objetó y le contesté que sí, la demandé y le gané, me tiene que pagar $184 mil por daños económicos y emocionales y no ha pagado ni un chavo ni me va a pagar nada. Le puse una querella por conducta no ética, la suspendieron de la profesión por tiempo indefinido, pero la restituyeron antes de un año y seis semanas antes de la decisión final y firme de mi caso”, mencionó.

“Entonces, yo digo que cuando contesté eso creo animosidad de la jueza hacia mí, porque los jueces y abogados no conciben que un médico le gane una demanda a una abogada. Ella me puso una demanda frívola, sin justificación y le gané hasta el Tribunal Supremo de Puerto Rico”, acotó.

Tras recibir el fallo en su contra, Vázquez Quintana acudió al Tribunal de Apelaciones a donde recibió otro revés, y más adelante sucedió lo mismo en su intento de que el Tribunal Supremo revirtiera la decisión.

En el “Apelativo me pusieron $6 mil más de multa porque dijeron que la apelación mía era frívola. De nuevo, eso es abusivo. Voy al Supremo y en una decisión cinco a cuatro, confirman al Apelativo, dicen que yo causé demencia pero que no es Alzheimer’.

“Eso sí que es un grado de sutileza en el diagnóstico extraordinario que ni los mejores neurólogos del mundo pueden precisar en el paciente que tienen al frente, si tiene la demencia de Alzheimer u otra demencia de las que existen, y de 100 demencias, 80 son Alzheimer. O sea, que ellos saben tanto que los mejores neurólogos del mundo”, cuestionó al detallar la sentencia emitida el 18 de diciembre de 2015.

“Yo quiero probar que, por evidencia circunstancial, los tres tribunales lo que hicieron fue castigarme, humillarme, porque le gané una demanda a una abogada. Para ellos eso es imposible y los jueces se defienden unos a los otros. Por evidencia circunstancial hay mucha gente en la cárcel, porque a veces no han visto la pistola ni la bala, ni lo vieron accionándolo y está en la cárcel federal por evidencia circunstancial”, subrayó.

Así las cosas, el médico nacido en Ponce llegó hasta la corte federal a donde demandó a siete jueces; cinco del Supremo, uno del Apelativo y otro de Primera Instancia, además del perito que vino a mentir a Puerto Rico”.

“El caso le tocó a (al juez) Jay García-Gregory, quien desestimó el caso a favor del americano, que yo no tenía que ver nada con ese individuo, que no podía demandarlo por el artículo 18.02, que él venía como perito de los demandantes y a ayudar al tribunal, y eso está bien, pero no estaba autorizado a decir mentiras y ese artículo se usa para cualquier tipo de maldad que se le ocurra a un ser humano hacerle a otro, según las leyes de Puerto Rico”, resaltó.

“Acudí a Boston y nos mandó a negociar, fui a donde otro juez y el americano tuvo que transigir conmigo una cantidad que es confidencial, y no sé por qué, para salirse del caso. Se determinó que él había mentido porque no hubiese transigido conmigo. Después, el juez García Gregory contra José Alberto Morales y después contra otros seis jueces y yo objeté esa decisión y esa apelación está en el Tribunal de Boston, esperando que se resuelva”, agregó.

Aceptaría negociar

De otra parte, explicó que, según su apreciación, las posibilidades con el Circuito de Apelaciones de Boston son varias, entre las que detalla que podría o fallarle en contra o llevarlo a una nueva negociación.

“Me pudiera fallar en contra, pero sería descabellado que ellos también digan que yo le causé demencia a una señora. La otra es que nos manden a negociar y he dicho que aceptaría una negociación, pero que sea pública. Si es confidencial, pues también la acepto. Que me den un día en la corte federal con un juez americano, como hicieron con Aníbal Acevedo Vilá y con el alcalde de Yauco (Abel Nazario), porque aquí los jueces se conocen y actúan como una cofradía, se protegen”, sostuvo.

Su experiencia en un libro

Mientras espera por el resultado de su apelación, el galeno compiló varios artículos en un libro con el que pretende llevar un mensaje de cambio.

“Hice unos cuantos artículos, mientras esto ocurría del 2015 para acá, y los coloqué en este libro donde hablo de los problemas que tiene la judicatura en Puerto Rico y en Estados Unidos a donde el sistema está completamente politizado y eso hay que cambiarlo. Y de lo que me ha ocurrido a mí, salgan unos cambios a la forma en que se seleccionan los jueces en Puerto Rico y la forma en que se evalúan a los abogados. No puede ser que el Tribunal Supremo siga evaluando a los abogados porque los castigan y ellos le tienen miedo”, reiteró.

“La falta de acceso a la justicia la tienen los pobres, las mujeres, los niños, los discapacitados, los presos, las personas de edad mayor, porque los ricos se consiguen el mejor abogado y muchas veces salen bien y los pobres terminan en la cárcel, o yo que puedo pagar, no consigo abogado porque les tienen miedo a los jueces y a mí me violaron los derechos civiles. Quiero que esto bueno salga de este caso”, puntualizó.