Los veteranos líderes de manejo de emergencias y desastres en Puerto Rico, Epifanio Jiménez y Nino Correa, analizan el dantesco escenario que enmarca la caída de un condominio en Miami, Florida, y explican en qué consiste el heroico operativo de rescate durante este tipo de emergencias a la vez que aclaran que aún es posible encontrar a personas con vida.

El colapso parcial del condominio Champlain Towers South ha mantenido atónitos desde el jueves pasado a los rescatistas puertorriqueños, quienes han experimentado labores de respuesta y recuperación en tragedias ocurridas en la isla durante las pasadas décadas, incluyendo la explosión de la tienda Humberto Vidal, en Río Piedras (1996) o el fuego del Dupont Plaza en San Juan (1986).

En entrevista con Primera Hora, Jiménez destacó que, actualmente, los trabajos de búsqueda y rescate están centralizados en “localizar personas con vida”.

“Es difícil, muy difícil, pero no imposible y todo depende del espacio donde quede la persona pillada al momento del accidente. Pero lo cierto es que han habido casos de personas que han sobrevivido hasta cuatro y siete días después. En este caso particular, lo que dificulta la situación es que hubo un colapso en lo que le llaman ‘pancake’ y esto significa que cae una estructura encima de la otra y así consecutivamente”, explicó quien se desempeñaba como director estatal de lo que hoy se conoce como el Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (NMEAD) cuando ocurrió la explosión en el casco de Río Piedras en el 1996, una trageda en la que las labores de rescate y remoción de escombros se extendieron por un mes. La explosión de la tienda Humberto Vidal , provocada por un escape de gas, cobró la vida de 33 pesonas y dejó a otras 69 heridas.

A su juicio, en aproximadamente una semana las labores girarán a localizar cadáveres. “Pero, en este instante todavía existe la posibilidad de que haya vida y todo eso se puede ir constatando con unos equipos tecnológicos que tienen los muchachos de Florida, que son unos expertos en rescate e, incluso, han adiestrado a personal de Puerto Rico”, sostuvo al indicar que el equipo del estado de Florida ayudó a la isla durante la explosión de Río Piedras.

Puntualizó que sería “atrevido” de su parte estimar algún tiempo de trabajo en cuánto a búsqueda y rescate, pero insistió en que la movilización de maquinarias para extraer escombros debe comenzar en una semana.

“Tenemos que tener claro que aquí hay que velar también por las vidas de los rescatistas”, subrayó.

Por su parte, Correa -quien formó parte del grupo de 50 primeros respondedores que viajó a la ciudad de Nueva York a realizar trabajos de rescate tras el desplome de las Torres Gemelas durante el ataque del 11 de septiembre de 2001- resaltó que lo primero que lo primero que establecen los rescatistas cuando ocurren este tipo de tragedias es lo que se denomina la “hora de oro”.

Explicó que se trata de un plan inmediatamente ocurre la situación y el enfoque es delinear en un tiempo razonable la “zona caliente”, el número de personas afectadas, desalojo de edificios aledaños, entre otras acciones que eviten otras dificultades en el proceso de rescate.

Al igual que Jiménez puntualizó que mientras haya personas desaparecidas se limita el uso de maquinarias para no poner en riesgo la vida de las personas.

“Hay que hacer unos cortes limpios... sin martillar las estructuras porque la vibración puede hacer que el edificio se mueva y provocar que esa estructura sufra cambios y que donde están esas víctimas, si están atrapados o pillados, sufran”, explicó al agregar que también hay riesgo de que se provoquen fuegos, escapes de gas, entre otras complicaciones.

Precisamente, hoy trascendió que un fuego entre los escombros del edificio colapsado dificultaba el trabajo de los rescatistas en el condado de Miami, donde al momento se han registrado cuatro personas fallecidas y 159 desaparecidas, entre estos seis puertorriqueños. Las autoridades no habían podido identificar la fuente del siniestro para aislarlo, destacó la alcaldesa del condado de la ciudad de Surfside, Daniella Levine Cava.

Según la experiencia de Correa, este tipo de búsquedas y rescates se trabajan por cuadrantes. “Entra un grupo verifica y entra otro grupo y verifica”, resaltó al agregar que se utilizan en el proceso canes como herramientas de trabajo para olfatear a sobrevivientes.

Además, dijo, hay equipos con sensores de movimiento que permiten separar lo que es el ruido de exterior del interior.

Recordó, por ejemplo, como uno de estos aparatos se utilizó durante una labor de rescate de un ciudadano atrapado en un edificio de una universidad cuando ocurrió el terremoto de Haití (2010). Dijo que el sensor de movimiento permitió escuchar unos ruidos que hacía el hombre que quedó bajo los escombros de un edificio de cuatro pisos.

“Estas máquinas pueden definir respiraciones de las personas y, de hecho, las tenemos en Puerto Rico”, acotó al explicar que también hay disponible tecnología de cámaras con micrófonos que se pueden introducir en espacios pequeños para hablar con las víctimas.

“En Florida tienen todos estos equipos... ellos están entre los grupso elites a nivel mundo. Y aunque están contra el reloj tengo que decir que estamos confiados en el Señor que los muchachos puedan dar con estas personas lo antes posible... ellos no van a descansar en buscar a personas que tengan vida”, aseguró.

Mientras, Jiménez dijo que lo ocurrido en Miami deja de manifiesto la importancia de verificar los códigos de construcción que hay en Puerto Rico y las advertencias que expertos como el oceanógrafo Aurelio Mercado y el geomorfólogo José Molinelli han hecho durante años respecto a los riesgos que hay en la isla en algunas edificaciones.

“Aurelio y Molinelli llevan tiempo diciendo cuan vulnerables somos de surgir movimientos sísmicos y, sobretodo, en cómo hemos reducido las cosas con tanta construcción que de hecho hay hasta la duda de que de verdad seamos 100 x 35. Estas son cosas a las que el gobierno debe prestar atención porque se están levantando edificios y proyectos en lugares dónde no se debe y se les está dando la permisología... luego en un futuro pudiéramos estar viendo tragedias como estas de Miami”, dijo Jiménez.

En el caso del edificio colapsado en Miami, en los pasados días trascendió un informe del 2018 que advertía que el condominio tenía “daño estructural mayor” y que requería una reparación exhaustiva.

Ante lo ocurrido el gobierno local ordenó el sábado una auditoría de las inspecciones de todos los edificios de la zona por parte del Departamento de Regulación de Edificios del condado de Miami- Dade.

Según Prensa Asociada, la auditoría se enfocará en los edificios que tengan 40 años o más, para asegurarse que todos hayan completado la certificación y que hayan remediado todos los asuntos que se hayan encontrado en ese proceso. La auditoría tendrá que ser completada en 30 días.

También han contactado a las ciudades aledañas para recomendarles este proceso, en particular los que tengan edificios construidos por el mismo desarrollador que el que colapsó.