A dos semanas de que se cumplan 15 años de la trágica noche en que Lidia Pérez fue golpeada en el rostro por un bloque de cemento que impactó su auto tras ser lanzado al vacío por un adolescente desde un puente peatonal en el expreso Baldorioty de Castro, en jurisdicción de Isla Verde, la mujer revive la pesadilla con la desafortunada historia de la más reciente víctima de este tipo de acción criminal: una joven de 21 años que sufrió traumas similares en el mismo tramo vehicular.

“La historia de esta joven fue mi ‘wake up call’ esta mañana. Siento una tristeza y una frustración bien grande al saber que este tipo de situación siga ocurriendo… cada vez que esto ocurre es como revivir la pesadilla. Y es frustrante, sobretodo, porque no vemos respuesta del gobierno en muchos factores. Hay impunidad por todas partes y son tantas las barreras que dan ganas de llorar. Se trata de vidas y no debemos ofuscarnos en otra cosa que no sea salvar vidas”, detalló en referencia al caso de Michelle Rodríguez, una joven de 21 años que fue impactada en el rostro con un pedazo de cemento que cayó en su auto cuando transitaba por la Baldorioty de Castro, a la altura de la Avenida Fragoso.

Fue el 27 de septiembre de 2005 que Lidia, una reconocida relacionista profesional de la isla, atravesó el infortunado incidente en el que un bloque lanzado desde un puente, cercano a la altura de la Plaza de los Salseros, atravesó el cristal de su guagua y la golpeó en el rostro y manos. El cantazo fue tan fuerte que desfiguró su rostro y trituró dos de los dedos de su mano izquierda, le tumbó algunos dientes y fracturó la muñeca y el húmero de su brazo derecho. Lidia está viva de milagro. El joven de 15 años que fue identificado como autor de la agresión cumplió un día de cárcel y siete años en probatoria. Lidia nunca supo más de él.

Ha sido un trauma al que le ha dedicado muchos años de rehabilitación y en el que tuvo que someterse a nueve intervenciones quirúrgicas y cirugías plásticas. Pero también han sido 15 años de una nueva misión de vida para Lidia, quien a través de su historia ha creado conciencia en el gobierno del peligro que representan los puentes que no están cubiertos o protegidos por medidas de seguridad. También ha aunado esfuerzos por ayudar a otras víctimas que han atravesado situaciones similares.

“A esta muchacha la quiero ayudar. Quiero ir a Centro Médico y ver de qué forma puedo ayudar a su familia. Que sepan que no están solos. Que tenemos una historia en común”, expresó.

Las autoridades informaron que la joven permanece en el Centro Médico de Río Piedras donde sería sometida a una cirugía maxillofacial. Trascendió, además, que se presume que el objeto fue lanzado desde una cancha ubicada en el barrio Sabana Abajo, en Carolina.

Esta historia de terror la han vivido muchas personas en la Isla que han sido víctimas de inescrupulosos -en su mayoría jóvenes-, que en sus horas de ocio tienen como letal entretenimiento lanzar objetos contundentes, muchas veces desde puentes peatonales, a los autos que transitan por las vías públicas.

El expreso Baldorioty de Castro, la Ruta 66 y la PR-22, jurisdicción de Toa Baja, son otras de las vías en que se han reportado incidentes similares.

A raíz del caso de Lidia se creó la Ley 97 de 2012, la cual obliga al gobierno a rehabilitar y cubrir con mallas de seguridad los puentes de toda la isla. A partir de esta ley, el secretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas tiene la responsabilidad de colocar el cobertizo en estos lugares. En cambio, la gestión no se ha llevado a cabo en su totalidad.

De hecho, recientemente, el senador independiente José Vargas Vidot presentó un proyecto que busca que el DTOP rinda cuentas sobre la gestión que debe realizar a virtud de la Ley 97. “Pero en eso vinieron los terremotos y la pandemia y todo quedó en el limbo”, expresó Lidia.