Vilmarie Rivera Sierra se sintió “violentada” en el proceso de confirmación de su malogrado nombramiento, pero sostuvo que su mayor preocupación es el futuro de la Oficina de la Procuraduría de las Mujeres (OPM), una agencia que encontró prácticamente inoperante y estrangulada por la falta de recursos económicos.

“Es una forma de que las mujeres no tengan un espacio, un espacio luchado por las mujeres, que ha sobrevivido años, que ha defendido los derechos de muchas mujeres y que se ha convertido en un botín político”, dijo Rivera Sierra, quien la pasada semana le pidió al gobernador Pedro Pierluisi que retirara su nombramiento, en medio de cuestionamientos de sectores religiosos y luego de que el presidente del Senado, José Luis Dalmau Santiago indicara que la nominada no tenía los votos para pasar el cedazo legislativo.

Rivera Sierra dijo que en la vista pública ante la Comisión de Nombramientos del Senado presentó una radiografía de cómo había encontrado la OPM en el poco tiempo que estuvo allí desde que el gobernador envió su nombramiento al Senado el pasado 8 de enero. Destacó que desde la salida de la renunciante procuradora Lersy Boria, no se había reclutado a una persona que estuviera a cargo de las finanzas de la agencia.

“Tanto el manejo administrativo como fiscal de la agencia fue una de las cosas sobre las que levanté bandera inmediatamente porque entendía no era propio el que no hubiera una estructura para identificar fondos federales ni fondos para trabajar la diversidad de problemas que tienen las mujeres, no solo los problemas de violencia de género”, indicó Rivera Sierra en entrevista con Primera Hora.

“Había un desconocimiento también y fue algo que pude identificar sobre lo que es ese proceso de cómo se identifican los fondos y qué tipo de proyectos se pueden desarrollar más allá de los fondos que se recibían rutinariamente, que eran fondos de la Oficina de Violencia contra la Mujer (a nivel federal), fondos que llegan por fórmula para Puerto Rico. Se hablaba de que había una situación fiscal, que cada día tenían menos fondos, pero no se hacía un ejercicio para buscar fondos. Esa era una de las cosas que me preocupaba y que estaba dándole atención prioritaria para que pudiéramos desarrollar una unidad de recursos externos y desarrollar un plan”, abundó la ex directora del Hogar Mujer Santa María de la Merced para mujeres víctimas de violencia de género.

Añadió que llegó a identificar cinco propuestas que quedaron ahogadas dentro de la burocracia gubernamental.

“Eso fue lo que encontré y si a eso, le añadimos toda esta fuerte intromisión de algunos sectores conservadores religiosos que quieren tener control de todas las políticas públicas y los manejos (en la OPM), incluso, hasta siento que a veces utilizan ese poder que les da el ser líderes de estas denominaciones religiosas para negociar ciertas cosas. Eso me preocupa mucho y no debe ocurrir en nuestro país y va a hacer que cada día menos personas que como yo, dejen un trabajo para optar servir desde un espacio público a las mujeres, con este resultado de no tener un proceso justo de evaluación”, indicó.

“Me parece que algunos senadores y senadores no se tomaron el tiempo para estudiar y leer la ley orgánica (de la OPM) que establece que la nominada debe contar con una vasta experiencia y trayectoria en la defensa de los derechos y que tenga independencia de criterio”, sostuvo Rivera Sierra. Dijo que aunque ella reunía todos los requisitos, también percibió incomodidad de algunos sectores por tratarse de un cargo a 10 años para una estructura con poderes quasi judiciales y fiscalizadores que trasciende cuatrienios y el control político. “En ese sentido ven la estructura como una amenaza y algunos sectores no les resulta atractivo que la OPM pueda tener tantos poderes”, agregó.

Hizo un llamado a la Legislatura a que evalúe “de forma justa a cualquier persona que tenga las credenciales, la experiencia para ocupar cualquier puesto y que algún día puedan pasar más allá de las consideraciones políticas y ahora también de las consideraciones religiosas, para que puedan buscar puntos en consenso y mirar que este país tiene rostro de mujer y que las mujeres tenemos que tener mejores condiciones vida”.

Dijo que en el caso de las organizaciones feministas “hay mucho trabajo por hacer y mi llamado es que asumamos el trabajo que se supone que haga la OPM, el continuar siendo fiscalizadora, continuar levantando nuestra voz ante actos de injusticia y continuar garantizando y exigiendo que haya los recursos para garantizar la seguridad y la protección de las mujeres”.

En torno a su malogrado nombramiento, dijo que desde La Fortaleza se pudo haber hecho más. “Creo que no se hizo lo suficiente por defender el trabajo, yo fui la persona designada y le agradezco al gobernador que me haya tomado en consideración, que entienda que yo reunía todos los requisitos. Sí, tengo que decir, que el gobernador ni nadie de Fortaleza me preguntó nunca por mi ideología política. Él estrictamente siguió lo que dice la ley (de la OPM) y siempre me trató con mucho respeto, pero creo que, en el manejo con los senadores y senadoras y ante un gobierno compartido, requería tener un mayor diálogo de parte del Ejecutivo con la Legislatura para que se lograra el cometido, que era el tener una persona con la capacidad y experiencia para administrar esa oficina”, expresó.

Dijo que algunas senadoras que conocen de su trabajo y su compromiso de primera mano le han comunicado que lamentan mucho que “yo estuviera dentro de toda esta vorágine y que no se lograra el cometido, de ser confirmada”.

Reprochó que la rudeza del proceso la haya obligado a decir que profesa la fe católica, que su esposo es diácono y hasta revelar la historia de su hijo adoptado. “Tuve que divulgar una información que era estrictamente personal y que no se requería que yo tenía que divulgar. Lo hice sin ningún temor. No me avergüenzo de mi ideología religiosa, pero ciertamente fue duro porque uno expone a su familia. Hicieron un juicio sobre mi persona sin conocerme”, lamentó Rivera Sierra.

Relató que en el proceso de confirmación accedió a reunirse con miembros de la Fraternidad de Iglesias Pentecostales, “para aclararles sus dudas, pero no había forma, no entienden la OPM, lo que la ley orgánica requiere y que mis creencias personales son distintas a lo que eran mis funciones como procuradora”.

“Yo puedo tener unas creencias personales sobre un tema en particular, pero yo era la defensora de los derechos de las mujeres y el derecho del aborto es un derecho que tiene la mujer y ese derecho hay que defenderlo y eso es distinto a lo que yo pueda pensar de manera individual, pero en mis ejecutorias como procuradora yo tenía que defender el estado de derecho vigente y eso no hubo forma de que lo pudiera entender”, aseveró.

Llamado a la reflexión

Rivera Sierra dijo que en el proceso “hubo un grupo del sector religioso que pidió hasta que me excomulgaran y ciertamente eso crea mucho dolor porque en nombre de Dios se hacen barbaridades también”.

Sostuvo que no se debe hacer un juicio de una persona sin conocerla. “En esta Semana Santa les invito a hacer nuestros representantes del sector religioso conservador, de que antes de comenzar a mancillar reputaciones y a crear unas etiquetas sobre una persona se den primero a la tarea de conocerla porque el Dios que yo conozco no actúa de esa forma”, indicó.

Después de unas vacaciones para estar con su familia, Rivera Sierra dijo que continuará con su trabajo en contra de la violencia de género “desde donde Dios quiera ponerme y donde entiendan que yo pueda ser útil”.

Dijo también que continuará con otros proyectos que echó a un lado en enero cuando fue nominada a la OPM, como el libro Se cae de la mata, que está publicado, pero no llegó a presentar al público. “El libro no es sobre la violencia machista, es sobre una experiencia de vida y escribí sobre lo que aprendí de esa experiencia. Yo también soy neurocoach y lo utilicé como parte de mi proceso de sanación personal, pero también puedo ayudar a muchas mujeres que pasen por un proceso similar”, sostuvo.

Rivera Sierra subrayó que la violencia machista, que vuelve a ocupar nuestras portadas con el reciente feminicidio de una técnica de uñas en Aibonito, es un problema serio, dinámico y tenemos que hacer un análisis profundo caso a caso.

“En estos cinco feminicidios que han ocurrido (en lo que va de 2023) hay dos cosas que identifiqué: en tres de ellos, las víctimas son adultas mayores mujeres que están siendo asesinadas y en cuatro de ellos, se ha utilizado un arma de fuego y los asesinos, han tenido licencia de portación de armas. Estas son las cosas que se tienen que ir mirando desde la OPM, esos son los análisis que nosotros tenemos que ir haciendo, esas son las responsabilidades y los proyectos que tienen que salir de nuestra Legislatura para nosotros poder tomar acción y cambiar el rumbo, un análisis con perspectiva de género”, aseveró.

Reacciona Fortaleza

Sobre el malogrado nombramiento de Rivera Sierra, Sheila Angleró, secretaria de prensa de la Gobernación, expresó que “para el gobernador Pierluisi siempre es lamentable que un designado suyo no cuente con el aval de la mayoría en el Senado. Sin embargo, cuando eso ha sucedido el gobernador se ha ocupado de que la agencia u oficina continúe en funciones. Por el momento, la Oficina de la Procuradora de la Mujer continúa ofreciendo servicios de manera ininterrumpida, bajo el liderato de la subprocuradora, Madeline Bermúdez, mientras se evalúa una próxima designación”.