Guayama. “Yo creo que tenemos evidencia más que suficiente para prohibir que se nos siga intoxicando con estas cenizas”, afirmó este martes el doctor Gerson Jiménez Castañón al favorecer los proyectos del Senado que prohibirían la disposición de cenizas de carbón en Puerto Rico.

Jiménez Castañón, director médico del Hospital San Lucas de Guayama, participó en la vista pública realizada por la Comisión senatorial de Salud Ambiental y Recursos Naturales, en el Centro de Bellas Artes de este pueblo, donde ubica la planta Applied Energy Systems (AES), que produce energía mediante la quema de carbón.

“Estoy muy preocupado por la situación de salud potencial de estos ciudadanos que están expuestos a la contaminación con las cenizas producto de la quema de carbón de la planta AES”, afirmó el deponente en referencia a los vecinos más próximos a AES en Santa Ana, Miramar y Puerto de Jobos, entre otras.

El médico repasó varios estudios científicos que establecen la alta incidencia de ciertas enfermedades entre los guayameses, y que están relacionadas con la contaminación con metales pesados.

“La incidencia de cáncer de próstata más alta de Puerto Rico está en Guayama”, afirmó Jiménez Castañón, quien también puntualizó que en este municipio los niveles de cáncer se dispararon entre 2009 y 2011, y que los problemas respiratorios son comunes y severos.

Citando un estudio de la Universidad de Duke publicado en septiembre de 2015, destacó que la radiación de las cenizas es cinco o 10 veces más que el carbón original. En respuesta a la alegación de los dueños de AES de que las cenizas no son tóxicas, el médico señaló que “la contaminación depende de varios factores como el contenido tóxico, el tiempo de exposición y la masividad”, y que esta planta produce toneladas de cenizas diariamente.

También respondió al planteamiento de la planta de que sus trabajadores no están enfermos.

“El que trabaja allí trabaja protegido, pero los habitantes de toda esa región no lo están. El que trabaja allí está expuesto, a lo sumo, ocho horas por cinco días, pero los habitantes están expuestos 24 horas, siete días a la semana y 365 días al año. La exposición (de la gente) es más masiva, así que están más propensos a desarrollar las enfermedades producto de esta contaminación”, sostuvo.

Ese argumento lo refutaron tres empleados de AES, que acudieron a la vista junto a una veintena de compañeros.

Alexander Llaurador, mecánico y soldador de JC Mechanical, indicó que labora dentro de la planta y que las medidas de seguridad son estrictas.

“Estoy convencido de que al trabajar en esta planta alrededor de sus máquinas, dentro de la caldera, de la turbina y equipo estoy plenamente convencido que esta planta no representa ningún tipo de peligro a mi persona y por ende a la comunidad”, aseveró Llaurador.

Domingo Serrano Gual y José Luis Ortiz González, empleados de AES, afirmaron que ellos y sus familias no están enfermos.

“No hace falta ser médico para darse cuenta de algo lógico y visible: si los productos resultantes de la quema del carbón fueran tóxicos, los primeros que estarían enfermos seríamos nosotros y eso es de una lógica básica. Y les vamos a decir más, si esa toxicidad fuera real ya ambos no estuviésemos trabajando en la planta, no solo por nosotros sino por nuestras familias”, manifestó Ortiz González.

La Alianza Comunitaria Ambientalista del Sureste depuso a favor de la aprobación de las medidas y la comisión recibió otras ponencias por escrito. Integrantes de Transportistas del Sur, que son los camioneros que llevan el material a los vertederos, también estuvieron entre el público.

Los trabajos fueron liderados por el senador Carlos Rodríguez Mateo, presidente de la Comisión de Salud Ambiental y Recursos Naturales. Le acompañaron Nelson Cruz y Cirilo Tirado, y en un momento dado participó como oyente el alcalde de Guayama, Eduardo Cintrón.

La vista forma parte de la consideración del P. del S. 81, de la autoría del novoprogresista Larry Seilhamer; el P. del S. 123 del penepé Luis Berdiel y del independiente José Vargas Vidot; y el P. del S. 128 del independentista Juan Dalmau Ramírez, al que se unieron como coautores los populares Cirilo Tirado y Rossana López.