Vivir casi 100 años es toda una proeza, pero hacerlo de manera intensa, como don Manuel Andrés Pérez Sotomayor, es otro cantar.

A punto de completar un siglo en este plano, don Manolito -como le llaman- no solo ha hecho de todo, sino que aun brinda servicios a los demás y todavía tiene una extensa lista de cosas por hacer.

Pérez Sotomayor nació el 30 de noviembre de 1919, en el barrio Altozano en San Sebastián; pasó parte de su crianza en Añasco, pero lleva gran parte de su vida en Mayagüez.

Ha sido un trabajador incansable, desde veterano de la Segunda Guerra Mundial, jefe de colonos en la Central Igualdad, director de la Guardia Universitaria del Colegio de Mayagüez, comisionado electoral, director de la Junta de Inscripción Permanente y mucho más.

Pero a partir de 1996, cuando ya doblaba la curva de los 80 años, decidió sumar una experiencia más y convertirse en legislador municipal, puesto que todavía hoy, a los 99 años, ejerce a cabalidad.

¿Qué lo llevó a ser legislador municipal?

Ayudar al necesitado, con un alcalde (José Guillermo Rodríguez) que tenemos, que es muy bueno. Hay que ver la ayuda que le da a este pueblo. Aquí antes era un pueblo que no nos daban ayuda. Nunca tuvimos a alguien que nos ayudara, con la excepción de la gobernadora (Sila Calderón).

Don Manolito se faja trabajando como legislador municipal de Mayagüez.

A sus 99 años, ¿qué lo motiva a seguir sirviendo a su pueblo?

Hay cosas que todavía nos faltan por hacer, y eso es lo que estamos persiguiendo: ayuda a los demás, porque del gobierno que tenemos no viene.

Entre las múltiples propuestas que ha defendido desde la Legislatura Municipal, Pérez Sotomayor destaca los esfuerzos de la actual administración por respaldar a jóvenes mayagüezanos a terminar sus estudios universitarios.

 De caminar lento y firme, don Manolito siempre anda de punta en blanco, todavía conduce su auto y posee una memoria prístina, incluso mejor que la de muchos con 50 años menos que él. Enviudó hace 13 años, tiene tres hijas, 12 nietos, 28 bisnietos y un tataranieto.

Disfrutaba ir de caza. Tenía 21 armas de fuego, todas registradas, y las ha regalado, según reveló. Pero su otra debilidad, como él mismo lo describe, son las peleas de gallos, deporte que practica desde que tenía cuatro años y que defiende todavía, a pesar de la legislación federal que amenaza con desaparecer.

“Juego gallos hace 95 años. Mi padre me dio un ‘gallo giro’ y ahí empecé. Sigo jugando gallos todavía y lo seguiré haciendo hasta el día que me muera”, apuntó el nonagenario, quien asegura que el deporte no desparecerá a pesar de su aparente prohibición.

Su lucidez le permite diferenciar cómo ha cambiado Puerto Rico, especialmente en términos sociales y políticos. Pero siempre tiene presente para quién trabaja: el pueblo.

“¡La política de los años 90 era tan distinta! Era gente callada. Ahora estamos gritando, estamos pidiendo, para que nos den lo que verdaderamente necesitamos”, opinó.

¿Qué hace falta en la política pública de hoy?

Falta comprensión. No hay comprensión. En Puerto Rico se ha tomado la política como un medio de hacer dinero.

A pesar de su edad, don Manolito todavía tiene muchos proyectos en mente. Todavía le da forma, no a uno, sino a tres libros que espera verlos publicados antes de morir: uno sobre Mayagüez, otro sobre sus años en Añasco y el tercero, por supuesto, de la evolución del deporte de los gallos.

Incluso, como legislador municipal todavía tiene una agenda que quiere concluir antes de retirarse.

“¡Hay tantas cosas! Este pueblo tiene muchas necesidades. Principalmente, las carreteras estatales: la PR-103, la PR-108, la PR-138, la PR-356… todas esas carreteras están en tan mal estado que cuando las usamos, tenemos que hacer muchas curvas para evitar tantos hoyos”, sostuvo.

Su idea, según dijo, es llegar a los 100 años sirviendo a su gente, lo cual se completará en noviembre próximo. Pero, está convencido de que lo extenderá un poco más.

“Voy a estar hasta enero del 2021, que es cuando toma posesión la nueva directiva. Estoy satisfecho por lo que he hecho y por mis compañeros (legisladores). Son muy buenos y concientes de las necesidades del pueblo”, sentenció.