Ciudad de México. El nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, llegó el viernes a la capital mexicana para asumir uno de los puestos más importantes de la diplomacia estadounidense y que estaba vacante desde hace más de un año. Landau llega en un momento difícil en las relaciones entre ambos vecinos norteamericanos.

Landau sucede a Roberta Jacobson, la primera mujer embajadora de Estados Unidos en México, quien renunció y se jubiló en mayo de 2018.

“Llego con la mano extendida”, dijo a la prensa en el aeropuerto al arribar por la mañana. “Estados Unidos gana cuando hay un México próspero y estable, y México gana cuando hay un Estados Unidos próspero y estable”. La embajada no permitió preguntas de los periodistas.

México y Estados Unidos tienen fuertes lazos culturales, familiares y económicos. Estados Unidos adquiere aproximadamente 80% de las exportaciones mexicanas, que el año pasado tuvieron un valor aproximado de 358,000 millones de dólares, y en el primer trimestre de este año México fue el principal socio comercial de Estados Unidos por primera vez en la historia, por delante de Canadá y China.

Sin embargo, el nuevo diplomático llega tras meses de tensiones bilaterales en temas como migración y comercio.

México ha reprimido una ola de migrantes y solicitantes de asilo, en su mayoría centroamericanos, que atraviesan su territorio, desde que el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con imponer aranceles a las importaciones mexicanas. El número de migrantes que llegan a Estados Unidos y se topan con autoridades migratorias fue inferior a 100,000 en julio por primera vez en cinco meses, de acuerdo con cifras oficiales difundidas la semana pasada.

Los dos gobiernos evaluarán la situación el próximo mes.

Además, ambos países se encuentran a la espera de la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El Senado mexicano aprobó el T-MEC en junio, pero los legisladores estadounidenses aún no lo han hecho.

“Obviamente hay retos en la relación bilateral, pero son los retos... en cualquier relación tan cercana”, dijo Landau. “Nuestros países son socios, vecinos y amigos. Así es hoy y así será para siempre”.

Antonio Garza, quien fue embajador en México entre 2002 y 2009, dijo que Landau tendrá la asignación de trabajar con México en los mismos temas que constantemente son clave en las relaciones: comercio, inmigración y seguridad.

“Creo que en varios niveles, en diferentes momentos, ha habido más urgencia relacionada con cada uno de ellos”, dijo Garza. “Dicho eso, no creo que haya habido un momento más crítico en cuanto a urgencia en relación al comercio, inmigración y seguridad”.

Landau, casado y con dos hijos, es un abogado recibido en la Universidad de Harvard que ha litigado nueve casos ante la Corte Suprema de Estados Unidos y que trabajó para los jueces Antonin Scalia y Clarence Thomas a principios de la década de 1990, según la biografía provista por la embajada.

Aunque carece de experiencia diplomática, es hijo del diplomático de carrera George Landau, quien fue embajador en Venezuela, Chile y Paraguay. Landau nació en Madrid, asistió al American School de Asunción, Paraguay, y habla español con fluidez.

Garza dijo que crecer entre el servicio extranjero, y una familiaridad y afinidad con Latinoamérica, le harán bien a Landau, aunado a sus vínculos con Washington.

“Creo que tiene habilidades muy sólidas”, dijo Garza. “Una es la apreciación a la cultura, la segunda es el intelecto y la tercera es la relación que tiene tanto con la Casa Blanca como con el Departamento” de Estado.

Landau fue confirmado embajador por el Senado de Estados Unidos el 1 de agosto y fue juramentado el 12 de agosto.