Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco les aseguró a los feligreses en Nochebuena que Dios ama a todos -“incluso a los peores de nosotros”- durante la celebración del nacimiento de Cristo después de un año repleto de escándalos y oposición.

Mientras el coro entonaba el clásico “La Primera Navidad”, Francisco caminó por el pasillo central de la Basílica de San Pedro y descubrió una imagen del niño Jesús en el Nacimiento al pie del altar.

Francisco dijo que el nacimiento de Jesús, que los cristianos conmemoran en Navidad, es un recordatorio del amor incondicional de Dios por todos, “incluso los peores de nosotros”.

“Dios no te ama porque piensas o actúas de la manera correcta”, comentó. “Podrás tener ideas erróneas, podrás haber hecho un absoluto desastre, pero el Señor sigue amándote”.

Pero, al mismo tiempo, pidió a los feligreses permitirse ser transformados por el “loco amor” de Jesús y dejar de intentar cambiar a los demás.

“No debemos esperar a que nuestro vecino sea bueno antes de hacer algo bueno por él, o que la iglesia sea perfecta antes de que la amemos, o que otros nos respeten antes de servirles. Empecemos con nosotros mismos”, señaló.

Francisco ha enfatizado frecuentemente su llamado a la “conversión personal” durante su papado, con la creencia de que el cambio verdadero no puede imponerse desde lo alto, sino encontrarse desde el interior. De manera similar, ha criticado la actitud de los puristas que han arremetido contra su apertura a los homosexuales, los divorciados y los marginados.

Los críticos han aprovechado los escándalos financieros y de abuso sexual que han manchado el papado del argentino de 83 años.

Es posible que los escándalos sigan a Francisco en 2020, con la continuación de una investigación por corrupción en torno a cientos de millones de dólares en donativos a la Santa Sede y la divulgación de un reporte sobre lo que el Vaticano sabía sobre el excardenal Theodore McCarrick, quien fue excomulgado por abusar sexualmente de menores y adultos.

La misa nocturna del papa marca el inicio de una ajetreada agenda para Francisco, que incluye su homilía de Navidad, las oraciones de mediodía, la vigilia de Año Nuevo y la misa del 1 de enero.