Al menos 68 personas murieron el domingo en Gaza en uno de los ataques más mortíferos de la guerra, mientras que 15 soldados israelíes perdieron la vida el fin de semana.

Periodistas de The Associated Press en un hospital cercano observaron a palestinos desesperados cargar a los muertos, incluido un bebé, y a los heridos tras el ataque al campo de refugiados de Maghazi, al este de Deir al Balah. Una joven ensangrentada parecía atónita mientras revisaban su cuerpo en busca de huesos fracturados.

Entre los 68 fallecidos hay al menos 12 mujeres y siete niños, según las primeras cifras dadas a conocer por el hospital.

“Todos fuimos atacados”, dijo Ahmad Turokmani, quien perdió a varios familiares, entre ellos a su hija y su nieto. “No hay ningún lugar seguro en Gaza”.

El Ministerio de Salud de Gaza informó en un principio que el número de muertos era de 70. El ejército israelí no comentó por el momento.

Al acercarse la Nochebuena, el humo se elevaba sobre el asediado territorio, mientras que el silencio reinaba en Belén, Cisjordania, tras cancelarse las festividades. En el vecino Egipto, continuaban las labores tentativas para llegar a un acuerdo sobre otro intercambio de rehenes por palestinos detenidos en Israel.

La guerra ha devastado partes de Gaza, cobrado la vida de unos 20,400 palestinos y desplazado a casi todos los 2.3 millones de habitantes del territorio.

El creciente número de muertos entre los soldados israelíes, 154 desde el inicio de la ofensiva terrestre, podría socavar el apoyo público a la guerra, la cual se desató después de que milicianos encabezados por Hamás irrumpieron el 7 de octubre en el sur de Israel, donde mataron a 1,200 personas y tomaron a otras 240 como rehenes.

Los israelíes mantienen en buena medida su apoyo a los objetivos declarados por su gobierno de acabar con las capacidades militares y de gobierno de Hamás y liberar a los 129 rehenes restantes. Eso a pesar de la creciente presión internacional en contra de la ofensiva israelí y el elevado número de muertos y sufrimiento sin precedentes entre los palestinos.

Hamás cobra un precio

“La guerra nos cobra un alto precio, pero no tenemos más opción que seguir peleando”, dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una reunión de su gobierno el domingo.

En un discurso televisado a nivel nacional, el presidente israelí, Isaac Herzog, hizo un llamado al país a mantener la unidad. “Este momento es una prueba. No nos doblegaremos ni parpadearemos”.

Hay un descontento generalizado con el gobierno de Netanyahu, a quien muchos critican por no proteger a los civiles el 7 de octubre y fomentar políticas que permitieron a Hamás ganar fuerza durante años. Netanyahu ha evitado asumir la responsabilidad por los fallos militares y políticos.

“Con el tiempo, le será difícil a la ciudadanía ignorar el alto precio que está pagando, así como la sospecha de que los objetivos anunciados con tanto énfasis están lejos de lograrse, y que Hamás no está mostrando indicios de capitular en el futuro cercano”, escribió Amos Harel, comentarista de asuntos militares para el diario israelí Haaretz.

El domingo, las fuerzas israelíes dijeron que habían concluido el desmantelamiento del cuartel subterráneo de Hamás en el norte de Gaza, parte de un operativo para eliminar la maraña de túneles y matar a los comandantes de ese grupo armado, que según líderes israelíes podría tardar meses.

Continuaban las gestiones para lograr otra tregua. El domingo, el líder de la Yihjad Islámica, otro grupo que participó en el ataque contra Israel el octubre, Ziyad al-Nakhalah, llegó a El Cairo para conversaciones. Ese grupo dice que está dispuesto a liberar rehenes solo después de un cese de fuego. El líder de Hamás, Ismail Haniyeh, viajó hace unos días a El Cairo.

Expandir la ofensiva

La ofensiva israelí es ya una de las devastadoras en la historia reciente. Más de dos tercios de los 20,000 palestinos muertos han sido mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes.

El viernes, ataques israelíes sobre dos residencias en Gaza dejaron 90 palestinos muertos, incluidos decenas de miembros de una familia, según rescatistas y directivos de hospitales. Una de las viviendas, ubicada en Ciudad de Gaza, se convirtió en uno de los ataques más mortíferos de la guerra, luego de que 76 integrantes de la familia al-Mughrabi perdieron la vida, dijo Mahmoud Bassal, portavoz del Departamento de Defensa Civil de Gaza.

La Media Luna Roja Palestina dijo el domingo por la mañana que un niño de 13 años había muerto abatido por un dron israelí cuando estaba dentro del edificio del hospital de Al-Amal en Jan Yunis, donde según Israel se esconden líderes de Hamás. No se dieron más detalles.

Un ataque israelí durante la noche alcanzó una casa en un campamento de refugiados al oeste de la ciudad de Rafah, en la frontera entre Gaza y Egipto. Al menos dos hombres murieron, según periodistas de Associated Press en el hospital a donde fueron llevados sus cuerpos.

Por lo menos dos personas murieron y seis resultaron heridas cuando cayó un misil contra un edificio en el campamento de refugiados Buriej en el centro de Gaza.

Palestinos reportaron intensos bombardeos israelíes y disparos el domingo por la mañana en la localidad de Jabaliya, una zona al norte de Ciudad de Gaza que Israel había dicho tener bajo su control. La rama militar de Hamás dijo que sus combatientes habían lanzado proyectiles contra tropas israelíes en la localidad y el campo de refugiados de Jabaliya.

Israel ha recibido duras críticas internacionales por la creciente cifra de muertes civiles, pero Israel culpa a Hamás, señalando el uso por parte del grupo de zonas residenciales y túneles. Israel ha realizado miles de ataques aéreos desde el 7 de octubre, y afirma que ha abatido a miles de combatientes de Hamas, sin presentar evidencias.

También hay quienes acusan a las fuerzas israelíes de maltratar a hombres y adolescentes palestinos en viviendas, refugios, hospitales y otros lugares durante la ofensiva. Israel niega las acusaciones y señala que los que no tienen vínculos con grupos violentos son puestos en libertad rápidamente.

Hablando a la AP desde la cama en un hospital en Rafah tras ser liberado, Khamis al-Burdainy, de Ciudad Gaza, dijo que las fuerzas israelíes lo detuvieron luego que tanques y bulldozers destruyeron su casa parcialmente. Añadió que las tropas esposaron y le vendaron los ojos a los hombres.

“No dormimos, no nos dieron comida ni agua”, relató en medio de sollozos.

Otro palestino liberado, Mohammed Salem, de Shijaiyah, un vecindario de Ciudad de Gaza, dijo que las fuerzas israelíes le golpearon.

“Nos humillaban”, expresó. “Una mujer soldado le pegó a un hombre de 72 años”.

Presión internacional

El viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución diluida que pide acelerar la entrega de ayuda humanitaria para los civiles hambrientos y desesperados en Gaza y la liberación de todos los rehenes, pero no un cese de fuego.

No estaba claro en un principio cómo y cuándo se acelerarían las entregas de ayuda. Los camiones entran por dos pasos, el de Rafah, en la frontera con Egipto, y el de Kerem Shalom, en la frontera con Israel. Wael Abu Omar, vocero de la Autoridad Palestina de Cruces Fronterizos, dijo que 123 camiones con ayuda entraron a Gaza por el cruce de Rafah el domingo.

El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reiteró los pedidos de la ONU de una tregua humanitaria, añadiendo en las redes sociales que “la destrucción del sistema de salud en Gaza es una tragedia”.

Entretanto, el Comando Central de Estados Unidos reportó que un buque patrulla en el Mar Rojo interceptó el sábado cuatro drones lanzados desde zonas controladas por rebeldes hutíes en Yemen, que dos misiles de los hutis fueron lanzados contra rutas de navegación internacionales.

Los hutíes, que cuentan con respaldo iraní, dicen que sus ataques son en contra de barcos vinculados con Israel, en un intento por frenar la ofensiva israelí en Gaza.