ABUYA, Nigeria. Al menos 85 personas murieron tras un “erróneo” ataque de dron militar contra una aglomeración religiosa en el noroeste de Nigeria, según las autoridades. El presidente ordenó el martes una pesquisa sobre el último en una serie de errores en las zonas de conflicto en el país.

“Por el momento se han encontrado 85 cuerpos, mientras sigue (la) búsqueda”, indicó la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias en un comunicado que enumeraba niños, mujeres y ancianos entre las víctimas. Al menos 66 personas resultaron heridas, señaló la agencia.

Desde 2017, unos 400 civiles han muerto en ataques aéreos que según el ejército, iban dirigidos contra grupos armados en la letal crisis de seguridad en el norte del país, según la firma de información de seguridad SBM, con sede en Lagos.

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Las víctimas del último incidente estaban celebrando el feriado islámico por el cumpleaños del profeta Mahoma, el Mawlid al-Nabi. Murieron el domingo por la noche abatidos por drones “dirigidos contra terroristas y bandidos” en Tudun Biri, un poblado del estado de Kaduna, según funcionarios del gobierno y agentes de seguridad.

“La incidencia de ataques aéreos mal planteados está adquiriendo una escala preocupante en el país”, dijo Atiku Abubakar, ex vicepresidente de Nigeria y principal candidato de la oposición en las elecciones presidenciales de este año.

El ejército nigeriano suele realizar ataques aéreos en su campaña contra la violencia extremista y los ataques rebeldes que desestabilizan el norte de Nigeria desde hace más de una década, y a menudo sus operaciones dejan víctimas civiles a su paso. Docenas de personas murieron en enero en el estado de Nasaeawa, y otro incidente en diciembre de 2022 dejó docenas de muertos en el estado de Zamfara.

“Los terroristas a menudo se mezclan en los centros de población civil”, dijo el martes el mayor general Edward Buba, vocero del Mando de Defensa de Nigeria, en un comunicado sobre el último suceso.

Los analistas han expresado su preocupación en el pasado por la falta de colaboración entre las agencias de seguridad nigerianas y la ausencia de un proceso debido en algunas de sus operaciones especiales en zonas de conflicto.

Una gran preocupación ha sido la proliferación de drones en las agencias de seguridad nigerianas, donde “no hay un principio que determine cuándo pueden utilizarse”, según Kabir Adamu, fundador de Beacon Consulting, una firma de seguridad con sede en la capital nigeriana, Abuya.

El presidente de Nigeria, Bla Tinubu, ordenó “una investigación exhaustiva y completa sobre el incidente”. Sin embargo, a menudo esas investigaciones están envueltas en secretismo y sus resultados no llegan a hacerse públicos.

“El ejército se ve a sí mismo un poco sobre y por encima de la supervisión civil, como quien dice”, señaló Adamu.

En el incidente de Nasarawa en enero, en el que murieron 39 personas, la fuerza aérea nigeriana “proporcionó poca información y ninguna justicia” sobre lo ocurrido, según Human Rights Watch.

Esos episodios se ven facilitados por la falta de castigos para los oficiales o agencias que cometen el error, según Isa Sanusi, director de Amnistía Internacional en Nigeria.

“El ejército nigeriano se está tomando a la ligera la falta de consecuencias (...) y los civiles a los que se supone que deben proteger son los que pagan el precio de su incompetencia y de la falta de diligencia debida”, afirmó Sanusi a The Associated Press.