El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo este jueves que la escasez de alimentos “va a ser real” y que este es uno de los temas de los que ha hablado hoy con sus interlocutores en Bruselas.

“El precio de las sanciones no va a ser solo sobre Rusia, va a ser sobre muchos países, incluyendo los países europeos y nuestro país también”, apuntó el mandatario en una rueda de prensa.

Biden afirmó que habrá escasez de alimentos porque tanto Rusia como Ucrania han sido “las cestas de pan de Europa” y reveló que ha hablado con los líderes del G7 sobre cómo agilizar el comercio de trigo y “acabar con las restricciones comerciales” en el envío de alimentos al extranjero.

En concreto, indicó que Canadá y EE.UU., que son grandes productores de trigo, han conversado sobre cómo podrían incrementar sus exportaciones para aliviar la falta de alimentos en las naciones más empobrecidas.

Algunos países han impuesto restricciones a las exportaciones de algunos de los alimentos que producen, pero Estados Unidos les ha pedido que acaben con esas limitaciones ante la guerra en Ucrania.

“Estamos en el proceso de hablar con nuestros amigos europeos sobre lo que sería, lo que necesitarían, para aliviar esas preocupaciones relativas a la escasez de alimentos”, explicó Biden.

Casi desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero, la ONU y sus agencias han advertido de que la guerra puede suponer un golpe muy duro para numerosos países, dado el encarecimiento de los combustibles que ha provocado y porque tanto Rusia como Ucrania son dos de los mayores productores de cereales y de fertilizantes en el mundo.

Entre otras cosas, Rusia y Ucrania representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol y un 30 por ciento del de trigo.

Según la ONU, sólo Ucrania produce más de la mitad del trigo que usa el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia de la ONU que apoya a países de todo el mundo para combatir el hambre.

Además, hay 45 países de África y otras zonas que importan al menos un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia y otros 18 que compran al menos la mitad, entre ellos Egipto, la República Democrática del Congo, el Líbano, Siria, Somalia, Sudán o Yemen.