Londres. Las versiones de que el equipo del primer ministro Boris Johnson organizó una fiesta en un jardín mientras había una orden de confinamiento en Gran Bretaña se suma a una larga lista de acciones cuestionable que se achacan al gobernante.

A lo largo de su carrera como periodista y como político, Johnson ha sido acosado por denuncias de deshonestidad y posibles irregularidades. En una ocasión fue despedido por un diario por inventar una cita. Luego fue censurado por su Partido Conservador por mentir acerca de una relación extramatrimonial.

Johnson sobrevivió a esos escándalos. Pero el malestar aumenta en el propio Partido Conservador, donde se lo acusa de manejarse como si no tuviese que respetar las reglas de juego.

Algunos de los escándalos que enfrenta Johnson:

LAS CORTINAS

La remodelación de la residencia oficial de Downing Street donde vive Johnson generó denuncias de irregularidades. Se asignan 41,000 dólares anuales a los ocupantes de la vivienda para su remodelación, pero cuando la actual esposa de Johnson se instaló en la residencia, dispuso arreglos mucho más caros.

Sus colaboradores dijeron inicialmente que Johnson pagó esos arreglos de su bolsillo, pero luego se supo que los había costeado un magnate que dona dinero a los conservadores, David Brownlow.

Christopher Geidt, asesor de ética designado por Johnson, dijo que el mandatario no sabía de dónde había provenido el dinero hasta que se enteró por la prensa a comienzos del 2021, y que reembolsó los gastos. “Pagué todo. Cumplí con todos los requisitos”, declaró Johnson en abril.

Geidt dijo en mayo que no había habido irregularidades. Pero después de que circuló una conversación entre Johnson y Brownlow que daba entender que el primer ministro sí sabía de dónde provenía el dinero, Geidt expresó la semana pasada “mucha preocupación” ante el hecho de que no se le había suministrado esa información. Sin embargo, no alteró su conclusión.

Separadamente, el regulador político de Gran Bretaña, la Comisión Electoral, multó al Partido Conservador con 24,000 dólares en diciembre por no revelar en detalle el origen del dinero para la remodelación.

EL CABILDEO

En noviembre, la Comisión de Reglas de la Cámara de los Comunes dijo que el legislador conservador Owen Paterson debía ser suspendido por un mes tras ser hallado culpable de violar las reglas de cabildeo al hablar en nombre de dos firmas que le pagaban.

En lugar de apoyar la suspensión --como ha sido la práctica en casos previos--, el gobierno de Johnson ordenó a los legisladores conservadores que bloqueasen la medida y replanteasen la forma en que se manejan esos procedimientos.

Eso generó un gran malestar, de la oposición y también de los conservadores, y el gobierno dio marcha atrás al día siguiente. Paterson renunció y se convocó a una elección especial, en la que los demócratas liberales despojaron a los conservadores de una banca en lo que era un bastión suyo.

Johnson dijo por entonces que “el Reino Unido no es ni remotamente un país de corruptos”. Pero el escándalo de Paterson generó llamados a que se ajustasen las reglas sobre cabildeos y otras fuentes de ingresos de los legisladores. El esfuerzo tomó ímpetu al conocerse que un legislador había ganado 545,000 dólares un año como abogado mientras servía en el Parlamento.

Por ahora no se ha iniciado una investigación formal del asunto.

LAS FIESTAS

Las denuncias que más daño causaron fueron seguramente las de que Johnson y su equipo violaron reiteradamente las estrictas restricciones asociadas con el COVID-19. Todo empezó con la revelación de que un alto asesor de Johnson, Dominic Cummings, manejó 250 millas a la casa de sus padres para participar en una reunión familiar en marzo del 2020, en medio de una orden de no salir de la casa.

Johnson se negó en un primer momento a despedir a Cummings, pero luego se distanció de su colaborador, quien dejó el gobierno y ha pasado a ser un feroz crítico de Johnson. Cummings es uno de los que dicen que el personal del gobierno realizó una serie de reuniones que violaban las reglas de confinamiento, incluidas fiestas de Navidad en noviembre y diciembre del 2020 y una fiesta en un jardín en mayo del 2020 a la que fueron invitadas casi un centenar de personas. La prensa dijo que a esa fiesta de mayo asistieron Johnson y su esposa.

Johnson, quien en el pasado negó haber violado norma alguna, ofreció una disculpa el miércoles por asistir a la fiesta en el jardín, aunque sin admitir faltas.

Reconoció por primera vez haber ido a la fiesta, pero dijo que pensó que era una reunión de trabajo.

“Ofrezco disculpas”, expresó en la Cámara de los Comunes. “En retrospectiva, debía haber dicho a todos que entrasen”.

Unos 100 miembros del gobierno recibieron una invitación a “una reunión social guardando distancias”, a la que cada uno debía llevar tragos. Los asistentes de Johnson dicen que él no recibió esa invitación.

El líder opositor laborista Keiri Starmer afirmó que Johnson “dice puras mentiras” y que “se vio obligado a admitir lo que todos sabían, que mientras todo el país estaba confinado, él organizaba fiestas con bebidas en Downing Street”.

“¿Tendrá ahora la decencia de renunciar?”, acotó.