El conductor herido de un tren que se descarriló cuando iba a gran velocidad fue dado de alta del hospital donde se encuentra detenido en una estación policial mientras las autoridades se centran cada vez más en su culpabilidad del accidente que dejó 78 muertos y decenas de lesionados.

Francisco José Garzón Amo iba a comparecer ante un juez el domingo por la tarde, una esperada oportunidad para que dé una explicación sobre la causa del más mortífero accidente ferroviario que se haya registrado en España en décadas.

Garzón ha sido sometido a una severa indagación mientras la agencia ferroviaria nacional alega que era su responsabilidad aplicar los frenos antes de tomar una curva peligrosa cuando el tren se descarriló y chocó contra un muro. No está claro si los frenos fallaron o no los aplicó, y Garzón ha mantenido silencio hasta el momento.

"Existe una evidencia racional que nos lleva a pensar que el conductor puede tener responsabilidad", destacó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en declaraciones a los periodistas en el lugar del accidente cerca de un sitio de peregrinación, Santiago de Compostela.

Afirmó que ahora Garzón es objeto de sospecha de homicidio imprudencial. Las autoridades habían dicho previamente que fue detenido bajo sospecha de imprudencia.

En la estación policial, el ministro dijo que si Garzón desea dar declaraciones a la policía antes de comparecer ante el juez, se llamaría a su abogado.

Hasta el momento el conductor ha optado por usar su derecho constitucional de mantenerse en silencio "aunque podría cambiar de opinión", agregó.

Los restos del tren seguían cerca del lugar del accidente el sábado, mientras otros trenes de pasajeros pasaban a su lado. Se veían crespones de luto en la mañana por todo Santiago de Compostela y banderas a media asta. Alguien levantó un altar improvisado de flores en un puente sobre los rieles ferroviarios, con una nota que decía: "Estamos todos en solidaridad con la ciudad de Santiago".