El 29 de noviembre de 2014 el cuerpo de un menor de 8 años fue encontrado en un paraje cercano a Santa Croce Camerina (Sicilia). Una investigación concluyó que murió por asfixia por estrangulamiento y que el cadáver había sido arrojado a un canal conocido como Mulino Vecchio.

Los primeros días el caso se presentó como la desaparición de un menor: la madre, Verónica Panarello, acudió a una comisaría para denunciar que no sabía del paradero de su hijo y dio distintas versiones sobre lo ocurrido. Sin embargo, las cámaras de seguridad de la escuela y otros elementos de prueba descartaron que el menor hubiera ingresado al centro educativo aquel día, lo que abrió dudas sobre las versiones iniciales.

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Con el avance de las pesquisas, la atención judicial se centró en Panarello. Las pericias forenses determinaron que el niño había sido estrangulado, y la policía relacionó un vehículo vinculado a la madre con el lugar donde apareció el cuerpo. Esas evidencias, junto a inconsistencias en las declaraciones de la investigada, llevaron a su arresto en diciembre de 2014.

¿Qué decía la mamá del niño?

A lo largo del proceso, Panarello ofreció múltiples versiones. En distintos momentos dijo que el niño se había ahorcado accidentalmente con unas bridas (cables), que lo había dejado en la carretera y que luego lo encontró ya sin vida, y más adelante sostuvo que el padre del niño (su suegro, Andrea Stival) había sido el autor material del crimen y que ambos —ella y el suegro— habrían participado en los hechos. Los tribunales evaluaron esas declaraciones y las pruebas presentadas por la Fiscalía.

En primera instancia, el 17 de octubre de 2016, un juez de Ragusa condenó a Verónica Panarello a 30 años de prisión por homicidio y ocultamiento de cadáver; además ordenó indemnizaciones a las partes civiles reconocidas en el proceso. La sentencia fue confirmada en apelación y la condena quedó firme tras la intervención de la Corte de Casación.

El caso adquirió repercusión mediática en Italia y otros países por la naturaleza del crimen, las versiones contradictorias de la acusada y las consecuencias para la familia. En años posteriores, Panarello fue objeto además de procedimientos adicionales vinculados a la difamación contra su suegro por las acusaciones que formuló contra él; en algunos fallos se le impusieron penas suplementarias por calumnia.

¿Qué quedó probado en sede judicial?

La autopsia concluyó que el niño murió por asfixia por estrangulamiento y que su cuerpo presentaba signos de violencia. Las imágenes de las cámaras de seguridad y los testimonios recabados en la investigación contradijeron la primera versión de la madre sobre el supuesto ingreso del niño al colegio.

Con base en esas pruebas y en otras pericias, el tribunal consideró que había elementos suficientes para atribuir a Verónica Panarello la autoría del homicidio y la posterior ocultación del cadáver.

La condena a 30 años por el asesinato del niño fue confirmada en apelación y ratificada por la Corte de Casación, lo que dejó la sentencia firme. Posteriormente, la justicia italiana dictó resoluciones sobre responsabilidades civiles y sobre otras imputaciones por calumnia que implicaron decisiones judiciales adicionales contra Panarello.