El liberal Lee es elegido presidente de Corea del Sur
Conocido por su franqueza, su ascenso al poder da fin a meses de agitación política.

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SEÚL, Corea del Sur. Lee Jae-myung, quien salió de la pobreza infantil para convertirse en el principal político liberal de Corea del Sur con la promesa de luchar contra la desigualdad y la corrupción, fue elegido presidente el miércoles en unas elecciones que cerraron uno de los capítulos más turbulentos de la joven democracia del país.
Lee, de 60 años, candidato del Partido Democrático, de oposición liberal, tomará posesión del cargo más tarde el miércoles para un mandato completo de cinco años, sucediendo a Yoon Suk Yeol, un conservador que cayó tras su sorprendente pero breve imposición de la ley marcial en diciembre.
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No estaba claro si la elección de Lee provocaría algún cambio importante e inmediato en la política exterior de Corea del Sur. Lee, acusado anteriormente por sus detractores de inclinarse hacia China y Corea del Norte y alejarse de Estados Unidos y Japón, ha subrayado en repetidas ocasiones que la alianza de Corea del Sur con Estados Unidos es la base de su política exterior.
Los retos externos más difíciles que le esperan al nuevo presidente son la política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump y el avance del programa nuclear de Corea del Norte. Pero los expertos afirman que, sea quien sea el presidente, no podrá hacer mucho para garantizar un progreso significativo a favor de Corea del Sur en estas cuestiones.
A las 3 de la madrugada del miércoles, con más del 97 % de los votos escrutados, Lee obtuvo el 49 % de los votos emitidos, mientras que su principal rival conservador, Kim Moon-soo, quedó rezagado con el 41.6 %, una diferencia de más de 2.5 millones de votos que era imposible de superar matemáticamente.
Las encuestas previas a las elecciones llevaban tiempo sugiriendo que Lee parecía encaminarse hacia una victoria fácil, aprovechando la profunda frustración del público con los conservadores tras la debacle de la ley marcial de Yoon.
Incluso antes de que se declarara oficialmente la victoria de Lee, Kim reconoció su derrota y dijo a los periodistas que “aceptaba humildemente la decisión del pueblo” y felicitó a Lee.
Anteriormente, Lee se presentó ante miles de seguidores que lo vitoreaban en las calles de Seúl. No reclamó oficialmente la victoria, pero reiteró sus principales objetivos políticos, como revitalizar la economía, promover la paz con Corea del Norte y aliviar la división interna.
“Avancemos con esperanza y empecemos de nuevo a partir de este momento”, dijo. “Aunque hayamos estado enfrentados durante algún tiempo, incluso aquellos que no nos han apoyado siguen siendo nuestros conciudadanos de la República de Corea”.
Diplomacia pragmática
Lee, que fue gobernador de la provincia de Gyeonggi y alcalde de la ciudad de Seongnam, ha sido una figura muy controvertida en la política durante años.
Lee, un antiguo niño trabajador conocido por su inspiradora historia de éxito, saltó a la fama por sus duras críticas al “establishment” conservador del país y sus llamamientos a construir una Corea del Sur más asertiva en política exterior. Esa retórica le ha dado la imagen de alguien capaz de llevar a cabo reformas radicales y solucionar la profunda desigualdad económica y la corrupción del país.
Sus detractores lo consideran un populista peligroso que se basa en la división política y se retracta de sus promesas con demasiada facilidad.
En materia de política exterior, Lee se ha comprometido a llevar a cabo una diplomacia pragmática. Ha prometido consolidar la asociación trilateral entre Seúl, Washington y Tokio, una postura que no difiere mucho de la posición defendida por los conservadores de Corea del Sur.
Afirmó que buscaría mejorar las relaciones con Corea del Norte, pero reconoció que sería “muy difícil” celebrar una cumbre con el líder norcoreano Kim Jong Un en un futuro próximo. Esto indica que es poco probable que Lee emprenda medidas drásticas para mejorar las relaciones con Corea del Norte.
Los expertos afirman que Corea del Sur no tiene muchas opciones diplomáticas para hacer frente a las subidas de aranceles de Trump y a sus exigencias de que Corea del Sur pague más por el coste de la presencia militar estadounidense, así como a la búsqueda desenfrenada de armas nucleares por parte de Corea del Norte. Los expertos afirman que esto ha llevado tanto a Lee como a Kim Moon Soo a evitar revelar objetivos ambiciosos en materia de política exterior.
Paik Wooyeal, profesor de la Universidad Yonsei de Seúl, afirmó que los estrategas de política exterior de Lee entienden que Corea del Sur no puede hacer mucho para lograr la desnuclearización de Corea del Norte. Paik señaló que Lee tampoco comparte el fervor nacionalista coreano del expresidente liberal Moon Jae-in, que se reunió con Kim Jong Un en tres ocasiones durante su mandato entre 2017 y 2022.
Repercusión de las subidas arancelarias
El Gobierno de Lee aún podría verse envuelto en “pequeñas fricciones” con la Administración Trump, mientras que un Gobierno de Kim Moon Soo, que da prioridad a las relaciones con Washington, probablemente ofrecería más concesiones a Estados Unidos, afirmó Chung Jin-young, exdecano de la Escuela de Estudios Internacionales Pan-Pacíficos de la Universidad Kyung Hee de Corea del Sur.
Chung predijo que Lee no podrá adoptar medidas demasiado drásticas en materia de política exterior y seguridad, dado que los mercados financieros y de divisas del país son vulnerables a tales cambios.
Lee ha predicado paciencia con respecto a la política arancelaria de Trump, argumentando que sería un error apresurar las negociaciones en busca de un acuerdo temprano con Washington.