París.- La elección de Barack Obama como el primer candidato de afroestadounidense que llega a la Casa Blanca desató una ola mundial de admiración, esperanzas de cambio e incluso una estima renovada hacia Estados Unidos, tras los enconados odios despertados en muchas partes del mundo por el gobierno del presidente George W. Bush.

En Europa, algunos ligaron el miércoles la ascensión al poder de Obama con los primeros pasos que dio en la Luna el astronauta Neil Armstrong, la liberación de Nelson Mandela y la caída del muro de Berlín, momentos de giro en el devenir humano.

El presidente de Kenia, la nación africana donde nació el padre de Obama, declaró un feriado nacional en honor de Obama y en todo el continente africano hubo gente que permaneció en pie toda la noche o se levantó antes del amanecer del miércoles para estar atenta a las elecciones estadounidenses.

En Londres, un muchachito camino de la escuela daba puñetazos al aire mientras gritaba "?Obama! ?Obama!". En la aldea japonesa de Obama, los lugareños se pusieron a bailar al ser declarada la victoria del senador.

Empero, los festejos quedaron con frecuencia empañados ante la creencia de que un hombre de 47 años y con limitada experiencia gubernamental encara ingentes desafíos globales, como las guerras de Irak y Afganistán, los planes nucleares de Irán, el conflicto del Medio Oriente y la contracción económica global.

"Esto es como la caída del muro de Berlín multiplicado por 10", comentó a la radio la ministra francesa de los Derechos Humanos, Rama Yade, quien también es de origen africano. "Estados Unidos ha vuelto a ser el Nuevo Mundo".

"Esta mañana todos queremos ser estadounidenses, para poder compartir este sueño que se desarrolla ante nuestros propios ojos", agregó.

En Gran Bretaña, el diario The Sun parafraseó a Armstrong cuando se posó en la Luna en 1969 al describir la elección de Obama, "un paso gigantesco para la humanidad".

"?Precisamente cuando tenemos que encarar juntos desafíos monumentales, su elección despierta esperanzas enormes en Francia, Europa y el resto del mundo!, dijo el presidente francés Nicolas Sarkozy en una carta de felicitación enviada a Obama.

El ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radek Sikorski, habló de "un nuevo Estados Unidos con un nuevo crédito de confianza en el mundo".

"Se trata de un acontecimiento enorme para todos nosotros", dijo John Wood, ex embajador de Nueva Zelanda en Washington. "Debemos confiar y rezar porque el presidente Obama pueda avanzar de forma constructiva y en beneficio de todos nosotros".

Empero, Shoshana Bair, una judía ortodoxa de 27 años que regenta una institución médica de beneficencia en Jerusalén, teme que Obama se alíe con los palestinos y que Israel se vea presionado para hacer "concesiones territoriales sin recibir nada a cambio, junto con la división de Jerusalén", cuya parte oriental reclaman los palestinos como capital de su futuro estado.

En el mundo árabe el escepticismo continuó siendo la nota dominante. En algunos lugares, la gente se inclinó a favor de un Estados Unidos menos combativo y más equilibrado, con el reconocimiento de que Obama dará prioridad a los intereses de su país.

Algunos expresaron esperanzas en el mundo musulmán de que el demócrata busque más las negociaciones que la confrontación. El gobierno de Bush disgustó a los musulmanes al maltratar a prisioneros en Abu Ghraib y en Guantánamo, violaciones de los derechos humanos que fueron condenadas en todo el mundo.

En Sydney, los australianos colmaron un salón de fiestas en un hotel. Los observadores, muchos de ellos en países donde la idea de que un miembro de una minoría resulte elegido gobernante es impensable, hubo expresiones de asombro y satisfacción de que Estados Unidos pudiera superar siglos de conflicto racial y elegir a un afro-estadounidense como presidente.

"Esto muestra que Estados Unidos es de verdad una sociedad diversa y multicultural, donde el color de la piel realmente no importa", dijo Jason Ge, estudiante de relaciones internacionales en la Universidad Pekín en China.